A. Chaparro y C. Carvajal
Más de 280 páginas tiene el “Informe nacional de visitas a hogares y residencias de protección de la red Sename/Servicio Nacional de Protección Especializada a la niñez, adolescencia y privados”, que esta semana fue entregado al presidente de la Corte Suprema, Juan Eduardo Fuentes, por el encargado de asuntos de Familia del máximo tribunal, el ministro Diego Simpértigue.
Una de las conclusiones es que, si bien se observan algunas mejoras con los nuevos centros familiares, persisten problemas relacionados con la “baja calidad de vida para los residentes, hacinamiento, ausencia de privacidad y dificultades en las relaciones de convivencia”.
El documento reúne antecedentes recabados por magistrados y consejeros técnicos de distintos juzgados de Familia y de Letras durante el segundo semestre de 2021.
Una de las prioridades para el Poder Judicial, según explicó el ministro Simpértigue, es restablecer “el contacto directo” con los menores. Ello, por “el derecho que tienen los niños, niñas y adolescentes (NNA) a ser oídos. Debido a la pandemia hemos detectado que la relación directa de los jueces con los niños está en un 9%, lo que es absolutamente insuficiente para lo que nosotros pretendemos. Este es otro de los temas que tenemos que solucionar”.
Exceso de ingresos y más listas de espera
Y agrega el magistrado que otro tema que les preocupa “es el aumento exponencial de las listas de espera, más de 42 mil menores están sobre los 90 días y sin claridad de cuánto se extenderá esta espera. Hay 279 niños con órdenes de búsqueda en modalidad residencial y 526 en modalidad voluntaria”.
El informe —que se realiza cada seis meses, desde 2016— indica que “una vez más se constata en este período que para los siete Cread (residencias dependientes directamente de Sename-Mejor Niñez) que se encuentran aún en funciones, las condiciones ofrecidas en dichos centros adolecen de todo criterio de restauración del bienestar de los NNA ingresados”.
Agrega que hay “observaciones sobre carencias en la infraestructura de los recintos”, y que si bien “la conversión de residencias con modelos masivos (Cread) a residencias familiares, es positiva”, siguen las prácticas antiguas, como excesos de menores ingresados, “superando la cantidad de plazas establecida inicialmente en estos nuevos modelos (generalmente 15), lo que deteriora las condiciones de estadía física y emocional”.
También se plantea “en términos globales la carencia de equipamiento tecnológico adecuado que permita a los residentes y los profesionales a su cargo, establecer de manera virtual conexiones con familiares y otras redes que faciliten y contribuyan en los procesos reparatorios y de acercamiento”.
Niños en “completo abandono”, según reporte
Continúa el informe advirtiendo —entre otras cosas— de “la permanencia de estadías prolongadas en residencias, registrando la existencia de NNA en ‘completo abandono'. En este semestre, el número promedia en 28 sujetos de protección en esta condición”. Y que “la situación de pandemia ha afectado el curso normal de las atenciones médicas de los residentes”, dado que “a la fecha el avance en el establecimiento de una política de Estado que otorgue atención prioritaria para los NNA se ha visto estancada por la situación nacional producto de la pandemia”.

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