En un cuartel de Jacksonville, Florida, la detective Clarkson (Jennifer Esposito) interroga a una nerviosa y alterada mujer que cuenta una historia difícil de creer para cualquiera, pero más para una funcionaria experimentada y desconfiada.
Este es el comienzo de “La posesión de Mary”: el relato de Sarah (Emily Mortimer), que junto a sus dos hijas, una adolescente, Lindsey (Stefanie Scott), y otra una niña, Mary (Chloe Perrin), aparecieron en un bote de goma y a la deriva.
Los que no aparecieron son los hombres a bordo: su esposo, David (Gary Oldman), y su ayudante y mano derecha, Mike (Manuel García-Rulfo).
Sarah, entre sudores y con voz entrecortada, cuenta la historia de la película y se remonta unos meses atrás, cuando David se cansó de ser empleado de un flota de barcos turísticos y por 260 mil dólares, pagados a plazos, compró en una subasta un antiguo yate de origen alemán y de 36 toneladas de peso, donde podía realizar su sueño: ser capitán de su propio barco.
En la subasta, eso sí, sintió una sensación extraña y envolvente, porque él quería comprar la embarcación, sin duda alguna, pero se diría que el yate quería ser comprado por alguien como David.
Sarah, la esposa rescatada, dice con voz cavernosa una frase para el bronce: “El mal necesita un cuerpo para existir”, lo que deja atolondrada a la detective Clarkson.
En el cine ha habido y habrá casas, edificios, libros, autos, muñecas y barcos embrujados, y en este caso la situación se hace muy clara porque David decide realizar una travesía por los alrededores marítimos, para probar la fortaleza y reparaciones de “Mary”.
Viaja el grupo familiar, más Tommy (Owen Teague), el novio de su hija mayor, y Mike, la mano derecha. Salen de Florida rumbo a las Bahamas, por las islas Ábaco y luego hacia las Bermudas, para una trayectoria que se interna, para más remate, en el fatídico Triángulo de las Bermudas.
¿Qué hace Emily Mortimer, protagonista de una historia tan delicada como “La librería” de Isabel Coixet, en una película de esta laya? Un caso de profesionalismo extremo, probablemente.
¿Y por qué Gary Oldman, ganador del Oscar al Mejor Actor por “Las horas más oscuras” (2017), aceptó el papel del capitán? La respuesta, según cuentan, es que reemplazó de urgencia a Nicolas Cage, el protagonista original.
La película no escatima crujidos inexplicables, puertas que se abren solas, malos sueños, figuras vagas que se cruzan por el fondo, pisadas húmedas sobre el piso y algo muy tradicional: Mary, la hija chica, en vez de tomar sol en cubierta, prefiere el encierro y el dibujo de manchas negras y figuras feas.
Los que han visto películas de terror planas, simplonas y baratas, o sea el mundo ancho y entero, saben muy bien de qué se trata: “La posesión de Mary” es una micro de recorrido y un viaje sin misterios.
“Mary”. EE.UU., 2019. Director: Michael Goi. Con: Gary Oldman, Emily Mortimer, Stephanie Scott. 85 minutos. Mayores de 14. En cines.