Pese a que buena parte de su carrera la ha pasado más cerca de la industria del vino, el ingeniero agrónomo Danilo Daneri también se ha dado tiempo para desarrollar su veta como productor de especies frutales. De hecho, posee un campo de 22 hectáreas, en las cercanías de Talca, donde en los últimos años se ha concentrado en la producción de nueces. Si bien dice que el negocio en sí exhibe un gran potencial de desarrollo, también reconoce que tiene varios desafíos por delante. Dos de los más importantes: bajar los costos de producción y subir la calidad del producto.
En ese contexto, una de las labores que más incide en estos ítems es el secado, proceso vital para la rentabilidad de la nuez. Pese a que la mayoría de los productores lleva a cabo este trabajo poniendo su fruta bajo el sol por periodos que pueden superar las 18 horas, existe un hecho que a la larga resulta innegable: mientra más tiempo sean expuestas al secado, menor será la calidad final de las nueces, debido a que durante este proceso perderán contenido aromático y otras características asociadas con la calidad.
Consciente de esta realidad, y apurado por el aumento de la producción de su campo, el también fundador de Laboratorios Vinolab, decidió concentrar sus esfuerzos en la búsqueda de una máquina que le permitiera hacer más eficiente el proceso de secado. Así es como luego de ver los distintos modelos presentes en el mercado local, llegó a la conclusión de que ninguno le serviría para lograr sus objetivos. Es más, tuvo el presentimiento de que todas aquellas máquinas que observó de forma minuciosa en el comercio podían ser mejoradas, por lo que no dudó en contactar a un ingeniero calculista para que le ayudara a dilucidar qué tan cierta era esa posibilidad.
Al poco tiempo lo que nació como una idea vaga, se transformó en una realidad. Y es que los números terminaron por demostrar que si lograba desarrollar la máquina que tenía en su cabeza podría ahorrar, al menos, dos horas en el proceso de secado, lo que en la práctica significaba una baja importante en el uso de energía y, sobre todo, un aumento en la calidad de la fruta.
Una realidad
Luego de varios meses de trabajo, Danilo Daneri dio con un prototipo de secador de 2.500 kg de capacidad, con dos tambores (1.250 kg cada uno) y un quemador, que a diferencia de las máquinas convencionales funciona en dos tandas y puede alcanzar un ahorro importante en combustible, gracias a su sistema semi-continuo automatizado en contracorriente. Sin embargo, su mayor virtud es que genera un ahorro efectivo en tiempo de secado, que oscila entre dos y cuatro horas. "En teoría, la primera tanda se demora las mismas 18 horas que el resto. Sin embargo, la segunda bajará a 14 horas, tiempo que se mantendría en las siguientes tandas de secado. Hay que tener en consideración que esta cifra no la logra ninguna de las máquinas que actualemente existen en el mercado”, asegura.
El secador: Tiene una capacidad de 2.500 kg, dos tambores (1.250 kg cada uno) y un quemador, que a diferencia de las máquinas convencionales funciona en dos tandas y puede alcanzar un ahorro importante en combustible.
Es importante tener en cuenta que esta máquina, dadas sus características, se adaptará de forma perfecta a las condiciones particulares que tenga cada predio, lo que a juicio de su inventor significa una enorme ventaja desde el punto de vista estratégico del negocio y de la operatividad de la máquina.
Si bien por ahora no existen datos objetivos —mediciones en laboratorio— que permitan ratificar la mejora en la calidad de la fruta obtenida al utilizar esta máquina, ésta —de acuerdo a Danilo Daneri— sí presenta características que a la vista denotan un buen manejo. Por lo mismo, el objetivo durante la próxima cosecha será realizar diversos análisis de laboratorio, como la medición de ácidos grasos y color de la fruta, que permitan sustentar esta idea.
Danilo Daneri indica que una vez establecidos todos los beneficios que será capaz de generar esta secadora en la fruta y en el negocio del productor de nueces, se verá la forma de que se pueda poner a disposición de aquellos que les interese utilizarla. Por ahora comenta que siempre ha sido partidario de la asociatividad, por lo que ve con muy buenos ojos que en un futuro se pueda llevar a cabo una iniciativa de este tipo. “La idea es que todos nos beneficiemos con esta máquina y podamos ir a abrir nuevos mercados con altos volúmenes de fruta de gran calidad, pues no tiene sentido salir a batallar solo con 10 mil kilos, sobre todo si la demanda en el futuro será de millones”, añade.