El Mercurio.com - Blogs : Los países donde el covid-19 se está ramificando como una crisis de liderazgo
Noticias
Domingo 03 de mayo de 2020
Los países donde el covid-19 se está ramificando como una crisis de liderazgo
La pandemia ha profundizado los problemas de Jair Bolsonaro en Brasil, mientras Pedro Sánchez no ha logrado sellar una anhelada tregua en España y Donald Trump ve en sus errores su principal debilidad en su campaña para la reelección.
En los años 70 el politólogo estadounidense John Mueller conceptualizó el efecto “rally 'round the flag” (“unirse en torno a la bandera”) para hablar sobre el fenómeno de los gobernantes que consiguen un alto —aunque efímero— apoyo ciudadano durante periodos de crisis internacionales o guerras. Es lo que ocurre hoy en la mayoría de los países, donde la pandemia del coronavirus ha provocado una súbita alza en la popularidad de los gobiernos. Pero existen varias excepciones, en las que la respuesta errática a la emergencia del covid-19 por parte de algunos mandatarios ha terminado profundizando las crisis de liderazgo en esos países.
Latinoamericanos en la cuerda floja
El caso más claro de un liderazgo contaminado por la crisis sanitaria es Brasil. El Presidente Jair Bolsonaro, quien minimizó la amenaza del covid-19, enfrenta su momento más difícil en sus 16 meses de gobierno luego de que en apenas dos semanas perdiera a dos de sus ministros más respetados y populares: el titular de Salud, Luis Henrique Mandetta, apartado de su cargo por oponerse a la idea del Presidente de relajar las medidas de distanciamiento social, y el de Justicia Sérgio Moro, quien renunció acusando al mandatario de “interferencias políticas” en el Poder Judicial y la policía.
Con más de 6.700 muertos por covid-19 en Brasil, Bolsonaro administra la crisis sanitaria enfrentado con gran parte de los gobernadores y, sin mayoría propia en el Congreso, bajo la amenaza de que las denuncias de Moro se materialicen en un pedido de impeachment que podría apartarlo del poder.
“El deterioro del liderazgo presidencial en Brasil venía desarrollándose desde antes de la llegada del coronavirus. Sus relaciones con el Congreso, la Corte Suprema y muchos miembros de su propio gabinete venían erosionándose durante meses. Pero el virus ha acelerado y profundizado virtualmente cada problema de su gobierno”, destaca Peter Hakim, presidente honorario del Diálogo Interamericano. “La discusión sobre el juicio político es cada vez más fuerte. Mientras más aumente la cifra de muertes por coronavirus, y mientras más empeore la economía, el desempleo y la pobreza, le será más difícil para Bolsonaro gobernar”, añade.
La pandemia también está poniendo a prueba al Presidente Andrés Manuel López Obrador en México. Las primeras declaraciones del mandatario izquierdista, quien llamaba a “abrazarse, que no pasa nada” o resaltaba que los mexicanos son “muy resistentes a todas las calamidades” y que hay que “tener mucha fe porque no nos van hacer nada los infortunios”, dieron la sensación de que no entendía qué pasa realmente. Tampoco existe mucha claridad respecto a su respuesta económica: ha insistido en que llevará a cabo su prometida Cuarta Transformación, pero las agencias calificadoras ya rebajaron la nota crediticia de México y los expertos hablan de un escenario muy complicado en la medida en que el coronavirus golpea a sectores clave, como el petróleo, el turismo, el comercio y el envío de remesas desde EE.UU.
Aunque con 46% de respaldo la popularidad de López Obrador se mantiene relativamente alta, la tendencia es a la baja y ya ha caído 8 puntos en un mes.
“Todavía los mexicanos aprueban el gobierno de AMLO, quizás porque es una persona que parece agradable y que es capaz de conectarse con los mexicanos comunes, o tal vez porque no ha emergido un liderazgo muy serio que desafíe a su gobierno. La coronacrisis, sin embargo, será muy difícil para él y le hará daño a su gobierno si no muestra liderazgo propio y hay una recesión prolongada”, dice Hakim.
