Las buenas condiciones climáticas, la sólida y sostenida demanda del mercado y la alta posibilidad de mecanizar las labores de campo han sido determinantes para explicar el aumento de la superficie de avellanos europeos en Chile. De hecho, en la actualidad esta es la segunda especie que más crece en superficie en el país después de los cerezos.
Pero para tener éxito en este negocio hay que hacer un trabajo serio desde el comienzo, lo que implica analizar distintas variables como el clima y el tipo de suelo con el que se cuenta; y a partir de ello elegir la forma en la que se va a trabajar y las herramientas que se utilizarán.
¿Dónde plantar?
El avellano europeo, en general, es una especie que se desarrolla bien en el mundo en zonas con influencia marina, como el Mar Negro en Turquía, Oregon en Estados Unidos, y Cataluña en España.
En Chile existen tres zonas de plantación para esta especie: la norte, que se extiende desde San Fernando a Retiro; la centro, que corresponde a las regiones de Ñuble y del Biobío; y la sur, que se ubica entre las regiones de La Araucanía y la de Los Lagos.
La norte, en general, presenta climas más secos, especialmente en verano, lo que mejora las perspectivas sanitarias y productivas del huerto. De todas maneras, en esta zona se pueden ver amenazas como el oídio, la presencia de escamas de la familia Diaspididae y sobre todo de chinche de los frutales (Leptoglossuschilensis). Los suelos que podemos encontrar aquí son mayoritariamente marginales de tipo arcillosos o pesados. En esta zona las condiciones de baja humedad relativa durante la transferencia de polen pueden ser un problema, sobre todo en el futuro.
La zona centro, por su parte, suele mostrar algunas precipitaciones durante el verano, aunque no muy intensas. En el periodo de floración se ve una humedad relativa alta, lo que de favorece el desarrollo productivo del árbol. Los suelos de esta zona, que mayoritariamente son de origen volcánicos o arenosos, muestran una mejor infiltración y capacidad de retención de humedad que los de más al norte. En materia sanitaria, aquí suelen verse problemas similares a los de la zona norte, aunque no con gran intensidad.
La zona sur, en tanto, es mucho más húmeda que las demás, lo que lleva a que se deban tener algunas consideraciones especiales a la hora de producir, sobre todo en materia sanitaria. Aquí la principales amenazas son la lluvia y las bajas temperaturas durante la floración y especialmente en la etapa de la brotación y desarrollo de los brotes. Esto puede aumentar la presencia de bacterias como Xanthomonas arborícola pv Corylina, que pueden llevar al árbol a importantes mermas productivas y reproductivas.
El factor riego
El avellano europeo es una especie que, a diferencia de otras, puede tolerar bastante bien la falta agua, aunque esto no significa que no la necesite. De hecho, al ser sometida a un estrés hídrico severo, lo más probable es que la planta vea resentida su producción.
Por lo mismo, el establecimiento de un sistema de riego tecnificado, sobre todo en la zona norte y centro, debe ser considerado sí o sí en el diseño del proyecto.
En el caso de la zona sur es posible pensar en no contemplar el uso de un sistema de riego tecnificado. De hecho, en la actualidad existen huertos ubicados desde la Región de La Araucanía al sur de secano, que muestran un funcionamiento relativamente positivo. De todas maneras, antes de explorar esta opción, que sin duda le significará un ahorro de dinero considerable al productor, es importante tener claro que la utilización de un sistema de riego tecnificado desde el inicio del proyecto permitirá que las plantas pequeñas crezcan más rápido y, por ende, entren en producción antes, beneficiando los resultados económicos del huerto. Al final, todo dependerá del presupuesto que maneje el productor.
¿Pero cuál es el sistema de riego tecnificado que mejor se adapta al avellano europeo? En los huertos de esta especie se usa mayoritariamente el sistema de riego por goteo con dos líneas de goteros, debido a que originalmente fueron establecidos en suelos arcillosos en la zona norte. Este sistema, entre otras cosas, aumenta la eficiencia en la utilización del agua y evita mojar los frutos al momento de la cosecha. Y vistos los resultados obtenidos, creo que es la mejor opción para las zonas de producción norte y centro.
Más al sur esta tecnología también puede ser usada, aunque también se deberían considerar otras alternativas como los sistemas de cobertura total o microaspersión, que son muy populares en lugares como Europa y California y generan excelentes resultados. Todo dependerá de las condiciones de cada productor.
