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Cartas
Sábado 09 de noviembre de 2019
Presa en Vicuña Mackenna
Señor Director:
Quisiera comenzar diciendo de antemano que estoy de acuerdo con las demandas del pueblo, que siento que son muy justas en todo su fondo.
Dicho eso, escribo esta carta para tratar, a través de mis palabras, de dar un grito de auxilio. Vivo en el cuadrante Vicuña Mackenna, avenida Rancagua, Diagonal Paraguay, avenida Bustamante, y desde el 18 de octubre estoy encerrada en mi departamento, limitada en mi libre tránsito, todos los días con protestas, que de pacíficas no tienen nada, escuchando gritos, insultos, bombas, incendios de micros, saqueos de bombas de bencina a media cuadra de mi casa. Me han limitado todos mis espacios. No puedo trabajar, trabajo entre 10.00 a. m. y 14.00 p. m.; después la calle Vicuña Mackenna es tierra de nadie, sin semáforos, gente protestando, bombas constantemente, por lo que nos debemos encerrar.
Presos en nuestro departamento junto a mi familia, aspiramos humo y gases lacrimógenos todos los días, y todo el día, por los remanentes de la batalla del día anterior. Golpes, gritos, incendios, cacerolas, todos los días.
Destrozaron el Café Literario, donde mis hijas retiraban libros y eventualmente estudiaban. Quisieron quemar la iglesia de la Asunción y le prendieron fuego. ¡Ahí no pude más!, y fui sola a enfrentar a estos jóvenes y no tan jóvenes para defender el único espacio de paz y reflexión que me quedaba. Traté de botar las tablas incendiadas y se me tiraron encima, amenazándome de que me tirarían piedras si insistía en apagar el fuego. Para un cristiano como yo este es un espacio de encuentro con Dios. No es perfecta la Iglesia de hoy, pero es mi espacio.
Para mí esto es lo más parecido a una guerra. Y al que me critique lo invito a vivir un día en mi casa.
De solo escribir estas palabras me emociono. No entiendo. Mi país destruido, las calles rotas, jóvenes plagados de odio. Me impresionan los carabineros, que enfrentan insultos, provocaciones, agresiones y no pueden hacer nada. Cómo tan injusto.
Han sido los años de abusos que ha cometido la clase política, ellos son los responsables de lo que hoy vivimos.
Sinceramente no sé qué más decir. Me duele mi país, me duele lo que está pasando, no lo puedo entender.
Pido un poco de cordura, las demandas ya están escuchadas, no se puede pedir y recibir todo. Vamos paso a paso, volvamos a la normalidad para trabajar y levantar este mi país y el país de todos, por favor.
Patricia Corominas