“Chile puede seguir exportando”, recalca Juan Carlos Domínguez, presidente ejecutivo de ChileCarne, gremio en donde están los productores de aves y huevos, refiriéndose al impacto del reciente foco de influenza aviar en un plantel comercial.
Explica que lo que se pierde es la calidad de país libre de influenza aviar, lo que no impediría las exportaciones desde zonas libres y que lo que se hizo fue una autosuspensión, para poder entregar la información a las contrapartes.
Domínguez destaca que el trabajo que viene realizando el SAG con otras autoridades, como Sernapesca, incluso con la Armada, para la detección y eliminación rápida de aves muertas en las playas, ha permitido un muy buen control de la enfermedad.
“Ganamos tres meses, porque una vez que la influenza llegó vía aves silvestres, era una cosa de tiempo que afectara a un plantel productivo. Que la enfermedad partiera en el hemisferio norte, hace dos años, nos dio tiempo para prepararnos. Luego, en octubre, partió en Colombia, Ecuador, Perú, lo que nos permitió sacar muchas lecciones que ayudaron a que tanto la industria como el SAG pudieran reaccionar de la mejor forma posible”, dice.
-Si hay medidas de bioseguridad tan estrictas, ¿por qué aparece en un plantel productivo?
-No está finalizada la investigación de por qué se produjo. Probablemente hubo alguna falla, pero hay que considerar que se da en una zona pegada a una laguna a la que llegan aves silvestres. Esa es la dificultad, aumenta la probabilidad de que ocurra una contaminación es más alta. Esto porque aunque se tomen todas las medidas, siempre puede haber alguna brecha, un trabajador que no se cambió de ropa y salió a almorzar debajo de un árbol, por ejemplo; un camión que pasó y pisó algo contaminado, un ratón. Es difícil saber, pero claramente, cuando hay una laguna a la que pueden llegar aves silvestres, ese es el medio de transporte. Los casos que hubo en La Araucanía, de traspatio, también eran pequeños propietarios rurales que tenían lagunas cerca.
Hay que mirar el vaso medio lleno: el que en los más de tres meses en que hemos tenido el virus en el país, este sea el único caso en una granja comercial habla de que hay un sistema robusto de bioseguridad.
-Eso no descarta el riesgo de que se presente en otras partes…
-No lo descarta, pero el SAG cuenta con un plan de contingencia oficial y actualizado con todo lo que se ha ido observando en los otros países, y eso permite actuar sumamente rápido. Entonces, los veterinarios están muy alertas para detectar rápidamente comportamientos extraños de las aves; están monitoreando cualquier alza de la mortalidad e informan inmediatamente al SAG, que de inmediato toma las muestras. Es decir, se actúa muy rápido. De hecho, desde que se identificó un alza de mortalidad hasta que estaban todas las aves eliminadas, pasaron menos de 48 horas. Eso permite frenar y acotar el brote. Es decir, puede darse otro, pero si ocurre y se actúa de la misma forma, se va acotando.
“El riesgo es que el productor no se dé cuenta y se le mueran las aves; o que por salvarlas, las mueva a otro gallinero y ahí esto se disemina”.
-¿A nivel de productores hay conciencia?
-El que hayan pasado tres años desde que apareció en Europa y Estados unidos tiene a los productores más sensibles. Incluso gente que tiene gallinas en la casa llama al SAG. Se ha generado una cultura en que saben que tienen que estar atentos.
“Esta es una enfermedad muy virulenta que provoca muy rápido la muerte de una gran cantidad de aves, por eso genera mucha preocupación”.
Siguen las exportaciones
-Con este foco ¿Se cierran mercados?
-Hasta el lunes (pasado) Chile era un país libre de influenza aviar, porque la Organización Mundial de Sanidad Animal define que para tener esta condición de país libre no importa que el virus esté en aves silvestres o en producción de autoconsumo de traspatio. Entonces, el país tiene la condición de libre de influenza aviar cuando en sus granjas productivas, tanto de huevos como de carne, no está presente, que era lo que ocurría hasta el lunes.