La planta, la protagonista
Para nadie es un misterio que el mercado de plantas en Chile muchas veces presenta problemas importantes, lo que queda en evidencia al recorrer algunos huertos. Si bien no podemos generalizar, es común que un porcentaje no menor de plantas presente problemas fitosanitarios, especialmente radiculares, lo que a la larga termina generando importantes mermas productivas en los proyectos.
Por lo mismo, es importante que los productores se asesoren muy bien a la hora de comprar plantas, porque no da lo mismo dónde hacerlo. El productor debe, en lo posible, buscar un vivero responsable y que comercialice material de primera calidad.
Una vez elegido el vivero con el que se trabajará es fundamental que los productores se hagan presente en el proceso de desarrollo de las plantas. Esto, en la práctica, significa acudir al vivero cada cierto tiempo y ver cómo evoluciona el material. Aquí es importante que los productores no solo se fijen en la parte aérea de la planta, sino también en su sistema radical, que debe ser profuso y de un color claro. Lo ideal es que las plantas no solo tengan raíces principales sino también secundarias y terciarias que son las absorbentes.
Otro aspecto que se debe tener presente es determinar si las plantas se encuentran o no injertadas. Si bien en Chile la mayoría de estas no lo están, en otros países esto es normal. De hecho, al contar con determinados portainjertos se puede aspirar a tener una planta sin sierpes, lo que ayudará —en el caso de que así se decida— a tener una planta en monoeje, que bajo ciertas circunstancias, puede ser más estable en el tiempo.
El diseño es fundamental
Otro aspecto que se debe considerar a la hora de establecer un huerto de avellanos europeos es su diseño, ya que dependiendo de lo que se decida los resultados productivos y el funcionamiento cotidiano del campo variarán.
En ese sentido, uno de los aspectos que se tienen que tomar en cuenta es la dirección de los vientos, ya que esto tendrá injerencia directa en el proceso de polinización del huerto. No hay que olvidar que el avellano europeo es una especie anemófila, es decir, los insectos no participan en su polinización. Por ende, conocer cómo se mueve el viento predominante del huerto será fundamental para determinar la ubicación de las plantas polinizantes. Para ello, una buena alternativa es instalar una veleta antes del establecimiento de las plantas. En el sur, por ejemplo, los polinizantes se suelen ubicar mayoritariamente en el contorno de los cuarteles.
Otro aspecto que se debe considerar es el tipo de cosecha que se va a realizar. Así, por ejemplo, si esta es mecanizada lo mejor será que las calles interiores sean un poco más anchas, con el fin de que las máquinas puedan transitar sin problemas. La idea es que tanto la cosecha como el resto de las labores al interior del huerto se puedan llevar a cabo de la forma más rápida y fácil posible.
El proceso de plantación
Es importante que ante de establecer las plantas se tenga absoluta claridad de las características físicas y químicas del suelo en el que trabajará. Para ello es fundamental que antes de la plantación se realice un análisis de suelo.
En caso de que el terreno tenga una napa freática alta en alguna época del año, es decir, el agua esté cerca de la superficie, lo mejor será establecer las plantas en camellones. Esto es especialmente importante en suelos pesados (arcillosos), no así en los más livianos como los franco arenosos o arenosos.
Los productores también deberían considerar el uso de camellones en suelos con hardpan —estructuras o estratas impermeables y endurecidas— que muchas veces están presentes en los suelos que se usan para el avellano europeo.
Lo ideal es tener un suelo sin limitantes de ese tipo entre 70 y 80 cm de profundidad. Por lo mismo, en la zona norte, donde abundan suelos poco profundos, una buena parte de los avellanos europeos están plantados sobre camellones.
A la hora de realizar la plantación es importante que el hoyo que se use se adapte a las raíces de la planta y no al revés. También es fundamental que las raíces de la planta queden ubicadas de forma vertical y no dobladas o en bucles.
De igual forma, se debe cuidar que las raíces de las plantas queden en contacto con el suelo y no se generen bolsones de aire, con el fin de evitar futuros problemas de desarrollo.
Respecto de las plantas polinizantes, lo ideal es que puedan establecerse un año antes que las correspondientes a la variedad principal, de modo de propiciar la generación de polen en el huerto. Esto, a su vez, mejorará el proceso de polinización y redundará positivamente en la producción del árbol.