Lorena Cruzat
En el restaurante del barrio Bellavista “El Mesón Nerudiano” el nuevo fiscal nacional, Ángel Valencia, se reunió ayer con los 19 persecutores regionales, luego de que se realizara la ceremonia en la que asumió formalmente el cargo.
Quienes conocieron detalles de la cita comentan que el objetivo del almuerzo, con comida típica chilena, fue socializar la apuesta de Valencia por la “unión interna” y “recuperar la mística” para fortalecer la institución en materia de persecución penal, atención a víctimas y también el prestigio del Ministerio Público.
En esa línea el fiscal nacional le señaló a los presentes que le interesaba que “la institución saliera adelante”. El jefe regional metropolitano Centro Norte Xavier Armendáriz, que estaba sentado a su lado en la mesa, hizo un brindis: “Que le vaya bien, porque si a usted le va bien, le va bien a la institución”, dijo. A lo que Valencia respondió que “si le va bien a la institución, le va bien a Chile”.
En su discurso de asunción, Valencia dijo que pondría el “énfasis en la persecución de dos flagelos criminales que tiene un efecto especialmente grave en el debilitamiento de nuestro Estado: la corrupción y la criminalidad organizada”.
Y agregó que “ante estos dos fenómenos actuaremos sin contemplación y sin medias tintas. Una de las formas más efectivas de mejorar la legitimidad es otorgando un trato justo a los ciudadanos que toman contacto con el sistema penal como víctima, imputado o testigo”.

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