Riesgo electoral para Donald Trump
Para el Presidente de EE.UU., Donald Trump, la crisis sanitaria tiene el potencial de poner en riesgo su reelección en noviembre. El mandatario ha sido muy criticado por su respuesta tardía a la amenaza, que en un comienzo minimizó, y ha tenido enfrentamientos con gobernadores y con los asesores médicos de la misma Casa Blanca respecto a la necesidad de mantener las medidas de aislamiento social.
Buscando mostrar soluciones y apresurar la reapertura de la economía en un año electoral, Trump ha promocionado fármacos no probados en el tratamiento del coronavirus, como la hidroxicloroquina, pero sus sugerencias han sido repetidamente matizadas por el encargado del gobierno en la lucha contra el covid-19, Anthony Fauci. Y sus apariciones diarias, lejos de ayudarlo, han provocado polémicas como cuando comentó las propiedades de desinfectantes o de los rayos UV para acabar con el virus.
La repercusión electoral de su gestión todavía no está clara: una encuesta reciente del Centro de Investigaciones Pew reveló que el 65% de los estadounidenses considera que Trump reaccionó “demasiado tarde” al coronavirus, pero mantiene 44% de popularidad.
“La evaluación sobre las acciones de Trump respecto al virus continúan reflejando la profunda división partidista en EE.UU. A pesar de todo, la mayoría de los estadounidenses están fuerte y apasionadamente a favor o en contra de Trump”, explica Stephen Wayne, cientista político de la Georgetown University. “Hay un consenso de que Trump valora más la recuperación económica que las implicancias a la salud de volver a trabajar pronto. La mayoría de los expertos en salud están en desacuerdo, pero ellos no están compitiendo por la reelección. Si se encuentra un medicamento en los próximos meses que mitigue el efecto del virus, Trump se recupera electoralmente”, añade.
La débil tregua europea
La crisis del coronavirus ha obrado algunos “milagros políticos” en Europa, como la conformación de un gobierno con plenos poderes en Bélgica tras 454 días con un ejecutivo en funciones o un pacto no escrito de unidad nacional en la siempre turbulenta política italiana.
Pero hay excepciones, como España, donde el virus no ha logrado aplacar la tensión política sobre el gobierno de Pedro Sánchez, una coalición de izquierda entre el PSOE y Unidas Podemos. La pronunciada escalada del coronavirus —España es el segundo país con más casos y el cuarto con más víctimas— ha resaltado los errores del Ejecutivo en la entrega de cifras y la compra de test defectuosos a China.
Según un estudio de Metroscopía, el 51% desaprueba la gestión del gobierno sobre la pandemia, frente al 39% que la apoya, y según otro sondeo de GESOP, la popularidad de Sánchez cayó desde 44 a 30% en el último mes.
“Hay críticas objetivas razonables: se tardó un poco en reaccionar, se hicieron muy pocos tests, faltó material sobre todo para el personal sanitario, la coordinación con las Comunidades Autónomas dejó mucho que desear. Pero hay que reconocer que todos los gobiernos del mundo han tenido que ir improvisando sobre la marcha ante una pandemia desconocida y con un mercado sanitario saturado”, comenta Cesáreo Rodríguez-Aguilera, académico de la Universidad de Barcelona, quien recalca que “las oposiciones (de derecha como el Partido Popular o los nacionalistas de Vox) están teniendo una actitud muy poco constructiva y cooperativa”.
En Francia, por otra parte, Emmanuel Macron invocó la “unión sagrada”, un eslogan de la I Guerra Mundial, para anunciar las restricciones por el covid-19, pero solo el 39% de los franceses —el menor índice en Europa— aprueba la gestión del gobierno frente a la pandemia.