“Pero la influenza aviar no es una limitante para la exportación y la importación de carne de ave. De hecho, seguimos recibiendo todos los días pollos de distintos países, incluso de Estados Unidos. Lo que sí hay que cambiar es el certificado sanitario de país libre a uno que indique que se envían productos desde zonas libres de influenza aviar”.
“Para que eso suceda, en un plazo de 72 horas desde detectado el caso, el SAG tiene que informar a sus contrapartes en los distintos mercados que ahora se enviará de zonas libres, las que se definirán según como está escrito en el plan de contingencia, acompañando todos los datos”.
“Chile autosuspendió sus envíos para informar con toda la información, con todos los pasos y medidas y con los datos”.
-¿Podría esto generar un cambio en la mirada que se tiene de Chile?
-Todo lo hecho habla de la seriedad con que se trabaja. La apuesta del SAG fue decir ‘tengo este plan de contingencia, en el que al aplicarlo defino zonas de 10 km y garantizo que lo que está fuera de esa zona no tiene influenza aviar, y esas van a ser mis zonas libres’. La seriedad de Chile como país exportador de alimentos se basa en esto, en precisamente tomar la medida entregando todos los antecedentes y datos, lo que da garantía de que mi sistema es robusto y funciona.
“Y en eso estamos. El martes se mandaron las primeras cartas a todos los mercados informando de la situación. Probablemente el viernes se va a mandar una segunda carta, ya con todos los resultados y los datos de cómo se cerró el caso, para demostrar que este caso está totalmente contenido; por lo tanto, estamos en condiciones de retomar las exportaciones desde zonas libres. Chile exporta casi el 40% de lo que produce, entonces un día sin exportar es complejo desde el punto de vista operativo, pero si esto efectivamente está acotado a una semana o unos días, no debiera ser mayor problema”.
-Pero, en algún momento, se habló de una suspensión por 30 días...
-Se produjo una confusión. Los 30 días se refieren a la recuperación del estatus de libre y esto porque la OMSA y el plan de contingencia del SAG establecen que ante un foco hay que eliminarlo, limpiar y luego esperar dos ciclos del virus, que son 28 días. Si en ese plazo no hay presencia del virus, se puede decir que se es nuevamente país libre. Pero, insisto, durante todo ese tiempo se puede seguir exportando de zonas libres. Si esto se sigue manejando bien y no hay otro foco, probablemente en 30 o 35 días, desde que se limpia todo, podemos recuperar la condición de país libre.
Cuidar las aves
-¿Vacunación?
-En algunos países se ha decidido probar vacunas, porque no está claro cuál funciona mejor, por lo que no es una decisión que se pueda aplicar de forma inmediata.
“Además, estamos apostando a mantener la condición de país libre. Si se vacuna es un camino sin vuelta atrás, porque no se puede retomar la condición de país libre, ya que al inocular el virus, después no puedes comprobar que no lo tienes”.
“Por lo tanto, la apuesta del Ministerio de Agricultura, del SAG y de la industria en general es si esto se puede contener, no vale la pena vacunar. En la medida en que esté controlado, no vale la pena tomar más medidas, sino que hay que seguir con las de bioseguridad. Insistir en los cuidados es clave. Ojala encerrar a las aves de corral. El ministerio ha sido enfático en que la gente que tiene aves, las encierre para cuidarlas. Hay que entender que las aves tienen que vivir en un gallinero cerrado, porque es peligroso para ellas que estén en contacto con aves silvestres”.
-¿Y qué pasa con las gallinas felices?
-Si se trata que no están en jaulas, sino que sueltas en un galpón, protegidas del contacto con aves silvestres, no debiera haber problemas. Cuando se tienen gallinas incluso en la casa, tienen que estar en los gallineros, bien cerrados.
“Llevamos seis años con un programa alrededor de los humedales para que la gente guarde sus gallinas. Es un programa en el que hemos invertido más de $1.200 millones, ayudando a construir corrales, entregando alimento para que esas gallinas no estén expuestas a contactos con aves silvestres”.
“Esa es la clave desde el punto de vista de sanidad: cuidar a los animales para no ponerlos en riesgo, cuidando también las áreas silvestres para que se mantengan en esos espacios, porque eso evita que los animales y aves se acerquen a las ciudades porque se han afectado sus hábitats nacionales. Por eso es tan relevante proteger los humedales”.