Las buenas rentabilidades de los últimos años y las ventajas productivas que los agricultores ven en el avellano europeo han empujado a esta especie a convertirse en el segundo frutal de mayor crecimiento en superficie en Chile después del cerezo.
Sin embargo, con el crecimiento también han llegado los problemas. Es así como en los últimos años se ha visto un aumento sostenido en los huertos de las llamadas enfermedades de la madera, una patología provocada por un complejo de hongos que causa daños sobre la madera de la planta, especialmente sobre los tejidos vasculares.
Los hongos más detectados en avellanos son Diaporthe, Fusarium y Diplodia. Investigaciones de la Universidad de Concepción también mencionan a Diaporthefoeniculum y D. ambigua. Incluso Diploides mutila, que se encuentra en nogales; y especies asociadas al trigo, como Fusarium culmorun y F. avenaceum, pueden afectar al avellano.
A pesar de que esta enfermedad puede llevar a la muerte de la planta, lo normal es que afecte parte de su estructura, como puede ser un brazo. Así, es normal ver episodios que comienzan con la muerte de brotes y el secado de algunas ramillas laterales del árbol, y que con el tiempo derivan en escenarios más complejos, con pérdidas en el potencial productivo que, dependiendo de algunas condiciones, pueden sobrepasar el 50%.
Rama de avellano muerta a causa de enfermedades de la madera. Jean Paul Joublan.
Por lo mismo, es de suma importancia que los productores tengan claros los factores que inciden en la aparición de esta enfermedad y tomen medidas para combatir su presencia.
Los factores que inciden
Hay que tener claro que hay factores que llevan a que aumente la prevalencia de esta patología.
Uno de ellos es la ubicación geográfica del huerto.
Si bien las enfermedades de la madera pueden estar presentes en cualquier parte donde se encuentre el inóculo, en Chile lo más común -por una cuestión climática- es encontrarlas en aquellos huertos con suelos encharcados o problemas de anegamiento en invierno, ubicados en la zona sur de producción, es decir, desde la Región de Ñuble al sur, debido a la presencia de mayores precipitaciones primaverales. De hecho, en la Región de Los Ríos me tocó ver cómo un huerto que originalmente tenía 270 hectáreas, pasó a tener una superficie útil de 230 producto de las enfermedades de la madera.
Pero el establecimiento de un huerto más al norte no asegura, en ningún caso, que este se encuentre libre de los hongos de la madera. En esos lugares, factores como el estrés hídrico y suelos con poca retención de humedad pueden hacer que tengamos una planta más susceptible a una infección de este tipo. Las altas temperaturas de los últimos años también son un factor de estrés importante, y por ende un aspecto que incrementa la susceptibilidad de la planta.
Otro factor que incide en una mayor o menor incidencia de esta patología es el nivel de luminosidad que tengan los huertos, sobre todo los de 8 a 10 años. Si esta es baja, el campo se verá más expuesto a esta enfermedad. Cabe destacar que debido a la amplia diversidad de hongos que pueden causar esta enfermedad, su adaptación a distintas condiciones agroecológicas es muy alta.
Esta situación está directamente relacionada con el mal manejo que muchos productores han hecho de la conducción de los huertos (mal manejo de la canopia), lo que ha llevado a que en muchas zonas se produzcan crecimientos vegetativos explosivos y, con ello, se desate un ensombrecimiento importante y un aumento de la humedad relativa dentro del huerto.
Huerto de Barcelona emboscado. Jean Paul Joublan.
Cabe destacar que el vigor que tenga la planta se relacionará indirectamente con la variedad que se utilice. Así, por ejemplo, la Tonda di Giffonni, que es menos vigorosa que Barcelona, tenderá a sufrir menos problemas con esta patología.
Tonda de Giffonni afectada por hongos de la madera. Jean Paul Joublan.
De igual forma, hay que tener en cuenta que una de las principales formas de infección en los árboles son las heridas en la madera.
Por lo mismo, se entiende que, en el caso del avellano europeo, la presencia de otras patologías como el tizón bacteriano, causado por Xanthomona arborícola pvcorylina (Xac), hace que la planta esté más expuesta a los hongos de la madera, debido a que debilita los brotes y abre una puerta para que los patógenos entren, sobre todo a los brotes internos que tienen un mayor sombreamiento.
Algo similar ocurre con algunos insectos, como la Escama de San José, cuya presencia en los huertos también puede generar heridas en la madera de los árboles.
También hay otros agentes como los curculiónidos -en las regiones de Los Ríos y Los Lagos están los burritos-, que atacan las raíces e incluso el cuello de las plantas y generan heridas. Su acción muchas veces deriva en que las plantas queden a la deriva de hongos del suelo y se debiliten completamente -menos vigor-, comenzando un espiral que las dejará totalmente expuestas otras infecciones como los hongos de la madera.
Medidas a tomar
El combate de las enfermedades de la madera en avellanos europeos no pasa por la aplicación de un producto mágico, sino que debe darse en distintos frentes.
En ese sentido, es importante saber que si bien en el mercado existen productos fungicidas que sirven para atacar a los hongos de la madera, ninguno de ellos tiene registro comercial para ser usado en avellano europeo.
No obstante, hay algunas estrategias biológicas, a través del uso de trichodermas, bacterias y hongos, que son capaces de generar una menor propagación de los patógenos. De hecho, creo que esta es una de las mejores alternativas para enfrentar esta amenaza sanitaria, debido a que si bien no solucionará 100% el problema, lo mantendrá controlado.
Lo anterior debe ir de la mano con lograr que la madera del huerto tenga una buena exposición a la radiación ultravioleta. Así, mientras más madera del árbol se exponga al sol, menor presencia de estas enfermedades habrá.
Para ello es prioritario hacer una adecuada conducción de los árboles. Esto, en la práctica, significa desarrollar una estrategia que tenga a la poda como herramienta principal. La idea es que esta se utilice desde el comienzo, haciendo una adecuada formación de la planta, y se extienda en el tiempo con un buen manejo del vigor.
Además, se debe propiciar la cicatrización de los cortes de poda, lo que en la práctica implica el uso de sellantes.
En caso de encontrar madera enferma o muerta en los árboles, es prioritario que ese material sea eliminado del huerto. De lo contrario, el inóculo se mantendrá presente en el predio, transformándose en un riesgo para las plantas sanas.
De igual forma, hay que llevar a cabo un riego adecuado, que no sea deficitario. Esto no implica darle a la planta más agua de lo que necesita, sino que lo justo.
También se debe considerar hacer un adecuado y oportuno manejo fitosanitario del huerto con el fin de eliminar cualquier amenaza que contribuya a generar un debilitamiento de la planta.