Señor Director:

El periodismo está un poco confundido con este tema, tanto en su moralidad como en su impacto económico.

El derecho de propiedad siempre debe prevalecer por sobre la obligación de pagar impuestos. Los ciudadanos no somos administradores transitorios de dineros fiscales respecto de los cuales debamos rendir cuenta, sino que tenemos el derecho de apropiarnos y beneficiarnos del producto de nuestro trabajo o inversión, y por eso el pago de impuestos es de derecho estricto. No existen impuestos por analogía, y recurrir al espíritu de la ley para obligar a pagar impuestos es improcedente, más todavía es invocar una obligación moral de hacerlo. Los periodistas bien remunerados de la TV, que sientan que se paga poco impuesto en Chile, siempre pueden donarle plata al fisco. Lo que es incorrecto es abstenerse de hacerlo mientras no lo haga el resto.

El fisco es un socio de nuestros negocios sin aportar capital. Como tal, se aprovecha de las utilidades y debe soportar las pérdidas. Cuando una persona hace un negocio malo, solo le queda un activo, que son sus pérdidas, y las puede aprovechar él perseverando en ese negocio o en otro, pero también -hasta antes de que la codicia estatal rompiera el equilibrio económico entre utilidades y pérdidas- podía vender esas pérdidas para que otro las aprovechara. Desde un punto de vista contable, no había perjuicio fiscal, porque siempre esas pérdidas serían compensadas con utilidades y descontarían impuestos; desde un punto de vista moral, era un premio de consuelo para el emprendedor sin éxito, que podría recuperar algo de la pérdida que generó su aventura vendiéndosela a un emprendedor exitoso.

El Estado rompió este equilibrio, y hoy gana cuando usted tiene utilidades y se resiste a perder cuando a usted le va mal. Eso es inequitativo, desincentiva el emprendimiento, y debiera corregirse.

Gerardo Varela Alfonso
Abogado