“Un resultado claro, contundente, masivo y perfectamente esperado. En realidad, lo único sorprendente es que haya personas sorprendidas”. Así califica el economista Sebastián Edwards, desde Estados Unidos, el abrumador triunfo de la opción Apruebo en el plebiscito del domingo.
—¿Fracasó la derecha?
“Es un error hablar de ‘la derecha', como si fuera un bloque sólido y cohesionado. En Chile hay muchas derechas: la dura de José Antonio Kast; la conservadora y tradicional de Andrés Allamand; la social de Ossandón; la socialdemócrata de Lavín; la derecha supuestamente liberal, pero finalmente conservadora representada por parte de Evópoli; y la derecha liberal, bastante reducida. Muchas de estas derechas fracasaron rotundamente porque siguieron una estrategia incomprensible y tozuda. La derecha tradicional demostró una completa incapacidad de entender que, debido al éxito de las modernizaciones de los últimos 30 años, el país cambió profundamente. Es un país que exige un nuevo trato, que exige dignidad y tolerancia, inclusividad, respeto por el medio ambiente y solidaridad. La derecha tradicional se farreó la oportunidad de ser socia o copatrocinadora de la modernización de la Constitución”.
—¿Sigue pensando que Chile se dirige a un futuro de mediocridad, como ha señalado?
“En estos momentos, a dos días del plebiscito, mi visión es la de un ‘pesimismo suspendido'. Todavía creo que hay una probabilidad no trivial de que esto termine mal. Si eso es así, o si nos liberamos de ese destino desastroso, va a depender de qué pase con la violencia, y de lo que suceda a partir de abril. Las esperanzas están puestas en una Comisión Constitucional razonable. Tengo los dedos cruzados, y los voy a dejar así, aunque me dé calambre”.
—¿Qué es lo importante de aquí en adelante?
“Lo más importante es que el proceso continúe en paz y con tranquilidad, algo que la izquierda tiene que entender, proteger y asegurarse de que no haya más violencia. En cuanto al proceso de reforma constitucional, hay que tener claro que este plebiscito no es más que un primer paso; muy importante en lo simbólico, pero con muy escasas consecuencias prácticas. El tema se va a resolver a partir de abril en las conversaciones, debates y negociaciones entre las 155 personas que integrarán la Comisión Constitucional y es esencial empezar a discutir cómo va a funcionar, su gobernanza y sus reglas. Insisto que es fundamental establecer un presupuesto adecuado y a nadie parece importarle, pero sin recursos la Comisión va a fracasar”.
—¿Qué es lo que a usted más le importa que forme parte de la Constitución?
“En lo político, la nueva Constitución debe establecer un sistema con un mayor equilibrio entre los poderes del Estado, que combine democracia con estabilidad. El modelo actual hace exactamente lo contrario. Por el lado del Poder Legislativo, el sistema proporcional imperante fomenta el caciquismo, la fragmentación y la inestabilidad. Hay muchas maneras de corregir estas falencias, incluyendo el semipresidencialismo y un sistema con distritos de idéntico tamaño, cada uno con un solo parlamentario. Habrá que ver si la Comisión se va a atrever a innovar lo suficiente, o si será prisionera de una tradición fracasada. En lo económico, hay que equilibrar la iniciativa privada con los derechos sociales, algo que requiere protección de los derechos de propiedad, definición clara de bienes públicos y comunes, y financiamiento de derechos sociales. En lo jurídico, me parece muy necesario reformar el Tribunal Constitucional”.
-Esta entrevista fue realizada por la periodista Constanza Capdevila De La Cerda.