La primera etapa de la crianza de terneros, que va desde su nacimiento hasta el destete —el que suele ocurrir entre los 60 a 70 días de vida—, es fundamental porque en esa etapa se juegan factores como la formación del sistema digestivo y de las papilas ruminales (sistema de absorción de nutrientes), así como también la colonización microbiana, lo que definirá el potencial productivo que tendrá luego ese animal.
Para favorecer este proceso es clave obtener una determinada ganancia de peso diaria, la que, hasta los 2 meses de edad, debe oscilar entre 0,65 a 0,75 kilos por día.
Esto se debe, según investigadores de la Universidad de Pennsylvania (Gelsynger y col, 2016 ), a que, por cada 100 gramos de ganancia adicionales por parte de la ternera antes de su destete, la producción de leche, grasa y proteína durante la primera lactancia puede aumentar en 130,4 kg, 6,1 kg y 4,7 kg respectivamente.
Desde antes del parto
Un aspecto clave, a veces olvidado por los productores, radica en que los manejos en la crianza de terneros comienzan previo al nacimiento de esta.
Por ende, la madre debe recibir todos los protocolos de vacunación, de acuerdo al programa de cada predio y en relación a las enfermedades prevalentes en el rebaño, de tal forma de traspasar la inmunidad a la cría a través del calostro. Este proceso se conoce como inmunidad pasiva.
Por lo mismo, se debe suministrar una dieta especial a la vaca en el preparto, asegurando una buena calidad del calostro.
Durante el parto es importante evaluar el desarrollo para que, una vez que el animal nazca, sea más fácil buscar problemas o anomalías.
En caso de no registrarse ningún problema, será necesario secar a la cría, limpiar las secreciones y desinfectar el cordón umbilical con solución yodada.
Posteriormente, se debe alimentar recién nacido con calostro, idealmente dentro de las primeras 2 horas de vida, con una dosis general de 4 litros. Hay que considerar que, en ciertas ocasiones, será necesario entregar la dosis en dos tomas, dando 2 litros primero y tras dos a cuatro horas, proveerle los 2 litros restantes. Esto deberá ser determinado por un asesor.
Lo más importante es que tras las 6 horas de haber nacido, la cría debería haber recibido, al menos, 4 litros de calostro.
Si bien es posible utilizar calostro sintético, el ideal es que provenga de vacas sanas. El alimento puede ser entregado a través de una mamadera, aunque, en caso de que la ternera no quiera tomar mamadera, se le deberá entregar por sonda.
Durante los 3 días siguientes, debería recibir 2 litros diarios.
Todo esto le entregará al ternero los anticuerpos que le protegerán mientras desarrolla el suyo propio —principalmente Inmunoglobulina G, también llamado IgG—, lo que le conferirá un escudo contra los patógenos presentes en el medioambiente.
Estos manejos, en teoría, deberían evitar o mantener en márgenes tolerables la mortalidad en los terneros, donde se acepta entre un 2% a 3% entre el nacimiento y los 2 meses; o menor al 5% en toda la etapa de crianza o reemplazos en lechería.
Siguiente paso, la dieta láctea
A los cinco días de vida, el ternero o ternera podrá iniciar su dieta láctea, la que puede estar integrada por leche natural pasteurizada o, lo más común, es utilizar un sustituto lácteo.
Los sustitutos vienen en polvo y se deben diluir según las recomendaciones del fabricante, aunque la norma general indica que se deben disolverse entre 120 y 130 gramos por litro de agua, a una temperatura de 40°C para que la ternera lo reciba a 37°C.
Lo recomendable es que el animal parta consumiendo cerca de 2 litros de leche, pero es esperable que a los 45 días se le esté proveyendo 4 litros diarios.
Si todo va bien, sería esperable alcanzar los 6 litros a los 50 días. Así, al acercarse a los dos meses de vida, la dosis se baja nuevamente a 4 litros.
A los 60 o 70 días, desde el nacimiento, se procederá al destete, por lo que se dejará de brindar leche.
Complementando la dieta
Entendiendo que la ternera, en sus primeras 3 semanas tiene una pobre digestión enzimática del almidón, es recomendable entregarle concentrados cuya fuente de carbohidratos sea lactosa, ya que el animal está preparado para recibir este glúcido.
Esta alimentación ayudará a que la cría desarrolle sus papilas ruminales y encare el proceso de ganancia diaria de peso.
Tal preparación deberá contener entre 18% a 20% de proteína cruda de buena digestibilidad. Este deberá entregarse, en un principio, en pequeñas cantidades para ir aumentándolas paulatinamente para que, al llegar al destete, el animal consuma entre 1 a 1,5 kg por día.
Así, una vez que la leche es retirada de la dieta y la cría dependa mayormente de estos carbohidratos, no habrá problemas al aumentar el volumen de este concentrado.