“Hasta hace unos años no era muy común ver hongos de la madera en avellanos europeos. Sin embargo, esto empezó a cambiar en el último tiempo, cuando las detecciones de estos patógenos efectivamente aumentaron”, asegura Gabriel Aguilar, asesor agronómico.
Si bien los expertos creen que esta situación es natural y se relaciona con el sostenido crecimiento, en los últimos años, de la superficie del cultivo en Chile y con el aumento de la especialización de los productores, no ocultan su preocupación por los alcances que podría tener esta enfermedad, que es provocada por un complejo de hongos que causa daños sobre la madera de la planta, especialmente sobre los tejidos vasculares.
"Lo normal es que muera un brazo del árbol, una parte de su estructura. Incluso a veces muere la parte interior, dejándolo desprovista de flores y frutos. En el peor de los casos puede morir la planta entera. Lo importante es entender que al final se ve afectado el negocio del productor, ya que perderá potencial productivo –incluso 30% a 40% en algunos casos– en su huerto", afirma Jean Paul Joublan, asesor agronómico.
El problema, dicen los expertos, es que muchas veces los productores no hacen un adecuado diagnóstico de estas patologías, atribuyéndole los síntomas existentes, como la sequedad de ramas y brotes, a la mala iluminación del huerto y llevando a que los hongos se extiendan por vastas zonas de la plantación.
A esto se suma el hecho de que para hacer una adecuada identificación de los patógenos que provocan esta enfermedad se deben usar herramientas moleculares.
"Hay hongos que se parecen muchísimo, por lo que la única forma de identificarlos es haciendo un PCR en el laboratorio", agrega Pablo Grau, investigador del Programa Frutales del INIA Quilamapu y encargado de la mesa técnica del Comité de Avellanos de Chile.
Importante, pero nunca tanto
Si bien Jean Paul Joublan reconoce que la aparición de los hongos de la madera es un problema que está creciendo en los huertos de avellanos europeos, cree que esta especie está mejor preparada que otras como los nogales o los cerezos para enfrentarla.
"En general, la madera del avellano es bastante dura, debido a que está más lignificada y es más resistente a ser colonizada por hongos, lo que lleva a que genere menos sensibilidad", indica.
Es más, para Gabriel Aguilar la principal preocupación en los avellanos europeos en la actualidad "no son las enfermedades de la madera, sino los hongos que afectan a la pepa".
No obstante, reconoce que este problema podría escalar en la medida que el trabajo en muchos viveros siga siendo deficiente en lo que respecta a pesquisar estas patologías.
“Me ha tocado ver en repetidas ocasiones la presencia de hongos de la madera en plantas recién salidas de vivero, que seguramente vienen infectadas desde los planteles madres. Esto está asociado a un mal manejo, donde estas enfermedades no han sabido ser reconocidas", explica Gabriel Aguilar.
Factores que inciden
La presencia de hongos de la madera en avellanos europeos suele asociarse principalmente a la zona sur de producción, especialmente la que se extiende desde la región de La Araucanía hasta la de Los Ríos.
"Allí hay mayor pluviometría, un nivel de humedad y condiciones ideales para el traslado del hongo, y existe un alto vigor natural por el nitrógeno de los suelos trumaos. Sin embargo, esto no implica que la infección no se pueda dar más al norte. De hecho, la última detección que hicimos nosotros fue en un huerto ubicado cerca de Parral, camino a Cauquenes", asegura Gabriel Aguilar.
Jean Paul Joublan sostiene que además de la zona en la que está ubicado el huerto, lo que más influye para que ocurra una infección es el nivel de estrés al que esté sometida la planta.
"La mayoría de los huertos afectados por hongos de la madera están sometidos a distintos tipos de estrés, con suelos con exceso de humedad, mal regados u otros problemas", asevera.
Gabriel Aguilar coincide con esta idea y agrega que donde más ha visto este tipo de problemas es en huertos con alta productividad, especialmente cuando esta es inducida externamente, a partir de la utilización de determinados reguladores de crecimientos como los antigiberélicos.
"Estas sustancias producen un mayor estímulo productivo en las plantas, pero a la vez un mayor desgaste. No es que el producto genere la entrada de estos patógenos, sino que la condición de estrés que se genera en las plantas a partir de su uso la deja más expuesta", explica.
Pablo Grau, por su parte, cree que unos de los factores que más influye en la aparición de los hongos de la madera es el que se relaciona con la cultura de la poda en avellanos europeos que tienen muchos productores.
"Muchos consideran que los avellanos durante los primeros años no deben ser podados, lo que lleva a que cuando la planta cumple dos o tres años se deban realizar cortes mucho más agresivos y grandes. Esto, a su vez, llevará a que las heridas tarden más en cicatrizar, generando una puerta de entrada para los patógenos", señala.
