El año pasado, los inversionistas en bonos empresariales de mayor riesgo no tuvieron muchos motivos de alegría y en particular, los valores de emisores asiáticos se fueron a pique.
Durante mucho tiempo, Asia se consideró poco interesante en el sector high yield. Su pobre reputación solía radicar en una falta de confianza en la economía china. El endeudamiento excesivo, las interrogantes en materia de contabilidad, los riesgos de clientelismo y la subordinación estructural de las emisiones extraterritoriales con respecto a las obligaciones de empresas locales fueron factores que generaban malestar en ciertos círculos. En resumen, se trataba de una escasa rentabilidad frente a los riesgos que se corrían.
Por supuesto que el impacto de China en las economías nacionales de Asia es de enorme importancia, ya que no hay un país que no mantenga relaciones económicas con el gran dragón. Más marcada aún es la situación en el mercado de los bonos empresariales. Las empresas chinas ya constituyen entre el 50 y el 60% del mercado en su totalidad. Y si este gran hermano llegara a resfriarse, poco importa si la propia cartera incorpora acciones de empresas estables de Indonesia o bien bonos de empresas inmobiliarias chinas tachados de "tóxicos". ¡Todo se vendería!
En medio de este comportamiento gregario, se hace necesario mantener la calma. Porque no todo lo que se penaliza es necesariamente barato e incluso los activos de riesgo pueden resultar interesantes, ya que todo es cuestión del precio.
El potencial a mediano plazo es atractivo, y no solo en un segmento de alto riesgo como el de high yield. El diferencial de rentabilidad entre los activos asiáticos de categoría de inversión, u obligaciones de empresas con buena calificación crediticia, y el mercado comparable de los EE.UU. ha alcanzado su nivel más alto en años. Esto con unos riesgos de tasas de interés sustancialmente reducidos como consecuencia de los plazos remanentes de vencimiento mucho más breves.
Pese a la recuperación del mercado desde principios de año, también el mercado high yield ofrece excelentes oportunidades de rentabilidad. Las empresas con escasos o ningún negocio con China han sido frecuente e injustamente castigadas, manifestando ahora atractivas tasas de rendimiento al vencimiento.
Sin embargo, las mayores perspectivas a mediano plazo las ofrece China misma. En adición a los emisores de diferentes industrias, la mayoría de las obligaciones en circulación corresponde al sector inmobiliario. Si bien hay que reconocer que el endeudamiento no es despreciable y que los riesgos ya mencionados siguen intactos, el beneficio previsto es mucho mejor que hace un año.
Además, el gobierno central hará todo lo que esté en su mano para mantener estable el mercado inmobiliario y velará por preservar en particular las fuentes de refinanciamiento de las grandes empresas inmobiliarias de relevancia sistémica. Ninguna industria supera al sector inmobiliario en su importancia para la economía de China.
Pese a la continuada recuperación, siguen dándose aquí excelentes oportunidades de inversión. ¡Es preciso aprovecharlas!