A. Zúñiga C.
Varios de los últimos nombramientos para el cargo de ministro de la Corte Suprema han estado marcados por polémicas en torno al nombre enviado por el Presidente de la República al Senado —de una nómina con cinco postulantes elaborada por el Pleno del máximo tribunal—, instancia en la que el candidato debe ser ratificado por dos tercios de los senadores.
Algunos casos fueron los de Raúl Mera y Dobra Luksic, quienes no consiguieron pasar el filtro del Congreso, así como otros que han visto peligrar su designación al ser cuestionados, entre ellos, el de Jean Pierre Matus, en septiembre pasado.
El Observatorio Judicial elaboró un estudio —que analizó ocho votaciones para conformar las nóminas de postulantes entre 2016 y 2021— en el que se plantea que tal resistencia ante algunos postulantes obedece, cada vez más, a “motivos exclusivamente políticos” y, frente a este escenario, se pregunta si las preferencias de los propios supremos al confeccionar los listados estarían igualmente politizadas.
Para José Miguel Aldunate, director de Estudios del organismo e investigador a cargo del informe, “el hallazgo más relevante es que los ministros de la Corte Suprema no se comportan en bloques de votación claramente delimitados al momento de votar las nóminas de candidatos”.
Y, añade, “si bien hay algunos que muestran más afinidad con otros, en general el comportamiento del Pleno es muy diferente al que se observa en el Congreso Nacional, donde encontramos bandos claramente definidos por una lógica antagonista”.
“Es importante que al momento de ratificar a los candidatos a la Corte Suprema, el Senado no proyecte sobre el Poder Judicial una lógica que le es completamente ajena”, puntualiza.
Una consecuencia de este fenómeno es la demora en la elección de nuevos magistrados. Esto, plantea el estudio, se debe a que el Presidente, una vez que recibe la propuesta de la Suprema, “no adopta una decisión sino hasta que ha encontrado en el Senado el apoyo necesario para la ratificación del candidato, evitando de este modo que el trámite fracase”.
Valor institucional
Esta actitud del Pleno, dice Aldunate, “es un comportamiento institucionalmente valioso, porque indica que no se replican las lógicas del Congreso” y agrega que “hay un valor en tener tribunales políticamente neutros que debe ser preservado”.
“Muchos parlamentarios no parecen percibir la importancia de que los ministros escapen de la lógica ideológico-partidista, conservando su profesionalismo y deber de imparcialidad”, plantea el informe, así como que “los legisladores tienden a razonar como si la Corte Suprema siguiera la misma lógica que el Congreso Nacional, con su distribución de parlamentarios de izquierda a derecha”.
Aquello, precisa, se traspasa a la opinión pública, que “ha comenzado a internalizar este punto de vista, pero en tono crítico, reprochando las lógicas de cuoteo en el máximo tribunal”.
Grupos de ministros
Aunque se identifican algunos “bloques” de votación entre los supremos —en cada instancia eligen a tres candidatos cada uno—, el informe precisa que estas no son inamovibles, sino que manifiestan preferencias relativas y, en buena medida, circunstanciales.
Los grupos identificados son los de los magistrados Adelita Ravanales, Haroldo Brito, Jorge Dahm, Leopoldo Llanos y Guillermo Silva, con las tasas de coincidencias más altas, mayores al 50%, y superiores entre Llanos y Brito (87%); Brito y Dahm (79%) y Silva y Brito (60%), y el de los ministros Guillermo Silva —que integra ambos—, Gloria Ana Chevesich, María Angélica Repetto, Rosa Egnem y la exmagistrada Rosa María Maggi.
Aunque están en bloques distintos, se menciona la alta coincidencia entre los magistrados Fuentes, actual presidente de la Suprema, y Ravanales (80%).
La investigación igualmente señala que “si el Pleno estuviera muy politizado, no debieran encontrarse ministros solitarios. Pero ocurre lo contrario, encontrándose muchos que votan de manera más bien autónoma”, junto a otros “que participan en más de uno de estos bloques”.
Esos magistrados “solitarios”, que menos de la mitad de las veces concuerdan con otros, son Mario Carroza, Ricardo Blanco, Andrea Muñoz —coincide con la ministra Chevesich (54%)—, Ángela Vivanco —concuerda con los ministros Manuel Antonio Valderrama (59%) y la exmagistrada María Eugenia Sandoval (50%)— y Sergio Muñoz —coincide con el exministro Carlos Künsemüller (58%) y la ministra Repetto (53%)—.
Efectividad y género
Se analizó también la efectividad, es decir, las veces en que los votos individuales llegaron a la nómina. El mejor resultado es de la ministra Ravanales (93%) y en el extremo opuesto está el exministro Hugo Dolmestch (33%).
Respecto de los listados por género, estos fueron integrados en 62,5% por hombres y 37,5% por mujeres. Los 50 candidatos obtuvieron en conjunto 272 preferencias (4,6 votos en promedio) y las 29 candidatas recibieron 184 votos (6,4).
Las magistradas prefirieron, en promedio, 43% de las veces a postulantes mujeres, mientras que los hombres lo hicieron en 35,6%.

Términos y condiciones de la Información © 2002 El Mercurio Online