De igual forma, destaca que muchos de los huertos adultos se encuentran emboscados, producto de las altas densidades que se manejan en Chile (Tonda di Giffoni se planta a 5x2.5 m y 5x3 m), lo que necesariamente implica que deban ser sometidos a podas más importantes.
"Al haber mayor emboscamiento, se entiende que hay mayor humedad interna dentro de la canopia y, por ende, menor circulación de viento, lo que lleva a que haya más dificultad para que se sequen las heridas y mayor predisposición para hongos", sostiene Pablo Grau.
"También hay que considerar que muchos productores no tienen cuidado a la hora de podar. Me refiero básicamente a que no desinfectan las herramientas que usan, como las tijeras, los tijerones o los serruchos, ni aplican los selladores de cortes", agrega Gabriel Aguilar.
Otro aspecto que ayuda a que las plantas de avellano europeo sean susceptibles a la aparición de los hongos de la madera es la presencia de otras enfermedades, como el tizón bacteriano, causado por Xanthomona arborícola pvcorylina (Xac).
“Esta enfermedad debilita los brotes, generando mayor posibilidad de daño, y abre la puerta para que los hongos afecten, sobre todo a los brotes internos, con menos cantidad de luz y mayor sombreamiento", indica Jean Paul Joublan.
Algo similar ocurre con los ataques a las plantas de agentes como conchuelas y escamas.
“Estudios realizados en Estados Unidos demuestran que la acción de estos agentes afecta los tejidos del avellano, provocando micro heridas, lo que está relacionado a la aparición de estas enfermedades de la madera”, aseguró Ernesto Moya, académico de la Universidad de Concepción, durante su presentación en el “Segundo Día Nacional del Avellano Europeo”.
Madera de avellano europeo afectada por hongos de la madera. Jean Paul Joublan.
Estrategia de combate
A pesar de los daños que las enfermedades de la madera pueden generar en los huertos, los expertos coinciden en que pueden ser combatidas de manera efectiva.
Para ello, dicen, se debe aplicar una estrategia integral, que comience cuando las plantas estén en el vivero.
“Los productores deben estar atentos al material que están comprando, de modo de evitar que establezcan plantas infectadas en sus huertos”, dice Gabriel Aguilar.
El experto comenta que una planta infectada se nota fácilmente, debido a la presencia de protuberancias en la corteza y la coloración anaranjada que adquiere la madera, sobre todo en el eje principal de los materiales de más de un año de engorda.
En el caso de huertos adultos, la estrategia debe comenzar con determinar cuál es la situación de debilidad que está generando la presencia de estos hongos en las plantas.
"Lo más importante es determinar la causa y, a partir de ahí, buscar soluciones", asegura Aguilar.
Una vez dilucidado lo anterior y determinado el hongo que está atacando al huerto, a través de un análisis fitopatológico de laboratorio, los productores deberían realizar un tratamiento con fungicidas para evitar que la enfermedad se siga expandiendo.
Esta medida debe ser complementada con la realización de un manejo integral del huerto que apunte a tener una planta fuerte y equilibrada, con un sistema radicular bien desarrollado y sin problemas de patógenos; entre otras cosas.
"En este trabajo se pueden usar ácidos húmicos, enraizantes, aplicación de materia orgánica, corregimos los desniveles nutricionales, aplicamos anti estresante y finalmente recuperamos la planta", afirma Gabriel Aguilar.
Paralelamente se debe arreglar cualquier problema de suelo que pueda existir, a través de manejos físicos; y llevar a cabo una buena fertilización y riego del huerto, lo que implica, en la práctica, entregar la cantidad de agua y los nutrientes que requieren las plantas, ni más ni menos.
Los expertos también hacen hincapié en la necesidad de realizar los manejos fitosanitarios adecuados, sin abusar de la aplicación de determinados productos.
"Así, por ejemplo, si se abusa de la aplicación de productos cúpricos que irremediablemente caen al suelo, tendremos plantas intoxicadas o en vías de intoxicarse, lo que llevará a que se vean más expuestas a tener más susceptibilidad a estos patógenos", explica Jean Paul Joublan.
El asesor también hace un llamado a tener cuidado con las sobre aplicaciones de fungicidas.
"Esto hará que mueran todos los hongos presentes en el ecosistema del huerto, tanto los que afectan al árbol como los que lo benefician. El problema es que los patógenos, en general, son los más resistentes, por lo que después serán los primeros en reaparecer", dice Joublan.
Pablo Grau, por su parte, destaca la necesidad de que las podas se hagan desde el primer año de vida de la planta y se extiendan en el tiempo.
"Así evitamos tener que hacer cortes tan importantes posteriormente", afirma.
En caso de que existan plantas con síntomas de enfermedad, es importante que los productores realicen podas sanitarias, lo que implica eliminar el material afectado del huerto, disminuyendo la presencia del inóculo.
"Lo ideal es que, si encontramos, por ejemplo, madera afectada, esta sea quemada y sacada inmediatamente del huerto", señala Jean Paul Joublan.