Hay muchas maneras de transitar por la frontera entre géneros, una de las tendencias de la literatura contemporánea. Aunque la idea de fundir narrativa y ensayo se puede rastrear en sus orígenes hasta muchas décadas atrás -piénsese, por ejemplo, en Thomas Mann-, lo que comenzó por la incorporación de ideas a la trama narrativa se ha convertido en una ancha corriente que se cuenta entre las más fecundas de hoy.
La escritora argentina María Sonia Cristoff se inscribe con este libro -el primero suyo publicado en Chile (la edición argentina es de 2006)- en esa corriente y de forma bastante radical: Desubicados apenas tiene trama y, además, está mayormente en los capítulos iniciales, dedicados al insomnio, a los misterios de la acústica y a la actividad sexual de una pareja de vecinos de la protagonista que todos los días, con inquietante puntualidad, empieza ruidosos escarceos amatorios a las tres de la madrugada. Cristoff tiene un humor sombrío y enfocado sobre todo en la narradora, que cada vez que va al teatro -sea buena o mala la obra- sufre una incómoda picazón en el lado izquierdo de la cara y que encuentra en los zoológicos un lugar de refugio y de comunión con el mundo, un remanso de paz que le devuelve la tranquilidad y le alivia la comezón.
Ahí está la vía para la introducción del ensayo -o de la crónica, si se quiere, que de ambos hay- referido al mundo animal, a la conservación de las especies, al calentamiento global, a los intentos por salvar especies, a los modos de relación de los miembros del género humano con el mundo animal. Cristoff incorpora abundante información en páginas donde la anécdota se pierde -o vuelve al pasado, a sus viajes, a zoológicos de otras latitudes- y cede el paso a una reflexión que, aunque pase de la jirafa al ornitorrinco, del jabalí al demonio de Tasmania, o a sus modos de inserción en el imaginario cultural de niños y adultos, tiene un punto inasible: no se trata exactamente de eso, no estamos ante un sermón ecologista, sino de una interrogación que tiene mucho más que ver con el lugar que ocupamos en el mundo. La enorme gracia de Cristoff es que plantea asuntos muy graves con humor y humanidad, con una protagonista que expone su fragilidad, su acerado sentido del ridículo y una vitalidad reflexiva que supera insomnios, desvelos, picazones y ruidos perturbadores a las tres de la madrugada.
María Sonia Cristoff.
Libros del Laurel, Santiago, 2014. 138 páginas.