Reutilizar y dar un uso eficiente a los residuos y descartes de las distintas industrias y empresas del área agroalimentaria es una necesidad creciente, aunque todavía no resuelta, que comienza a ver luces con el despegue de emprendimientos y empresas que buscan convertir esos desechos en productos con valor.
La tendencia se conoce como upcycling o supra-reciclaje, desde hace un par de años ha comenzado a verse en proyectos ligados al agro chileno, y se diferencia del reciclaje común porque el objetivo central es crear, a partir de un residuo, un producto que tiene un mayor valor final que la materia prima original.
Según cifras de Corfo, la producción agroalimentaria es un área que tiene gran potencial, ya que la productividad del consumo interno de materiales de Chile es menor a US$ 0,5 por kilo, siendo la más baja de los países de la OCDE, que en promedio alcanza a los US$ 4 por kilo.
"Chile es uno de los principales actores relacionados con la producción y exportación de agroalimentos y para mantener esta competitividad necesitamos fortalecer, diversificar y sofisticar el sector. Para ello existe un potencial de innovar en productos, procesos y servicios con valor agregado, mejorar el impacto socio-ambiental de la actividad y la adaptabilidad al cambio climático", afirma Rocío Fonseca, gerenta de innovación de Corfo.
Desde el año pasado se reforzaron los incentivos en esa institución para los proyectos ligados a la innovación sostenible, a tener un impacto económico, social y ambiental, y a la economía circular, que busca reducir el uso de materias primas y los residuos, donde cabe el upcycling.
"Específicamente para el sector agrícola y/o alimentario, el porcentaje de proyectos de innovación sostenible, en relación al portafolio total de proyectos financiados por la Gerencia de Innovación con estas características, se mantiene en alrededor de 20% desde el año 2010 al 2018", detalla Rocío Fonseca, y añade que sí han observado un interés creciente por conocer los temas de innovación sostenible y de transformación digital.
En distintos rubros y regiones del país, empresarios y emprendedores -casi todos menores de 35 años- ya están concretando proyectos de upcycling , que dan cuenta del potencial que tiene para desarrollar nuevos negocios y generar menos residuos.
F4F: Moscas que transforman residuos en alimento animal
La protagonista es una mosca soldado negra, la que es capaz de transformar 20 toneladas de residuos agroindustriales en una tonelada de harina para alimentación animal, ya que tiene entre 50% y 60% de protenía. Los protagonistas humanos son Cristian Emhart, quien en 2014, junto a Alejandro Tocigl, Gonzalo Urquieta, Francisco Serra y Andrés Pesce y crearon Food For the Future (F4F), la primera empresa chilena que produce harina para alimentación animal a partir de insectos.
"El ciclo de vida, desde huevo a mosca, dura una semana, y la etapa de engorda, donde se procesa el residuo orgánico, es de una semana. Nosotros producimos un kilo de huevos y ese kilo de huevos se va a comer 25 toneladas de residuos orgánicos en una semana. Y, luego, en la proteína final que obtenemos, ese kilo de huevos crece a cinco mil kilos de harina", explica Cristian Emhart. Además, los residuos de las larvas los venden como fertilizante.
En su planta inicial, en Puerto Montt, comenzaron procesando poco más de un kilo de residuos orgánicos al mes. Hoy ya van en seis toneladas y proyectan llegar a seis mil toneladas mensuales en los próximos tres años. Para ello tendrán que construir una nueva planta, que requerirá una inversión de unos US$ 10 millones y probablemente se ubicará en la Región del Maule, para estar más cerca de los proveedores de residuos agroindustriales.
"Nosotros creemos que esta es la solución más eficiente de upcycling para procesar volúmenes, porque existen pocas soluciones y la necesidad es gigante", plantea el cofundador de F4F, que el año pasado recibió el premio Avonni en la categoría de Recursos Naturales y Medioambiente, y que acaba de ser elegido finalista en los premios Latinoamérica Verde, que reconoce a los proyectos de mayor impacto ambiental de la región.
Cáscara Foods: Pulpa de frutas para la digestión
Con la idea de formar una empresa que tuviera un impacto real en el área de los alimentos, la tesis del magíster en Innovación y Diseño de la sede Santiago de la Universidad Adolfo Ibáñez de los socios Mateo Rubio y Diego Chong se enfocó en trabajar con la economía circular, desde donde llegaron al upcycling.
Probaron con distintas agroindustrias, como las productoras de salsa de tomates, aceite de oliva, vinos y champiñones, hasta llegar a las procesadoras de jugos de frutas, donde observaron que el volumen de pulpa que quedaba como residuo era alto y que tenía un contenido nutricional atractivo.
