Reemprendiendo el vuelo, más fortalecidos, con una actitud distinta, con aires renovados y decididos a ir con todo para enfrentar los desafíos que vengan y seguir liderando la industria. Así describe Rodrigo Larraín, gerente general de Enjoy, el momento actual de la mayor operadora de casinos de juego del país, después de haber sorteado un complejo proceso de reorganización judicial de sus pasivos, que inició en abril y logró sellar en agosto pasado, tras obtener el respaldo mayoritario de los acreedores. El ejecutivo asegura que antes de marzo la reorganización no era un camino que vieran posible, pero que el golpe que recibió la empresa
ENJOY : -1,76 producto de la pandemia fue tan brutal que no tuvieron opción. “Antes intentamos negociaciones con el mercado, pero no fueron posible al nivel de lo que necesitábamos. Estábamos frente a la posibilidad de comprar un poco de tiempo, pero la compañía necesitaba algo más profundo”, puntualiza Larraín.
“En un momento estuvo bastante presente el riesgo de no llegar a acuerdo y de tener que liquidar la empresa”, reconoce. Menciona que varios factores complejizaron las tratativas, como el alto nivel de incertidumbre con el negocio, a lo que se sumaron sendas jornadas de reuniones y negociaciones con sindicatos, clientes, proveedores, accionistas, acreedores, reguladores. “Hubo que articular en paralelo a múltiples contrapartes, que tenían situaciones, posiciones e incentivos contrapuestos. Se generaron muchas presiones, muchas desconfianzas, hubo tensión, conversaciones más hostiles al principio, el camino de liquidación estuvo bastante presente, pero no porque los acreedores no creyeran que la compañía era viable, sino porque distintos actores muchas veces se pararon de la mesa”. Como administración, dice, “también tuvimos que golpear la mesa”.
La situación sigue siendo muy compleja e incierta, y la industria va a necesitar hasta cinco años para recuperarse de esta crisisRodrigo LarraínGerente general de Enjoy
La reorganización judicial producirá un pronto rebaraje de la composición de accionistas de Enjoy. Hasta ahora, el fondo Advent tiene el 34% de la empresa y la familia Martínez, que fundó la compañía hace 45 años, otro 26% de la propiedad. La reestructuración gatillará la salida de ambos de la primera línea accionaria, y su recambio por otros socios, las aseguradoras Penta y EuroAmérica, que eran acreedores.
Larraín precisa que recién el primer trimestre de 2021 se sabrá a ciencia cierta cómo quedará la base accionaria de la compañía. “Eso está en proceso todavía. Estamos haciendo todos los trámites ante la Comisión para el Mercado Financiero, para poder inscribir y emitir los bonos convertibles, en los cuales vamos a canjear la deuda antigua por bonos convertibles, y luego estos acreedores van a poder convertirlos en acciones y ser parte de la propiedad de Enjoy. Estimamos que dentro del primer trimestre del próximo año los acreedores van a poder tener la opción de convertir y entrar la base de accionistas, y se podrá renovar el directorio”.
En orden de magnitud, dice Larraín, el nuevo principal accionista debería estar cerca del 25% y el segundo, en torno a un 12%. “Los actuales accionistas deberían quedarse con entre un 12% y 15% de participación, como un todo (...) Lo más importante es que haya un buen gobierno corporativo, con un proyecto común”, apunta Larraín.
Mientras tanto, la administración convive normalmente con dos instancias paralelas: el directorio escogido en abril de este año, y la comisión de acreedores, con quienes se reúne semanalmente.
LOS ROUNDS CON LA COMPETENCIA
En Enjoy recalcan que están concentrados en sacar adelante sus proyectos, “pero la competencia nos ha tratado de hacer la vida imposible”. El ejecutivo se refiere al casino de Pucón y a su competidor Dreams, que anunció que irá a la Suprema, porque acusa que Enjoy se adjudicó un permiso con un proyecto que se construiría en un terreno aledaño al Gran Hotel Pucón, y que al no obtener los permisos decidieron reubicarlo en otro paño, lo que a juicio de Dreams debió haber requerido una serie de informes a distintos órganos públicos. “Nos quieren sacar del mercado. Hicimos una demanda ante el Tribunal de la Libre Competencia por litigación abusiva, porque quieren impedir que avancemos. (...) Todos los proyectos siempre se ajustan y la regulación permite hacer mejoras a los proyectos dentro de un marco, y nosotros hemos hecho adecuaciones que se ajustan a la normativa y a ese marco”.
