En 2020, a muchos sorprendió que mientras el mundo se enfrascaba en una dolorosa pandemia y la peor crisis económica en décadas, mercados como Wall Street experimentaran sucesivos récords, con acciones tecnológicas como Tesla disparándose 800% en un lapso de doce meses.
Parte importante de aquello tuvo que ver con una Reserva Federal, el principal banco central del planeta, inyectando liquidez como nunca antes, bajo la perspectiva de que la inflación no reflejaba amenaza alguna mientras buena parte del planeta se mantenía encerrado evitando contagiarse de covid-19.
Pero mientras una serie de analistas ha constatado valoraciones bursátiles altas (e incluso "burbujeantes"), la posibilidad de un resurgimiento de la inflación en EE.UU. se ha convertido en el principal peligro para desencadenar una corrección. Los anuncios del presidente electo, Joe Biden, de buscar nuevos estímulos bajo un creciente déficit fiscal, se han sentido en el mercado de deuda estadounidense. Así, los costos de financiamiento que han facilitado el actual rally bursátil se han elevado y, con ello, la probabilidad de que la Fed deba recoger parte de su estímulo, algo que sin embargo aún no está siendo descontado por los agentes.
"Los inversores evalúan cómo el aumento de los rendimientos de los bonos del Tesoro cambia el panorama financiero. Si bien el progreso en una vacuna da motivos para tener esperanzas, persisten las preocupaciones sobre el exceso especulativo y la espuma que ha llevado a los mercados de valores a máximos históricos en medio de una pandemia", dijo Sebastien Galy, estratega senior de Nordea Investment Funds, de acuerdo a Bloomberg. “Lo que estamos viendo es un ciclo de retroalimentación de un mayor gasto fiscal esperado que se alimenta de mayores rendimientos de los bonos del Tesoro de Estados Unidos, lo que se traduce en el temor de que el precio del riesgo esté aumentando".
"Efectivamente un alza de la inflación en Estados Unidos podría presionar las tasas al alza. Esto, a su vez, tendría un efecto negativo, no sólo sobre las acciones, si no para la economía real", dice Igal Magendzo, socio cofundador de Pacífico Research.
Este martes, la tasa del bono del Tesoro estadounidense a 10 años registraba un nuevo aumento, elevándose en tres puntos base a 1,165%. "Las tasas siguen subiendo y no sé si la Fed hará algo: el jueves habla Powell", dice Felipe Alarcón, economista jefe de EuroAmérica. A su juicio, las tasas suben por el "paquetazo fiscal que anunció Biden la semana pasada y del que va a dar detalles el jueves. Con el control de ambas cámaras tiene muy pocos obstáculos, y eso es lo que está internalizando el mercado, más gasto, más emisión de deuda", señala.
De extenderse el aumento de los rendimientos en EE.UU., esto "podría pinchar una eventual burbuja en ese mercado", dice Alarcón. "Una potencial detención de flujos hacia mercados emergentes se calcula a una tasa entre 1,5% y 1,6%".
Con todo, "hay conciencia de que si este proceso se está acelerando demasiado, es probable que la Fed intervenga". Sebastien Galy, estratega senior de Nordea Investment Funds.
"La Fed ya dijo que estaba dispuesta a tolerar aumentos de inflación si éstos son relativamente transitorios y hará lo posible por evitar que las tasas suban de manera significativa", dice a su vez Igal Magendzo.
En el mercado aún varios ven potencial alcista para muchas de las acciones estadounidenses. Pero si el ajuste en las tasas se produce más rápidamente, se teme que todos los precios de las acciones se contraigan, tal vez bruscamente. Desde la peor parte para Wall Street en la pandemia, el 23 de marzo pasado, el S&P 500 ha saltado 69,9%. En 2020, el selectivo subió 16,26%, en plena propagación del coronavirus.