Señor Director:

Algunos columnistas y editoriales se han extrañado de que una ley encaminada a debilitar nuestro sistema previsional, como es la del retiro anticipado del 10% de los ahorros, haya terminado mejorando la imagen de las administradoras de esos recursos.

Pero sobre la campaña sostenida durante tantos años para desprestigiar el sistema —no más AFP, ni un peso más para las AFP y tantas otras— se impuso la fuerza de una realidad innegable: los afiliados se dieron cuenta de que los fondos eran de su propiedad, que se habían multiplicado hasta por tres veces como resultado de las inversiones y que las AFP habían logrado pagar, en 10 días, a casi 9 millones de afiliados los US$ 9.000 millones que habían solicitado, vendiendo los activos correspondientes de modo de no afectar el valor de los fondos.

A quienes añoran el viejo sistema de reparto, sus impulsores deberían explicarles que en dicho sistema no podrían haber retirado fondos, porque sus ahorros se habrían gastado en pagar las pensiones de otros, y no se habría acumulado rentabilidad, sino por el contrario, una deuda pública gigantesca, ya que las contribuciones no son suficientes para pagar las pensiones. Se dieron cuenta también de que empresas privadas de giro único debidamente reguladas son más eficientes que “entes estatales” monopólicos para administrar los recursos previsionales de los trabajadores.

Guillermo Arthur Errázuriz
Presidente Federación Internacional de AFP (FIAP)