Enjoy también ha sido fuertemente criticado por otros operadores de la industria, por supuestas preferencias y favoritismo por parte de la autoridad. “Acá hay una guerra comercial hacia nosotros, una campaña orquestada que se exacerbó con nuestra reorganización judicial. Hemos sufrido una hostilidad de parte de un sector de la competencia, que mañosamente insiste en embarrar la cancha para sacar provecho”, acusa Larraín.
El ejecutivo relata que el 23 de marzo los máximos ejecutivos de toda la industria hicieron un planteamiento formal al Ministerio de Hacienda, que fue apoyado por todos los casinos, sobre la necesidad de extender las licencias actuales por un período adicional de cinco años y prorrogar el proceso de licitación en curso. Pero, añade, “luego que solicitamos nuestra reorganización judicial en abril, una parte de la industria vio una oportunidad para darnos un golpe duro en el suelo y se desentendió del planteamiento común, iniciando un camino de confrontación, descalificaciones y lobby”.
Lo que necesitamos es flexibilidad y dar más certezas, lo que pasa por extender los plazos de las concesiones, para dar tiempo de recuperación a la industria que hoy está sobreviviendoRodrigo LarraínGerente general de Enjoy
La Subsecretaría de Hacienda activó una mesa de trabajo, de la cual se bajó, tras apenas una reunión, la Asociación de Casinos de Juego (ACCJ), pero de la que sí continuó participando Enjoy. “Nosotros estamos por dialogar con la autoridad, por cooperar en recuperar la industria, no por litigar, que es el camino que ha escogido nuestra competencia”, señala Larraín. Donde sí están de acuerdo Enjoy y el resto de los players es en torno a la normativa que debe aplicarse en la licitación en curso, proceso que renovará 12 permisos de operación que vencen en 2023 y 2024. Los actuales operadores han abogado por aplicar la ley original que data de 2005, y no la modificada de 2015, y que se les consideren las inversiones ya materializadas y el derecho preferente que estiman les asiste. Si se aplica la ley de 2015, en cambio, para adjudicar las licencias se considerará la presentación de ofertas económicas, variable que no estaba contemplada anteriormente.
Pero una parte de la industria sostiene que se estaría elaborando un proyecto para aplazar en tres años la licitación. A juicio de las empresas, esta eventual prórroga “es un traje a la medida” para Enjoy, ya que sin esa extensión la operadora no podría participar de la licitación, pues dicen que según las bases del concurso, una de las causales para que una sociedad no continúe con el proceso es que en los últimos dos años haya enfrentado una liquidación o reorganización.
“Nos quieren sacar por secretaría de las próximas licitaciones. Las prórrogas nos sirven a todos, porque dan certeza y una oportunidad para recuperarse a la industria. En ninguna parte la ley impide que podamos participar por haber estado en reorganización, están usando un artilugio, porque la ley se refiere a insolvencia y nosotros nunca hemos estado en insolvencia”, aseveran en Enjoy. Y adelantan “que si el proceso no se posterga, igual vamos a participar y a competir”.
La industria también cuestiona que Enjoy fue el único casino que supo con anterioridad que iba a poder abrir, información que solo manejaba el Gobierno, con protocolos que nadie de la competencia tenía. “Eso es falso, no hemos recibido ningún trato preferencial. Los protocolos los entregó la superintendencia a todos los operadores el mismo día”, retrucan en Enjoy. Argumentan que el 8 de octubre la superintendencia ya había informado a toda la industria que sería posible abrir en fases más tempranas; y que luego, el 2 de noviembre, el regulador ofició nuevamente a los operadores comunicando que había presentado los protocolos al Minsal y estaba a la espera para autorizar reaperturas tempranas.
