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Jueves 24 de septiembre de 2020
Pesadilla en Brasil: dos autogoles liquidan a Colo Colo y se enreda en la Libertadores
Nefasta presentación del Cacique en el Arena da Baixada: remató una vez al arco de Athletico Paranaense (en los descuentos), sufrió los tantos de Campos y Suazo, más el desgarro de Mouche. De fútbol poco y de lamentos mucho.
Si el primer tiempo de Colo Colo ante Peñarol había sido malo, el registrado ante Athletico Paranaense fue muchísimo peor.
Casi una pesadilla.
Nada podía resultar bien si Pablo Mouche, el jugador de más jerarquía, el hombre convocado para solucionar todos los problemas, se desgarra a los tres minutos.
Y todo podía ser peor si un par de minutos después, el equipo chileno comienza en desventaja… ¡por un autogol! Felipe Campos saltó al primer palo para despejar un lanzamiento de esquina, pero terminó peinando el balón y desubicando a Brayan Cortés.
¿Hasta ahí las calamidades blancas? No: al rato, Gabriel Suazo dejó la pelota en su propia casa después de un tibio despeje del meta chileno a un remate de Leo Cittadini.
Si el Cacique no recibió más goles fue porque Athletico Paranaense bajó el ritmo. Aun así, Erick y Pedrinho se perdieron el tercero en forma inexplicable: en el área blanca y sin ningún tipo de marca.
No es que Colo Colo dejara sin custodia exclusivamente la zona de riesgo. Los dueños de casa se movieron con libertad en todos los rincones de la cancha. El cambio de esquema (tras el descanso, Gualberto Jara dispuso una línea de tres centrales), transformó lo que era una paliza futbolística en un trámite solo favorable para el furacão.
Tanto así que el meta dueño de casa no tuvo ninguna intervención de riesgo. De hecho, la primera vez que tocó la pelota fue a los 39' y después de un inútil centro de Ronald de la Fuente.
Pasan los días, pero el fútbol de Colo Colo parece no avanzar. Si a la vuelta del receso, en el 2-3 ante Santiago Wanderers, los blancos mostraban problemas severos, en el Arena da Baixada se repitieron. Poca elaboración, inferioridad en todos los duelos, nulo protagonismo ofensivo, descoordinación en la presión alta, descuido en los balones detenidos.
El triunfo sobre Peñarol abrió una ventana de ilusión. Paranaense la convirtió en espanto.
El juego de la semana que viene, ante los mirasoles, será el todo o nada.