- El ministro Carlos Künsemüller cumple este sábado el límite legal de edad, 75 años, para permanecer en el cargo.
Crédito: Héctor Aravena.
Momentos de su discurso
“Toda esta etapa, que ahora finaliza, ha sido para mí de plena realización personal y gratificación profesional; en fin, de felicidad, que la infame acusación constitucional no logró empañar y que solo sirvió para desprestigiar a quienes la alentaron”.
“Para quien ha dedicado prácticamente toda su vida, incluso antes de la titulación, al estudio, investigación y difusión de la disciplina penal, constituyó el mejor escenario imaginable el tribunal máximo del país, en el cual día a día podía aplicar a casos reales mis convicciones”.
”Conté invariablemente con el apoyo y consideración de todas las compañeras y compañeros de sala, quienes mostraron comprensión y respeto frente a algunas doctrinas probablemente un poco audaces o quizás poco conservadoras, que yo pude haber planteado en más de algún caso”.
Carlos Künsemüller
Ministro de la Corte Suprema, en su despedida ante el Pleno.
Andrea Chaparro S.
“De los 13 años que he enterado en el cargo, el 95% del tiempo he trabajado en la Sala Penal, destinación que me permitió colmar la aspiración que me llevó a postular a esta corte”, dijo el ministro Carlos Künsemüller, quien dejó la Corte Suprema, pues este sábado cumple el límite legal de edad, 75 años, para permanecer en el cargo. Quiso despedirse de sus pares durante la habitual sesión del Pleno de los viernes.
El magistrado recordó que cuando asumió en 2007 fue asignado por un par de meses a la Sala Civil; sin embargo, muy pronto llegó a la Segunda Sala. “Contando con el aprecio y visto bueno de todo el tribunal, gesto solidario que nunca he dejado de apreciar”, le reconoció a sus compañeros.
Künsemüller ejerció de manera libre la profesión desde 1970. Entre 1989 y 2005 fue abogado integrante de la Corte de Apelaciones de San Miguel y, al año siguiente, inició como abogado integrante de la Corte Suprema. Poco después, se convirtió en supremo en el cupo de abogado extraño a la judicatura que liberaba el entonces ministro Jorge Rodríguez.
Un tiempo feliz en la corte
“Toda esta etapa, que ahora finaliza, ha sido para mí de plena realización personal y gratificación profesional; en fin, de felicidad, que la infame acusación constitucional no logró empañar y que solo sirvió para desprestigiar a quienes la alentaron y la promovieron”, continuó diciendo el ministro en su discurso de despedida ante el Pleno.
Insistiendo en ello, agregó que “para quien ha dedicado prácticamente toda su vida, incluso antes de la titulación, al estudio, investigación y difusión de la disciplina penal, constituyó el mejor escenario imaginable el tribunal máximo del país, en el cual día a día podía aplicar a casos reales mis convicciones, (…) convivencia que, para mí, al menos constituye la máxima realización de quien es candidato a ser un jurista cabal”.
Doctrinas quizás un poco audaces
“Para ello —puntualizó, el magistrado— conté invariablemente con el apoyo y consideración de todas las compañeras y compañeros de sala, quienes mostraron comprensión y respeto frente a algunas doctrinas probablemente un poco audaces o quizás poco conservadoras, que yo pude haber planteado en más de algún caso, lo que motivó siempre mi gratitud más profunda”.
Junto con agradecer a sus pares y funcionarios del Poder Judicial, en especial a su secretaria, Paola Barraza, expresó que esperaba “se mantenga la independencia y la autonomía del Poder Judicial (…) en los tiempos —a mi juicio, turbulentos— que se avecinan en el país”.
Hay una fecha de término
Cuando contestó algunas preguntas al canal de televisión del Poder Judicial, el ministro volvió sobre algunos temas al abordar su salida de la Corte Suprema: “Probablemente, voy a echar mucho de menos esa labor, aunque pueda seguir desarrollando labor académica, dictando algunos cursos en algunas universidades y realizando actividades de esa índole (…), de todas maneras me va a faltar esto del análisis del caso concreto”. Pero, agregó, “el trabajo de uno acá tiene una fecha de término, eso lo sabemos todos, y (…) hay que emprender la retirada”.
El portal institucional reseñaba el viernes —mismo día en que se difundió la entrevista— que, en el ámbito académico, Künsemüller ha dictado cátedra como profesor titular de Derecho Penal en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile y en las clínicas jurídicas del plantel, y que ha impartido clases también en las facultades de Derecho de las universidades Gabriela Mistral, Central y Finis Terrae. Hoy preside el Instituto de Ciencias Penales.
Y reiteró en esa conversación: “Ha sido una época de mucha felicidad, de sentirme estupendamente bien, haciendo el trabajo que he estado haciendo”.
Un excelente juez y compañero
En la misma sesión en que el ministro Künsemüller se despidió de sus pares, el presidente de la Corte Suprema, Guillermo Silva, tuvo unas palabras para él: “Has sido un gran y destacado abogado en todas las tareas que has llevado a cabo, pero una de tus características más notorias es la humildad. Nunca, los que hemos tenido la suerte de conocerte y trabajar contigo, te hemos visto hacer ostentación de tus conocimientos, sabiduría y logros, independientemente ello de tu fuerte vozarrón para expresar tus ideas”.
Destacó su extensa carrera profesional, pero también otros de sus atributos. Apuntó a su “gran sentido del humor”, el que, aunque “disimula bastante”, según Silva, “disfrutamos y apreciamos mucho, sobre todo, los que somos más cercanos a ti”. También que fuera “un gran aporte para esta Corte Suprema y, de manera especial, para tu sala. En estos momentos en que te alejas, queremos expresarte nuestra gratitud, porque fuiste un excelente juez y compañero, siempre preocupado de todo y de todos y, desde ya, sentimos también que nos harás muchísima falta”, concluyó Silva.

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