FLEXIBILIDAD Y CERTEZAS
El jueves de esta semana, la firma —que opera 10 casinos en Chile, otro en Mendoza y en Punta del Este— reabrió sus casinos de Viña, Santiago y Coquimbo; una semana antes, el sábado 14, fue el turno de Mendoza. Larraín asegura que “a pesar de que estamos con una oferta muy acotada, solo con máquinas tragamonedas en terrazas en fase 3, estos primeros días hemos visto mucho interés de los clientes, recibiendo visitas durante todo el día. Todo ha sido muy ordenado, se han cumplido los protocolos y la gente se ha comportado muy responsable con las medidas sanitarias”. Adelanta que “aunque la apertura era voluntaria para las fases 3 y 4, nosotros estamos preparados para abrir todos nuestros casinos, en la medida que la situación sanitaria lo permita”.
También es tajante en asegurar que con el aforo permitido “la industria no es sustentable, porque no llega al 20% o 25% de la oferta total”, al tiempo que subraya que “la situación sigue siendo muy compleja e incierta, y la industria va a necesitar hasta cinco años para recuperarse de esta crisis”.
Por eso, el ejecutivo enfatiza la necesidad de que la autoridad implemente medidas de apoyo al sector, y las enumera: eliminar el toque de queda a nivel nacional y focalizarlo solo en aquellas ciudades cuyos indicadores sanitarios lo ameriten; extender las actuales licencias de todos los casinos por cinco años; combatir las máquinas tragamonedas ilegales; regular el juego online, y postergar el actual proceso de licitación, manteniendo las condiciones del proceso según la ley de 2005.
“Aquí hay motivos de fuerza mayor, y lo que necesitamos es flexibilidad y dar más certezas, lo que pasa por extender los plazos de las concesiones, para dar tiempo de recuperación a la industria que hoy está sobreviviendo. Hoy, con el nivel de incertidumbre que hay, es imposible comprometerse en procesos de licitación, con proyectos en construcción y fechas rígidas”, plantea Larraín. Reitera que toda la industria propuso al Ejecutivo que otorgue una prórroga a las concesiones y licencias “de todos los casinos, sin distinción; y esto no implica recursos del Estado, al contrario, da certeza, estabilidad y ayuda al problema de financiamiento de los municipios y gobiernos regionales”.
Hoy, el foco de Enjoy está puesto en alcanzar un modelo de gestión sustentable, priorizando la rentabilidad y luego, el crecimiento. “Tenemos una marca potente, los mejores destinos de juego en la región, y tenemos mucho por recuperar y rentabilizar por ahí. Lo prioritario es rentabilizar las unidades que tenemos, renovar las licencias y potenciar la omnicanalidad a través de la digitalización y el mundo online. No veo la necesidad de entrar físicamente en nuevos mercados”, señala Larraín.
Explica que a futuro podrían abordar el mercado brasileño y argentino desde un enjoywin.com, “no necesitamos construir infraestructura en cada uno de esos mercados para atenderlos”.
Tampoco está en los planes vender unidades de negocio y descartan desprenderse de Punta del Este, que planean reabrir a mediados de diciembre. “Es un activo único y valioso en la región, que permite atender a clientes de Argentina, Brasil, Uruguay, y atraer a jugadores del circuito internacional. Está en otras ligas, compite con los principales destinos de juego del mundo”, destaca.
Otro de los ejes de la nueva estrategia comercial de Enjoy es centrarse en los ‘clientes de alto valor', que representan el 5% del total de clientes, pero aportan el 74% de los ingresos brutos del juego. El 2021 también retomarán el proceso de venta y arriendo del inmueble de Antofagasta, que quedó postergado por la pandemia.
¿Cuándo lograrán un punto de equilibrio y un flujo de caja positivo?
El ejecutivo no aventura fechas. “La recuperación es un largo camino y si bien estamos con una compañía bastante más liviana y eficientada, aún todo es muy incierto”. Uno de los cambios que implementaron fue reordenar la estructura organizacional de la compañía, haciéndola más simple, para lo cual redujeron en 50% el contingente corporativo, respecto del que tenían hace un año.