El shock del Covid-19 ha sido sin precedentes y llevó a la economía a contraerse en torno al 6% en 2020, registrando la mayor caída en casi 40 años desde la crisis bancaria de 1982. No obstante, las expectativas para este año han mejorado notablemente y podríamos ver una recuperación estimada superior al 6% producto de diversos factores que sugieren un escenario más optimista.
Primero, el proceso de vacunación ha sido exitoso, con una implementación más rápida de lo esperado permitiendo al país posicionarse en el top a nivel global en términos del porcentaje de población vacunada. De continuar con esta tendencia, la reapertura de la economía local podría ser más rápida de lo previsto y en este contexto, Chile pareciera tener una ventaja relativa sobre el resto de la región considerando la efectividad demostrada durante las primeras semanas de implementación, el número de vacunas contratadas y el tamaño de la población.
Segundo, las perspectivas de crecimiento económico de los principales socios comerciales del país, China y Estados Unidos se han corregido al alza, proporcionando un mayor impulso externo vía comercio internacional.
A su vez, el estímulo monetario y fiscal se mantendría durante el año. Por una parte, el BCCh ha reiterado el mensaje de que la política monetaria será altamente expansiva durante la mayor parte del horizonte de política, implicando que la TPM continuaría en su mínimo histórico de 0.5% durante el 2021. De igual forma, para este año, el gobierno mantendrá el estímulo, implicando que el gasto fiscal aumentará ~0% anual real, lo cual es un hecho notable en un contexto en el que muchos mercados emergentes han comenzado a retirar gradualmente el impulso fiscal.
Por último, el precio del cobre ha sido sin duda el protagonista en semanas recientes. El BCCh y el Ministerio de Hacienda proyectaban un valor promedio para este año entre US$3,2-3,4, sin embargo, el precio actual es sobre los US$4 la libra. Algunos expertos ya hablan de un nuevo súper ciclo del commodity, mientras que otros prefieren poner paños fríos, argumentando factores transitorios en la actual cotización. Cualquiera sea el caso, el precio del cobre se estabilizaría en niveles por sobre lo estimado previamente dando un impulso no sólo al sector minero, sino que también a otras actividades relacionadas. De materializarse un potencial nuevo súper ciclo del metal, podríamos estar frente a una nueva esperanza para la economía local.
Frente a esta posible oportunidad, el próximo gobierno tendrá la desafiante tarea de encontrar un justo equilibrio entre un proceso de consolidación fiscal coherente y creíble y a su vez, reconocer un potencial mayor gasto fiscal para satisfacer demandas sociales asociadas a salud, educación y pensiones en medio de una nueva constitución. Una vez superada la actual crisis, el país tendrá la necesidad de reconstruir fundamentos fiscales mediante una reducción de la deuda pública y/o un aumento en los activos del tesoro, y a la vez requerirá dar soluciones estructurales a demandas sociales que pretender hacer el modelo más equitativo e inclusivo. Un potencial nuevo súper ciclo del cobre permitiría enfrentar de mejor manera este desafío dual pero la sensatez será clave durante el proceso.
Con todo, son varios los factores para estar más optimistas con Chile, y si bien en el corto plazo, la incertidumbre político-social continúa elevada, confiamos en que se encauzará por el canal democrático e institucional. En el mediano plazo, esperamos que la prudencia fiscal de un futuro gobierno sea la tónica, así como en el compromiso del Ministerio de Hacienda de buscar mecanismos para incrementar los ingresos permanentes, preservando la alta confianza y credibilidad de los inversionistas extranjeros que continúan viendo a Chile como un safe heaven.