Señor Director:

"Primero los pobres", y que el Estado se ocupará de disminuir las desigualdades y no se condenará "a quienes nacen pobres a morir pobres". Estas expresiones, dice "El Mercurio" de ayer, fueron formuladas por el nuevo Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, al asumir su cargo.

Ojalá que estas expresiones remezcan y calen hondo en nuestra clase política y en nuestros gobernantes, a quienes los dramas de los niños y niñas pobres les siguen siendo ajenos y creen que se resuelven con el eslogan de los niños primero, con comisiones y mayor burocracia, y con aumentar los subsidios fiscales a los centros privados colaboradores del Sename.

Siguen ignorando que en Chile tenemos 1,2 millones de niños y niñas pobres, muchos de los cuales viven en ambientes de violencia social, carentes de oportunidades de todo tipo y recibiendo una educación parvularia y escolar pública de pésima calidad, lo que les condena de por vida a seguir siendo pobres, marginados y discriminados.

Ignorando que en el país hay 1,2 millones de niños pobres, nuestras autoridades plantean, como un gran logro, un presupuesto para 2019 que contempla cerca de $220 mil millones para los programas destinados a la infancia (US$ 330 millones). No ignorando, en cambio, que en el país hay 1,2 millones de estudiantes en la educación superior (universitaria y técnico-profesional), el presupuesto para 2019 contempla cerca de 1,3 millones de millones de pesos (US$ 2.000 millones) para financiarles la gratuidad. Claramente, los niños y niñas pobres siguen estando al último, en el vagón de cola, pues no representan un problema político ni electoral... hoy.

Víctor Pérez Vera
Exrector de la Universidad de Chile