Hay un mejor panorama para Argentina. Esto, luego de que las condiciones económicas hayan mejorado más de lo esperado en el cuarto trimestre, según Bank Of America (BofA).
El banco estadounidense actualizó su visión sobre la economía trasandina, luego de que se conociera el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) –indicador económico clave–, que subió 0,9% mensual en diciembre, su octavo mes consecutivo de alza.
Aunque bajó -2,2% interanual durante el cuarto trimestre, fue mejor de lo esperado y BofA destacó que el PIB ya ha repuntado el 90% desde el inicio de la pandemia. Esto, en medio de la disminución de los contagios por el coronavirus, mejores políticas macroeconómicas y el contexto global de recuperación, escribieron Sebastián Rondeau y Christián González.
“El PIB se recuperó, el déficit fiscal disminuyó, lo que redujo las transferencias del Banco Central y la situación cambiaria se estabilizó, ayudada también por precios más fuertes de las materias primas”, dice el banco estadounidense.
De esta manera, proyecta “un crecimiento del PIB del 6% en 2021, debido exclusivamente al efecto de arrastre del PIB, después de una caída del 10% en 2020”, dice.
Pese a ello, el banco norteamericano supone que la actividad caerá en el segundo trimestre a raíz de una tercera ola de infecciones, lo que llevará a nuevas medidas de reducción de la movilidad. Pese a ello, prevé que estas serán más leves que las anteriores, dado que el gobierno continúa con la vacunación de la población.
Por otro lado, la situación cambiaría ha mejorado notablemente, debido a la consolidación fiscal y la desaceleración monetaria, según la entidad. “Las reservas de divisas han aumentado alrededor de US$ 1.000 millones desde noviembre después de una caída de US$ 3.000 millones en los dos meses anteriores”, dice.
Sin embargo, pese a las mejoras macro, las políticas microeconómicas continúan ejerciendo grandes distorsiones en la actividad, dice BofA. “Incluidas la extensión de la prohibición de despidos, controles de precios, controles de capital e importación, los que pesan sobre las decisiones de inversión”, dice.
Además, la inflación continúa siendo un obstáculo importante en el país. Esta “repuntó a 4% intermensual en diciembre-enero desde 3,2% en noviembre, debido a una reapertura más rápida, el impacto rezagado de la política monetaria expansiva, una depreciación más rápida del peso argentino y la inflación de las materias primas”.
Así, el mayor costo de la vida ha llevado al gobierno a desacelerar el ajuste de ciertos precios, incluida la energía y la moneda. Esto podría ser un obstáculo para las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional, según BofA, ya que afecta la situación fiscal y la dinámica de las reservas.
En este ámbito, el banco proyecta un acuerdo con el FMI en julio, dado que el gobierno tiene fuertes incentivos para ello. Entre ellos, menciona la renegociación de la deuda del Club de París y los vencimientos del FMI, de US$ 1.900 millones en septiembre y diciembre. Además, se podrían obtener fondos frescos de las multilaterales para cerrar el programa financiero y entrar en un círculo virtuoso de acumulación de reservas, mejorando así la recuperación económica.