Señor Director:

Un hombre de mi edad pide ayuda (carta de ayer) para que le ayuden a conseguir sus remedios para la diabetes, porque él no puede ir y porque desde el hospital no pueden llevarlos a su casa.

En España surgieron jóvenes que se ofrecían para hacer este tipo de tareas. ¿No habrá en Chile algunos jóvenes que pudieran ofrecerse para llevarles lo que necesiten a estos ancianos recluidos en la soledad? Es una idea que pudiera echarse a andar: grupos de jóvenes dispuestos a servir a nuestros mayores, ángeles provisionales para alargar la esperanza de nuestros queridos viejos.

Soy viejo y estoy en cuarentena por llegar de España hace una semana. Cuando la termine, me ofrezco a encabezar esta tarea que hoy sugiero a los que puedan y quieran.

Jesús Ginés Ortega