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Editorial
Jueves 02 de abril de 2020
La pandemia en la historia
Todas las grandes epidemias han producido cambios en la cultura y las costumbres.
Uno de los hitos que marcan el inicio de las civilizaciones en la historia del hombre es el nacimiento de las enfermedades virales asociadas a la convivencia de las primeras tribus con animales domésticos. La vida de los gérmenes infecciosos en el cuerpo humano es una realidad que nos acompaña desde ese momento. El destacado científico e historiador de la biología Jared Diamond, quien habló recientemente para este medio, recordó aquellas premisas que lo han convertido en una autoridad mundial gracias a sus diversas investigaciones. A su juicio, los gérmenes fueron el regalo mortal del ganado, pues la viruela, la gripe, el sarampión y el cólera, enfermedades que han causado estragos a lo largo de la historia, incluso hasta hoy, son todos males que evolucionaron desde los animales hacia el hombre, y que ahora permanecen —paradójicamente, dice el científico— alojados en nuestro organismo casi en forma exclusiva respecto del resto del reino animal. Desde un punto de vista evolutivo, dichos gérmenes han encontrado ahí su mejor ambiente para mutar y reproducirse.
Hoy esa dinámica que creíamos era parte del pasado, al menos en Occidente, ha vuelto a revivir con particular agresividad con el covid-19, epidemia viral aparentemente nacida de ferias de animales salvajes en Wuhan y cuya expansión tan universal no se veía por lo menos desde 1919, con el caso de la llamada gripe española, cuyos récords de mortandad y aflicción de los sistemas de salud aún están lejos de ser igualados por la actual pandemia. Solo en Chile murieron en esa ocasión más de 40 mil personas en un año, aproximadamente el uno por ciento de la población del país en esa época. La relativa escasez de información y noticias sobre el evento que existía a nivel mundial hace 100 años —solo periódicos en una población con altos índices de analfabetismo— hace una diferencia relevante con la actual situación, en que la gente sigue minuto a minuto la evolución de la pandemia.
Es un hecho —que a veces las personas ignoran— que las enfermedades infecciosas son tan importantes para comprender el desarrollo social como las crisis económicas, las guerras o los cambios demográficos de cualquier civilización a lo largo de la historia, y la nuestra no será una excepción. Tampoco hay novedad en las estrategias de sanidad que se deben seguir para mitigar el daño que producen, pues las medidas de aislamiento social y las cuarentenas fueron puestas en práctica por primera vez de manera consciente, y como una forma embrionaria de política de sanidad pública, durante el siglo XVII, con motivo de la gran mortandad producida por un rebrote de la peste bubónica en Venecia. Ello y los fundamentos de la epidemiología, que nació como ciencia durante el siglo XIX, son las herramientas básicas para enfrentar el desafío actual.
Por último, todas las grandes epidemias han producido cambios importantes en la cultura y las prácticas de las personas, influyendo a menudo incluso en la conducta moral que adopta la sociedad afectada. Muchos usos y costumbres que se han naturalizado en la vida diaria y que pasan inadvertidos, como las formas de saludar o de comer, están moldeados por preceptos que pudieron tener un origen ancestral en alguna crisis epidémica que los convirtió en códigos morales y de higiene pública.