Lo recomendable es partir por el final e incluso un poco más allá, con los créditos y no de los actores, técnicos o productores, aunque primero las cosas como son: el único responsable de "Adiós al lenguaje" es Jean-Luc Godard y se trata de la obra personal, racional y testamentaria de un director con más de 80 años.
Después de eso vienen los créditos que cierran la película donde se menciona a ocho músicos, seis cámaras y también los nombres de Freud, Cocteau, Faulkner, Sartre, Conrad, Derrida y son hasta 30 los personajes subrayados.
Y además los que surgen en los diálogos o imágenes de la propia película: Monet, Solzhenitsyn, Mary Shelley, Jacques Ellul o Laurent Schwartz.
"Adiós al lenguaje" se construye como un compendio, un collage, y es una mezcla de elementos visuales con la apariencia del caos y la anarquía. Son detalles, frases y momentos. Leyendas, versos, escupos. Es documental y ficción. Y es matemáticas, filosofía, literatura, historia y terrorismo. Sentencias, profecías y apuntes.
Es el mundo conocido, aprendido e imaginable, solo que el conocimiento ahora es digital, breve y universal. Está en todas partes y en ninguna. Es una lava que fluye compartida y quizás por eso hay tanta agua en la película.
Dice un personaje, muy al comienzo, un hombre que está entre libros y celulares y lanza un desafío: "Si no lo sabes, no uses Google".
Los personajes, como en algunas películas de Raúl Ruiz, son estatuarios, parecen desprovistos de sentimientos y la pareja principal representa al Adán y a la Eva en el universo actual, donde la tierra prometida finalmente no era política ni religiosa, sino resumida y digital. Y pequeña, liviana y pasajera. Cabe en un celular, en las yemas de los dedos y lo expresa un personaje: "El ogro nos tiene por las manos".
Ese hombre y esa mujer no quieren descendencia, y cuando están en la cama la desordenan. Solo en la intimidad de un baño y en el servicio higiénico, en ese palacio cerrado con ruidos espeluznantes, la pareja encuentra una frase agresiva e hiriente para este gobierno y para el resto del mundo: "Solo en la caca somos iguales".
"Adiós al lenguaje" es incómoda, críptica, tensa y pesimista.
Es también una película sin aliento y profundamente desencantada, por lo que Jean-Luc Godard, alguna vez y en otra época, debió encantarse con algo.
Lo único que respira es un perro que se llama Roxy y también la naturaleza, porque la película busca con desesperación algo, al menos algo: atrapar las flores, pisar las hojas sobre el suelo, trepar el tronco de un árbol y contemplar el azul del cielo.
El futuro son dos niños jugando a los dados: es puro azar.
Y Godard, el intelectual difícil, ya sabe dónde estará su futuro: en los créditos y en Google, donde cualquier buscador lo puede encontrar. Es fácil.
"Adieu au langage". Francia-Suiza, 2014. Director: Jean-Luc Godard. Con: Héloise Godet, Kamel Abdeli, Christian Gregori. 70 minutos. Mayores de 14 años.