En el contexto de un seminario de expertos sobre la materia, el viernes 3 de marzo de 2023 en Casablanca, Marruecos, una organización francesa,
Juristes pour l´Enfance (Juristas por la infancia), apoyada por hombres y mujeres de 72 nacionalidades, proclama la
Declaración de Casablanca por la abolición mundial de la maternidad subrogada. Lo hacemos por la convicción de que la gestación subrogada viola la dignidad humana y contribuye a la mercantilización de mujeres y niños, se realice de manera remunerada o no. La situación actual requiere que los países persigan esta práctica con decisión y que la comunidad internacional proclame su abolición. La declaración invita a los países a suscribir una convención en la que se obliguen a prohibir la maternidad subrogada en su territorio, a negar valor jurídico al contrato que conlleva el compromiso de una mujer de gestar y dar a luz a un niño, a sancionar a las personas físicas y jurídicas que actúen como intermediarios entre las madres de alquiler y los mandantes, a perseguir judicialmente a las personas que recurran a la gestación subrogada en su territorio y a perseguir judicialmente a sus nacionales que recurran a la maternidad subrogada fuera de su territorio.
Esta declaración se suma a la acción de numerosas organizaciones que persiguen esta práctica desde diversas posiciones y concepciones de la persona humana. En 2015 surge el movimiento
#StopSurrogacyNow, con una declaración que aboga por el inmediato fin de la práctica a nivel universal. La proclama es suscrita por más de 100 individuos y 16 organizaciones de 18 países, y se mantiene activa hasta hoy. Sostiene que la maternidad subrogada debería ser detenida porque es un abuso de los derechos de las mujeres y de los niños; la práctica de la subrogación comercial es indistinguible de la compra y venta de niños. “Nos unimos para pedir a los gobiernos nacionales del mundo y a los líderes de la comunidad internacional que trabajen juntos para detener la subrogación ahora”.
En 2021 autores asociados a movimientos feministas publican un libro que reúne numerosos estudios y propuestas que avalan la abolición universal de la maternidad subrogada. El libro está publicado en inglés y se titula “
Towards the Abolition of Surrogate Motherhood” (“Hacia la abolición de la maternidad subrogada”) y ofrece un texto, de
Feminist Convention for the Abolition of Surrogacy (Convención feminista por la abolición de la subrogación). Ahí definen subrogación como “la práctica de reclutar a una mujer, a cambio de una remuneración o sin ella, para que tenga uno o más hijos, concebidos o no con sus propios ovocitos, con el fin de entregárselos a una persona o personas que deseen ser designados como padres de esos niños” (art. 2 del borrador). En noviembre de 2022 la
Coalition Internationale pour l’Abolition de la maternité pour sustitution, organización francesa que agrupa a numerosos colectivos feministas también representados en el libro antes mencionado, publica una
Declaración conjunta sobre la gestación subrogada. Los suscriptores piden a la Comisión Europea y al Parlamento Europeo “que incluyan el delito de explotación reproductiva de las mujeres en todas sus iniciativas legislativas como violencia contra las mujeres y como trata de seres humanos”.
Por otro lado, al menos desde 2010 la Conferencia de La Haya sobre Derecho Internacional Privado trabaja en una convención internacional sobre derecho aplicable a la gestación subrogada internacional. Entre 2010 y 2015 se realizan trabajos profundos y analíticos sobre la situación del problema a nivel internacional. En marzo de 2015 estos estudios se ponen a disposición de un grupo de 30 expertos designados por los gobiernos. El grupo realiza 12 reuniones entre 2012 y 2022.
En noviembre de 2022 se presenta un informe de 60 páginas. La conclusión: “El grupo ha identificado varios elementos prometedores para uno o más acuerdos (sobre gestación subrogada internacional). También identificó varios problemas de viabilidad. El grupo recomienda formar un grupo de trabajo para informar mejor las consideraciones y decisiones políticas sobre el alcance, el contenido y el enfoque de cualquier nuevo acuerdo”. Es decir, transcurridos más de 12 años de intensos estudios y trabajos, la conclusión es que hay que formar otro grupo para continuar estudiando el tema, lo que algunos han calificado como un completo fracaso. No hay consenso sobre los contenidos de una convención internacional sobre regulación de subrogación internacional; pero, a pesar de esto, debería proseguirse con el estudio de su viabilidad política, algo que probablemente no llegará nunca a término. Pensamos que este fracaso revela la tremenda contradicción que tiene el problema en sí mismo. La maternidad subrogada es incompatible con el respeto a la dignidad humana de mujeres y niños, que todos buscamos proteger y defender.
Nuestro país mantiene estatus quo de tolerancia. Famosos de igual o distinto sexo publican en redes sociales y medios de comunicación cómo consiguen hijos a través de mujeres sustitutas en países como Perú o Colombia. A la vez, manifestando una resistencia frente a este problemático fenómeno, la Ley N° 21.400, de 2021, sobre matrimonio entre personas del mismo sexo, no modifica los artículos 183 y 217 del Código Civil, por lo que actualmente en Chile, la maternidad se determina legalmente por el hecho del parto respecto de la mujer que dio a luz al recién nacido. Esta maternidad solo puede impugnarse por falso parto o por suplantación del pretendido hijo al verdadero, ambas figuras que pueden ser delito. La falta de correspondencia biológica entre mujer que ha dado a luz y el hijo no es causa para impugnar una maternidad. El hijo, sin embargo, tiene todo el derecho del mundo para conocer sus orígenes biológicos, de acuerdo con la también nueva Ley N° 21.340, sobre garantías de la niñez (artículo 26).
Lejos de seguir en la línea de tolerar el abuso de la dignidad de mujeres y niños, y su cosificación, como objeto de convenciones, acuerdos o contratos, nuestro país debería adherirse al movimiento internacional que promueve la abolición de esta práctica a nivel internacional. Las autoridades locales, el Registro Civil, deberían negar valor a maternidades “legales” constituidas en el extranjero por intermedio de una mujer sustituta. No podemos esperar todo lo que esperó la esclavitud para ser abolida. La facilidad de las comunicaciones actuales nos exige tomar medidas más urgentes y detener la industria que hemos visto por los medios de comunicación a través de bebés varados en Ucrania por la pandemia o la guerra.