"El renacido" se inicia con un bosque inundado y una naturaleza indómita que envuelve a los conquistadores y cazadores de pieles que se internan por territorios prohibidos, y lo hacen con el miedo y la desconfianza de los que avanzan por un mundo que no les pertenece.
La película respira por el cine de Werner Herzog y por personajes como Lope de Aguirre o Fitzcarraldo, con una naturaleza majestuosa que enajena a los que la invaden, sonidos e imágenes del agua, crujidos de madera, espacio inmenso, música solemne y la locura de una expedición que recibe un rampante ataque con sorpresa, flechas y tomahawks.
En un barco y remando huyen los sobrevivientes y en la ribera, los indígenas triunfadores, lanzan sus lamentos y rezos.
Hugh Glass (Leonardo DiCaprio) es uno de los conquistadores, pero también un personaje que pertenece a ambos mundos. Ahora es guía y hombre de la frontera, no solo por Canadá y Estados Unidos, sino porque vivió como blanco en la tierra de los pawnee, tuvo una familia y con esa lengua se comunica con lo único que le queda y con lo que más quiere: su hijo Hawk (Forrest Goodluck).
Glass fue un trampero que existió en la realidad, en 1823 sufrió el ataque de una osa grizzly y su historia es un ejemplo de legendaria sobrevivencia.
Esta historia fue llevada al cine por Richard C. Sarafian como "Furia salvaje" (1971) y con Richard Harris como protagonista. A esa película se le recuerda por al menos dos cosas, por el personaje del capitán Henry (John Huston), un iluminado que arrastra su barco por las praderas; y por el feroz ataque del animal: crudo, trepidante y sangriento.
"El renacido" es un remake que no se compara por producción, ambición y estrellas con un western de hace 45 años, borroso, irregular y repleto de zooms.
La historia de 1971 era modesta y con cierto dejo de hippismo y amor universal.
Lo actual es pomposa, onírica y altisonante, porque Alejandro González Iñárritu ya no se conforma con dirigir un género -entonces no es un western y tampoco una aventura- sino algo más: una obra de arte.
La impronta de la naturaleza que enajena y embelesa, es algo que desaparece rápidamente de "El renacido", para abocarse a lo más sencillo y mantener el buen hacer de la industria que sabe de recaudación y premios.
Las ideas son más básicas de lo que se enuncia y se trata de una historia lineal de persecución y venganza, desprovista de matices, dudas y complejidad.
La búsqueda espiritual es cuento chino. La aparición del mundo indígena -guerreros solitarios, princesas secuestradas e indias flotando- un ejercicio de diseño políticamente correcto. La naturaleza se transforma en paisaje ornamental y decorativo. El mejor Oscar es para el oso.
Y si el crítico Andrew Sarris estuviera vivo y pudiera ampliar sus libros, de seguro que pone a González Iñárritu en uno de esos capítulos que le viene como anillo al dedo: "Menos de lo que dejan ver".
"The revenant". EE.UU., 2015. Director: Alejandro González Iñárritu. Con: Leonardo DiCaprio, Tom Hardy. 156 minutos. 14 años.