Estamos a mediados de marzo y poco a poco nos empezamos a acercar al receso invernal, una de las fases más importantes para el desarrollo del cerezo y de cualquier frutal de hoja caduca, ya que en ella se produce la acumulación de frío que requieren las plantas para desarrollarse bien (tener una buena oferta y uniformidad floral, un polen de mejor calidad y de esta manera favorecer la fecundación) y alcanzar buenos niveles de producción al final de la temporada.
Para esta temporada sería ideal que este proceso, que es antecedido por una caída de hojas paulatina que deja a la planta completamente desfoliada, se adelante algunos días, con el fin de que parte de nuestras cerezas puedan ser cosechadas a más tardar el 10 o 15 de diciembre y no tengan problemas para llegar a China antes del 22 de enero de 2023, fecha en que se celebra el “Año Nuevo” de ese país, festividad en la que se comercializa el grueso de la oferta nacional. No hay que olvidar que el gran volumen de cerezas chilenas, liderado por Lapins, se suele exportar a China a partir del 15 de diciembre, por lo que cualquier demora en la salida de la fruta nos puede exponer a una situación similar a la que se dio este año, donde se produjeron grandes atochamientos en destino.
Si bien alcanzar este objetivo dependerá, en gran medida, de que las plantas puedan acceder a un frío de calidad durante los próximos meses -lamentablemente comenzamos con un marzo bastante caluroso-, existen algunos manejos que, si son realizados de manera adecuada y en el momento preciso, pueden ayudar a los productores.
Tres claves
El primer manejo, y uno de los más importantes, es dejar de estimular a los árboles para que paulatinamente dejen de manifestar actividad.
Esto, en la práctica, significa evitar las fertilizaciones vía riego o foliar y las aplicaciones de bioestimulantes en esta fecha (estas deberían haber finalizado a mediados de febrero). No hacerlo, llevará a que los árboles demoren más tiempo en entrar en receso, tal como ha quedado de manifiesto en algunos de los ensayos que he realizado en distintas agrícolas.
El segundo manejo importante tiene que ver con comenzar a bajar gradualmente los riegos de reposición de bandeja, de modo que las plantas entiendan que, en la medida que pasen las semanas, deben entrar en receso.
La idea es empezar con esta práctica desde enero en adelante. Así, por ejemplo, si en cosecha y poscosecha se reponía el 100% de la bandeja de riego, tenemos que llegar al 31 de enero, 28 de febrero, mediados de marzo y fines de ese mes con una reposición de 80%, 70%, 60% y 50%-40% de la bandeja, respectivamente, en la medida que los requerimientos de la variedad/portainjerto lo permitan.
El tercer manejo se relaciona con realizar aplicaciones de productos, como molibdeno + boro o sulfato de zinc, que estimulen la caída de hojas de los árboles. De hecho, deberíamos aspirar que antes del 15 de mayo la planta esté entrando en receso y ojalá se encuentre un 100% sin hojas.
Hay que entender que en la medida que las hojas comienzan a madurar y caer, la planta orienta toda la acumulación de carbohidratos y azúcares a las reservas que quedan en las raíces y en los mismos dardos.
Mientras las aplicaciones de molibdeno + boro deberían comenzar a fines de marzo, las de sulfato de zinc se suelen realizar más tarde, debido a que generan una caída de hojas más rápida, lo que eventualmente podría llevar a que la acumulación de reservas de la planta quede inconclusa.