El estallido social puso en la mesa una agenda pro-reformas para el Gobierno. En el sector Salud se encuentran ingresadas varias iniciativas que buscan reformar el sistema: Mejor Fonasa (y creación de un Plan de Salud Universal), Seguro Catastrófico, Clase Media Protegida, e isapres. Ahora, una mirada de largo plazo que logre integrar los proyectos de ley se hace necesaria.
Existe bastante consenso entre políticos, expertos y la población en relación a que se quiere un solo sistema de salud. Sin embargo, respecto de cómo configurar globalmente un nuevo sistema para Chile, existen visiones que divergen entre sí.
Delinear la discusión respecto de la configuración de un nuevo sistema de salud es crucial para que el proceso tenga el mejor resultado a largo plazo. Un primer paso es lograr acuerdos en relación con los principios que buscamos que el sistema cumpla. Segundo, se debería realizar un ejercicio de diagnóstico sobre cuál es el punto de partida de la salud del país. Por último, identificar las herramientas correctas y etapas para lograr los principios escogidos considerando la evidencia internacional.
Respecto de los principios y el diagnóstico, la principal falencia del sistema de salud actual es la inequidad que existe en el acceso a salud de calidad por parte de la población como un todo.
Fonasa, bajo un modelo de seguro nacional de salud, o de National Health Service (NHS) como en Inglaterra o Italia, se encuentra en una situación compleja. El problema más marcado y visible son las listas de espera, a las cuales se ha atribuido la triste cifra de alrededor de 25 mil muertes. La OCDE, en su reciente informe 2019, muestra al país como uno de los peores respecto de este indicador. Midiendo el promedio de días de espera para cirugías electivas de catarata, cadera y rodilla, estos alcanzan los 119, 433 y 861 días, respectivamente. Contrasta notoriamente con otros países, como Holanda, que consistentemente se encuentra entre los mejores en el ranking, con un promedio de 43, 51 y 53 días, respectivamente.
La falta de acceso oportuno, entre otras razones, ha llevado a que en el período 2000-2017 se haya casi duplicado el porcentaje de personas del grupo más pobre de Fonasa (A) que acude a prestadores privados para acceder a un especialista (8,9% a 16,7%, Casen). Las restricciones de uso de la modalidad libre elección para este grupo implican que deben desembolsar la totalidad del precio de la prestación, lo que impacta fuertemente en el presupuesto de estas familias.
Ante este panorama, resulta de segundo plano que se utilice para defender dichos sistemas el concepto de eficiencia en los gastos de administración o manejo del uso innecesario de servicios, como lo han hecho algunos sectores.
La población beneficiaria de las isapres disfruta de varios privilegios, reflejo de un sistema segregado, para los sanos y ricos. No exento de problemas (entre otros, discriminaciones por género, edad y preexistencias), el acceso resulta básicamente inmediato para cuidado de calidad.
Sin desconocer la importancia y cualidades del seguro público, y entendiendo los puntos favorables del sistema privado, cabe preguntarse: ¿y si lo bueno del sistema privado se hiciera accesible para todos? ¿Qué herramientas nos permitirían lograr un mejor sistema de salud? La creación de un Plan de Salud Universal que incluye medicamentos es un primer paso importante que ha esbozado el proyecto de un Mejor Fonasa y que debe extenderse a las isapres. Sin embargo, bajo las regulaciones actuales, el acceso seguiría segregado dependiendo del seguro. Para garantizar un acceso equitativo y justo, habría que abrir el sistema, eliminando la declaración de salud. Adicionalmente, la inclusión de todos necesitaría un soporte financiero para los pobres y enfermos. La recolección de contribuciones progresivas relacionadas con el ingreso e impuestos generales en un fondo mancomunado único y la entrega de compensaciones por riesgo permitirían dicha inclusión de la forma más eficiente.
No debemos dejar de lado un cambio profundo al Fonasa y su rol de financiamiento, así como a los prestadores, tanto públicos como privados. Una vez acordado esto, luego se pueden revisar las características, con o sin fines de lucro, de las entidades que convivan en el sistema.
Para lograr un sistema integrado, equitativo, justo y eficiente, sería difícil hacerlo mediante la destrucción de Fonasa o las isapres. El país debe pensar en lograr los principios que se esbocen usando las fortalezas del sistema de salud actual y construyendo a partir de aquello.
Francesco Paolucci
Universidad de Newcastle y Universidad de Bologna
Josefa Henríquez
Universidad de Bologna