Con esos resultados y la lectura del mercado que hicieron en paralelo, llegaron a los restos de pulpa de manzana y, con ella, a Azana, un polvo de fibra de manzana natural, formulado para combatir problemas de tránsito lento y trastornos digestivos, que les permite procesar entre 12 a 15 toneladas mensuales actualmente, cifra que pretenden duplicar a fines de este año.
"Hoy crece a un ritmo superior a lo que esperábamos y ya estamos desarrollando nuevos productos dentro de la línea de la salud digestiva, también a partir de fibras de otras frutas. Queremos demostrar que la economía circular es necesaria en la industria de los alimentos y por eso aspiramos a explorar otros residuos y subproductos", afirma Mateo Rubio, creador de Cáscara Foods, empresa que produce Azana.
Si bien esperan entrar a las cadenas de farmacias, hasta ahora la mayor parte de las ventas son online , y están trabajando para obtener una patente sobre el desarrollo que han creado para obtener el polvo de manzana, lo que hasta ahora manejan bajo secreto industrial.
Vivo en Pass: Decoración con pallets y cera de abejas
Pamela Alejandra Silva Silva (34 años) es ingeniera ambiental de Puerto Montt, y ha dedicado su carrera a procesar residuos industriales, especialmente en empresas ligadas a las salmoneras, donde veía cómo la mayor parte de los pallets que no cumplían con las normas de calidad de ese rubro se iban al fuego, ya que estaban lejos de los puntos de reciclaje del país.
Entonces, decidió dar un nuevo uso a esa madera y también a los envases de vidrio de la ciudad. Así nació hace tres años Vivo en Pass -por las iniciales de su nombre-, empresa en la que junto a dos diseñadores, un fotógrafo y un grupo de artesanos de Puerto Montt crea objetos de decoración, vasos de vidrio, velas y artículos personalizados a partir de la madera de los pallets , botellas y cera de abejas que desechan los apicultores.
"En agosto nos vamos a trasladar a una planta para recibir los residuos y procesarlos ahí mismo, porque no solo queremos ser una empresa de productos decorativos, sino que gestores de residuos", comenta Pamela Silva. Añade que también está comenzando a incorporar residuos textiles en la oferta de Vivo en Pass y que a mediano plazo sumará productos elaborados a partir de residuos plásticos.
Cormo Alimentos: Nueva vida a los descartes de verduras
Cuando María Francisca Silva, ingeniera en Información y Control de Gestión, iba a comprar a las ferias en Santiago decidió buscar cómo utilizar el gran volumen de tallos, cáscaras, pepas y hojas que se iban a la basura. Se contactó con un ingeniero en Alimentos y una nutricionista, postularon a varios fondos para estudiar el potencial de distintos productos, y así desarrollaron Betasal, una sal elaborada de los tallos de la betarraga.
"Es un producto que tiene mucha fibra, por lo que ayuda a dar una sensación de saciedad y posee antioxidantes y todos los nutrientes de una verdura, por lo que mientras más la consumes es mejor para la salud. Además, tiene un impacto tremendo porque con un kilo de tallos hacemos 100 gramos de Betasal", asegura Francisca Silva.
Ahora está desarrollando cuatro variedades de galletas saladas a partir de remanentes de verduras, como las pepas de zapallo, tallos y hojas de brócoli y kale, tallos de betarragas y hojas de cebollas, respectivamente, pensadas para las colaciones de los niños, porque consumir una porción tendrá el aporte equivalente a una porción diaria de verduras.
Klein Biotecnología: Pigmentos a partir de las borras del vino
Las borras -los restos sólidos que quedan luego del proceso de fermentación de un vino- son uno de los principales residuos de esa industria. Y a la enóloga Daniela Salinas, de la viña Morandé, le generaba inquietud. Por eso, se contactó con la empresa Klein Biotecnología, que normalmente produce pigmentos en base a carotenoides, con la idea de buscar una utilidad a esos desechos.
El proyecto, que partió a fines del año pasado, aún está en desarrollo. El objetivo es analizar qué potencial tienen los pigmentos de esas borras, las antocianinas -los mismos que contienen las uvas y los berries - en términos de color y de propiedades antioxidantes, para utilizarlos en la industria cosmética y de los alimentos.
"Estamos trabajando para probar diferentes métodos de extracción de los pigmentos y ver si es factible hacerlo en términos económicos, además de comparar los parámetros deseados, como color, comportamiento frente al Ph, capacidad antioxidante y beneficios que puede aportar más allá del color", explica el director del proyecto, Carlos Flores.
Hasta ahora, asegura que los resultados muestran que tienen una capacidad antioxidante "increíblemente alta".
"De aquí a fin de año podríamos estar en condiciones de hacer el desarrollo más comercial y escalar un producto, donde lo más obvio podría ser un protector solar... Le veo un gran potencial, porque se puede vender el producto, el pigmento, pero también podríamos exportar el desarrollo y licenciarlo", plantea Carlos Flores.