Infografía : Rolando Araos Millar | Fuente: Basado en la información entregada por Rodrigo Ortega Blu, Rodrigo Quintana y Ricardo Rodriguez | Recursos: Freepik
Conociendo el predio
El paso inicial para utilizar de manera eficiente la agricultura de precisión es realizar un muestreo del suelo, que permitirá conocer las características sobre las que se trabajará, como por ejemplo si es un terreno arenoso o arcilloso; así como el contenido orgánico, lo que es clave al momento de calibrar la tecnología de precisión.
Si bien existen una serie de alternativas para este proceso, una de las opciones más conocidas es el escáner electromagnético, elemento que se adosa a una moto de cuatro ruedas y que es capaz de generar cerca de 2 mil datos por hectárea, los que posteriormente son analizados por un software.
“No se necesita una conexión a internet para realizar esta operación, porque toda la información será almacenada en un dispositivo desde el que se podrá obtener toda la información. De igual forma, estos datos pueden ser subidos a una nube (almacenamiento en internet)”, explica Ricardo Rodríguez, gerente general de Agroprecisión, empresa que realiza mapeos de suelo desde hace 21 años.
El escáner permite determinar cuáles son las zonas con mayor y menor conductividad electromagnética, representado por una escala de colores que va desde el rojo hasta el azul, en el mapa que es construido por un software, y que identifica a través de colores los distintos niveles de conductividad que diferencian las estructuras del suelo, lo que definirá cuántas muestras de suelo son necesaria.
Tales muestras de suelo deberán ser ejecutadas por el agricultor y enviadas a un laboratorio para determinar la presencia de minerales, tipo y estructura de suelo, así como la capacidad de retención de humedad del terreno.
“Por ejemplo, en un predio de 60 hectáreas, se ejecutaron 26 muestras de suelo tras el mapeo. Si se hubiese trabajado sin esta herramienta, habría sido necesario realizar cerca de 4 muestras por hectárea para ser representativo, dando un total de 240 muestras”, dice Rodríguez, quien explica que esto permite ahorrar tiempo y dinero.
Los resultados del análisis de suelo se contrastan con los del mapeo de suelos —tarea que debería ser realizada de forma conjunta entre el productor y un asesor—, lo que permite crear un mapa de prescripción, que muestra con una alta especificidad los sectores idóneos para la siembra, así como los que presentan condiciones más pobres o sencillamente negativas para el cultivo.
“Los sectores más idóneos para los cultivos requerirán menos semillas porque se presume que tendrán un buen rendimiento, mientras que los sectores más rezagados necesitarán una mayor cantidad de semillas”, explica el gerente general de Agroprecisión, quien explica que la dosis de dichas semillas debe ser supervisada por un asesor.
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Recuadro: Rolando Araos Millar | Fuente: Imágenes proporcionadas por Ricardo Rodríguez, Agroprecisión | Recursos: Juxtapose
En la ruta correcta
El primer paso para la siembra es programar el banderillero digital del tractor con la ruta que se desea seguir a través del campo, la que será guiada únicamente por el GPS, por lo que no requiere internet para operar.
“Si bien todos los computadores incluyen GPS incorporado, no todos vienen con banderillero satelital. La diferencia está en que el que trae este sistema, posee una serie de luces en su parte superior, mientras que uno que no lo trae, no posee tales luces”, explica Ortega.
A la izquierda, un computador sin banderillero satelital y a la derecha un equipo con banderillero satelital (posee luces en su parte superior). Crédito: Gentileza Rodrigo Ortega Blu
La herramienta permitirá trazar todo el campo o la hectárea que se busca sembrar y el operador solo necesitará seguir las instrucciones y direcciones que le indique el banderillero.
“Este cuenta con una luz verde al centro y una serie de luces azules a cada lado. Si el conductor se desvía mucho hacia un lado o hacia otro, el sistema indicará con las luces y con un pitido muy fuerte que debe modificar su curso porque se está desviando”, explica Rodrigo Quintana.
Además, al integrar los datos del análisis del suelo, la sembradora se podrá configurar para que entregue las semillas adecuadas a cada zona del predio. Asimismo, el medidor de resistencia de suelo —pieza que debe ser añadida de forma extra, tal como se indica en el recuadro anterior— permitirá que la máquina detecte cuál es más duro o más blando y aplique la fuerza necesaria para que la semilla quede en una profundidad tal que permita su desarrollo.
“La semilla debe colocarse a la profundidad apropiada y a la misma distancia de una con respecto a la otra. De esta forma, se generan plantas uniformes que no competirán entre sí, evitando la generación de plantas dominadas y dominantes, factor que impacta en el rendimiento”, asegura Rodrigo Quintana.
Incluso permite que si, por ejemplo, una de las cuatro líneas de siembra está tocando una zona que ya tiene semillas, el computador selle esa bajada, pero siga operando con las demás, lo que permitirá que todo el terreno quede sembrado.
Evaluar los resultados
La única forma de verificar que la siembra fue realmente exitosa es en la cosecha.
En el caso de las hortalizas, bastará con realizar una inspección visual de los cultivos, analizando los rendimientos alcanzados y comparando a todos los sectores con temporadas anteriores.
“Si en los sectores donde se sembró menos, a raíz de los resultados del análisis de suelo, y aun así se produjo más, es porque la siembra de precisión fue un éxito”, asegura Rodrigo Quintana, quien agrega que, a fin de cuentas, con este sistema, los sectores buenos compensarán el rendimiento de los malos.
Para los cereales, es necesario que la cosechadora cuente con un monitor de rendimiento, el que debe ser incorporado y configurado en la computadora.
Esta herramienta consta de una serie de sensores instalados dentro de la tolva y conectados a un GPS, que miden la presión que ejercen los granos a medida que son cosechados e identifica automáticamente el sector del campo que se está cosechando y así saber los rendimientos de cada zona.
Estos datos pueden ser posteriormente descargados y visualizados en un “mapa de color”, donde el color verde indicará una baja presencia de granos por cada sector, mientras que los colores más rojos señalarán aquellos lugares donde la cosecha fue mayor.
“Con esta información será posible cambiar o mantener los manejos previos. Si un sector tiene un mal rendimiento, se identifica el factor limitante y este puede ser corregido durante la siguiente temporada”, dice el profesor de la Universidad Técnica Federico Santa María.
El experto añade que, si el factor limitante no puede corregirse, lo lógico es ajustar el manejo al potencial de rendimiento de cada sector.