Ruido se generó, hace unos meses, cuando en la discusión de la Ley de Presupuestos 2021 se propuso traspasar varios institutos de investigación del Ministerio de Agricultura al Ministerio de Ciencia, iniciativa que no se concretó. Pero, a mediados de diciembre, ambos ministros —Antonio Walker, de Agricultura en ese momento, y Andrés Couve, de Ciencia— anunciaron la creación de un Comité Científico asesor para políticas públicas de agricultura sustentable.
Este comité, integrado por nueve representantes de la academia y de institutos de investigación del Minagri, buscará que el conocimiento y la investigación agroalimentaria sean una constante que incorpore no solo lo existente, sino también las nuevas tendencias y tecnologías, para lo cual se enfocarán en agua y suelo, recursos forestales, ganadería, fruticultura, tecnologías emergentes y economías locales. Couve insiste en que esos temas son los que permitirán que el agro chileno avance hacia la sustentabilidad, y que el país tenga “una agricultura sustentable, que permita que el rubro y país crezcan económicamente mejor”. Y agrega: “Una economía sustentable es una que mira al futuro con nuevas oportunidades”.
—¿Por qué pensar en traspasar los institutos de investigación ministeriales al Ministerio de Ciencia?
El diagnóstico del sistema científico nacional es que es un sistema fragmentado, con muy poca coordinación y que carece de orientación estratégica. Hay una capacidad de investigación bastante importante en el sector público, pero que está dispersa, al estar asociada a algunos ministerios, como el de Agricultura, Economía, Relaciones Exteriores, Energía. Producto de esto, se producen faltas de coordinación y duplicidades.
El ministerio tiene un mandato por ley de coordinar a estos institutos. Se creó un comité en la Corfo que va a permitir una primera instancia de coordinación, pero una propuesta inicial nuestra era que esa coordinación también se puede ejecutar si parte de los fondos se administran desde el Ministerio de Ciencia.
La idea era ampliarlo a Agricultura, para que tuviéramos un mecanismo de coordinación, y creo que es el camino correcto. Son mecanismos adicionales a estos de coordinación del Comité Corfo, y que nos van a permitir que la investigación pública efectivamente esté coordinada, que podamos orientarla estratégicamente. Que podamos decir, en los temas de agricultura, con mecanismos que nos permitan establecer objetivos y metodologías, cuáles son los temas estratégicos y cómo abordaremos los temas de futuro en agricultura. Por ejemplo, ¿los suelos regenerativos son una prioridad para la agricultura? Si lo definimos así, entonces, podemos orientar capacidades.
—El temor del agro era que se dispersara un recurso escaso sin un beneficio directo para el sector. ¿El comité lo resuelve?
Este comité se establece para asesorar al Minagri en estos temas de futuro y para generar canales de confianza, entre el mundo de investigación, el Ministerio de Agricultura y el sector productivo. Nosotros no tenemos solamente un mandato de investigación científica básica. Tenemos uno de investigación aplicada, de tecnología, de innovación y de emprendimiento de base científica y tecnológica.
De hecho, si se mira cómo los países han crecido en investigación y cómo el presupuesto también ha crecido en investigación, es porque el país define estratégicamente qué hacer y se hace investigación aplicada y se hace transferencia del conocimiento, y son esas áreas también las que queremos fortalecer. Por lo tanto, hacia lo que estamos avanzando es hacia establecer estos canales de confianza con, en este caso, el Minagri, para poner el conocimiento también al servicio de ese sector productivo. Y que lo hagamos de una manera sustentable, lo hagamos de la manera que nos exige también una economía que hoy se rige por criterios que son productivos, pero también sociales, medioambientales, que son elementos fundamentales en la ecuación económica. Entonces, en eso también tenemos mucho que aportar.
—Pero ¿cuál o cómo van a aportar efectivamente, considerando las especificidades del agro?
A través de una mirada macro que ayuda a unificar el impulso de desarrollo científico productivo, para estar en el camino de lo que hoy exigen los mercados.
Lo que podemos hacer, como ministerio, es contribuir a que el conocimiento agregue valor y permita satisfacer las demandas existentes de la mejor manera. Pero, asumiendo que las demandas son dinámicas y que van a surgir nuevas, por lo que tenemos que anticiparnos y no solamente mirar para atrás. Por eso, los temas de sustentabilidad, suelos regenerativos y economía local son temas que vienen y donde creemos que podemos aportar. Tenemos que pensar en cómo el conocimiento que se genera en nuestro país, en nuestras universidades, en nuestros centros, pueda transferirse a este mundo productivo del agro y generar valor.
Nuestra agricultura, como muchos otros sectores, tiene que nutrirse constantemente de nuevos conocimientos. Porque, hoy hablamos de las viñas, de la fruta, de los bosques, pero qué ocurre, por ejemplo, con temas que hoy parecen más de futuro, como la agricultura regenerativa, el que nos preocupemos de la agricultura sustentable. Todo eso requiere de conocimiento de muchas disciplinas, desde la microbiología hasta disciplinas que tienen que ver mucho más directamente con el agro y que tienen que ir alimentando las prácticas, para hacer que logren resultados productivos con mayor valor.
—Pero ese conocimiento ya se genera a través de un INIA o una FIA, además de los organismos privados.
Hoy día, efectivamente, el mundo agrícola incorpora el conocimiento que ya tenemos, pero hay un mundo, un universo de conocimiento adicional, que se puede incorporar, por lo que la visión que propondría es que el nuevo conocimiento vaya brindando nuevas oportunidades a una actividad que es tremendamente dinámica. Por eso que también es importante lo de las tecnologías emergentes, porque surgen cosas, que no teníamos hace unos pocos años, que nos ayudan en la productividad de un sector. Y después va a venir otro producto, que necesita otro conocimiento, es decir, hay una interacción permanente.
—¿Esta mirada hacia la ciencia aplicada que requiere el agro implica cambios también en el Ministerio de Ciencia?
Necesitamos que esta vinculación de los ministerios, que es formal, vaya produciendo cambios necesarios que son también culturales y que tienen que ocurrir en los dos ministerios. Tenemos que realmente incorporar este concepto del conocimiento para fines productivos, y que no por eso va a dejar de ser la mejor ciencia posible.
Pero también hablamos de cambios culturales de la comunidad agrícola y de todos. Por ejemplo, en los temas de agua y de escasez hídrica, no podemos hablar de que el agua se pierde. El agua no se pierde, se vierte en el mar y es parte de un ecosistema. Esos son cambios culturales.
Todas estas consideraciones medioambientales, sociales, de conocimiento, no son solamente mayores exigencias, son oportunidades para una nueva economía agrícola. Va a ser una mejor agricultura que se va a vender a mejor precio. Por lo tanto, el tema de la sustentabilidad no es uno de costos, sino de oportunidades, de nuevos mercados. Y en ese sentido, también tenemos que aportar en mirarlo así.