A nivel general, en frutales, tanto el calcio (Ca) como el azufre (S) son elementos claves para el desarrollo del fruto y conseguir fruta de mejor calidad y condición. Además, entregan importantes beneficios ya que permiten regular el pH del suelo y en las primeras etapas de la floración, se potenciará el crecimiento radicular y foliar, impulsando la cuaja.
En el caso de la cereza ayudan a evitar desordenes fisiológicos en la fruta y en los árboles (ver recuadro Calcio y azufre en cerezos).
“Dadas las funciones nutricionales de ambos elementos, es muy importante que en cerezos las aplicaciones se concentren en el periodo de mayor respuesta a la aplicación de Ca, esto es, en el periodo de floración, cuaja y crecimiento de frutos”, explica Juan Hirzel, especialista en fertilidad de suelos y nutrición vegetal del INIA Quilamapu.
De no realizarse las aplicaciones de Ca ni S, no solo los frutos se verán afectados, sino que también las hojas. Por ejemplo, la deficiencia de azufre se manifiesta en las hojas y tejidos, las que presentarán un crecimiento atrofiado. Si bien las hojas más viejas podrían mantenerse saludables, las nuevas presentarán clorosis generalizada por el amarillamiento del tejido foliar y/o un color verde claro, dicen los especialistas.
Aunque pueden utilizarse en cualquier estación, para evitar que sean lavados por el agua, deben aplicarse idealmente en otoño o primavera.
Fertirriego, una opción viable
Los expertos indican que, si bien hay diversas formas de aplicación, lo mejor es realizarlo en la entre hilera —con ayuda de una calicata para determinar la mejor zona (ver recuadro)—, ya que esto permite colocar al fertilizante en cercanía al sistema radicular.
“Las aplicaciones foliares también son muy utilizadas cuando se requiere hacer una entrega localizada de estos nutrientes directamente al fruto”, asegura Claudia Rabert, académica del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad Autónoma de Chile.
Sin embargo, una de las formas que adquiere fuerza en el último tiempo es su uso a través del fertirriego.
“La factibilidad de aplicar calcio y azufre en sistemas de riego es alta en la medida que estos nutrientes se apliquen como fertilizantes independientes, por ejemplo, nitrato de calcio, sulfato de magnesio y sulfato de potasio”, explica Juan Hirzel.
El especialista advierte que el sulfato de calcio micronizado o similares —que puede ser aplicado a través de fertirrigación— podría precipitar en la línea de riego y obturar y tapar el sistema.
Esto podría suceder cuando el sistema de riego no cuenta con el diseño hidráulico correcto y/o con las mantenciones adecuadas para el funcionamiento hidráulico de la inyección de fertilizantes y/o del flujo de fertilizantes a través del sistema de riego.
Otra solución es trabajar con yeso soluble (sulfato de calcio soluble) o con calcio micronizado, cuyo menor tamaño de partículas le permite hacerse soluble en el sistema de fertirrigación, a diferencia del sulfato de calcio convencional, cuya solubilidad en agua es muy baja, asegura Hirzel.
Cuidado con los taponamientos
Para evitar problemas de taponamiento de los emisores —provocados por partículas no filtradas o sales depositadas o aspiración de partículas de suelo— la recomendación es abrir los laterales de riego con el sistema funcionando. Esto permitirá eliminar los sedimentos que allí se depositan.
“Con cierta periodicidad, y dependiendo de la calidad del agua y del filtraje, se recomienda aplicar ácido fosfórico en la inyección de fertilizante hasta alcanzar pH 2 a 3 en los emisores de riego”, recomienda Alejandro Antúnez, líder del Grupo Especialidad Suelo, Agua y Nutrición del INIA.
Esto deberá dejarse toda la noche, abriendo los laterales al día siguiente para eliminar elementos y sales disueltas.
Además, es necesario chequear de forma periódica las presiones y el caudal de los emisores para identificar el grado de taponamiento y la necesidad de limpieza de la red y filtros cuando corresponda.
Cuánto aplicar
Uno de los grandes desafíos al momento de aplicar tanto el calcio como el azufre en fertirriego es la dosis que se entregará, debido a que esta variará dependiendo de las necesidades del huerto, lo que se puede determinar a través de un análisis de suelo.
Según los especialistas, la cantidad de Ca oscilará entre 20 a 360 litros por hectárea, en función de la necesidad de este nutriente y de la solubilidad del producto.
“De cualquier forma, el calcio es uno de los elementos más abundantes en aguas de riego, variando desde 26 a 200 g m-3, por lo tanto, muchas veces los requerimientos son cubiertos con el contenido ya presente en el agua de riego”, dice Claudia Rabert.
Respecto al azufre, la especialista dice que las necesidades normalmente son satisfechas por su presencia como anión SO4-2 en fertilizantes de uso habitual en fertirrigación como sulfato de potasio, sulfato de amonio o magnesio.
“Es importante analizar los nutrientes ya presentes en el agua de riego para evitar una sobrecarga de sales al cultivo”, advierte la académica de la Universidad Autónoma.
Respecto a la época de aplicación, estos nutrientes pueden ser entregados en cualquier estación.
Sin embargo, como estos son fácilmente lixiviables o se pierden con facilidad por lluvia o exceso de agua, éstos deben aplicarse idealmente en primavera.
Beneficios del calcio y azufre
En frutales, tanto el calcio como el azufre entregan importantes beneficios ya que permiten regular el pH del suelo.
De hecho, el Ca es muy utilizado en nuestro país como alcalinizador del pH, principalmente en la zona sur, donde los suelos volcánicos limitan la solubilidad de diversos nutrientes debido a la acidez del terreno.
Por su parte, el azufre es utilizado para disminuir el pH de suelo, esto es, acidificar la tierra.
“Es importante recalcar que el uso de azufre en forma de anión sulfato se lixivia fácilmente en el suelo, por lo tanto, su efecto no es prolongado”, explica Claudia Rabert, académica del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad Autónoma de Chile.
A su vez, la especialista indica que si lo que se requiere es realizar una corrección de pH con este nutriente, deberán además utilizarse formas más insolubles como el azufre elemental (Sº).
“Disminuir el pH del suelo, según lo que se ha visto, aporta positivamente a la disponibilidad de algunos macronutrientes como fósforo y micronutrientes como zinc, manganeso y cobre”, recalca Rabert.
Otro beneficio que entregan estos nutrientes es la estabilización de la permeabilidad de la membrada de la pared celular del organismo vegetal. En simple, esto implica que las primeras etapas de la floración, se potenciará el crecimiento radicular y foliar, impulsando la cuaja del fruto.
“El calcio impacta positivamente en la cuaja de los frutos ayudando a minimizar posibles trastornos de formación de estos, mientras que el azufre es un nutriente necesario para favorecer la cuaja y retención de frutos”, explica la académica de la Universidad Autónoma.
De hecho, asegura la especialista, el azufre a su vez puede ser utilizado como agente fitosanitario, por sus cualidades para controlar plagas (acaricida) y enfermedades provocadas por hongos (funguicida).
Calcio y azufre en cerezos
Patrón de acumulación de nutrientes en frutos de cerezo. Se observa un consumo creciente de calcio hacia estados avanzados de crecimiento de la fruta:
Acumulación de Fósforo (P), Calcio (Ca) y Magnesio (Mg) en frutos de cerezo variedad Bing desde floración hasta cosecha.Fuente: Hirzel, 2014.