La firma del protocolo que le permitirá a Chile exportar cítricos a China es una tremenda noticia para nuestra agricultura, por lo que hay que aprovecharla.
En ese sentido, se debe comenzar diciendo que los cítricos, a diferencia de otras especies como las paltas —que ya tienen algunas temporadas en el gigante asiático—, son frutas muy conocidas por los chinos. De hecho, ese país es el principal productor y consumidor de cítricos del mundo, por lo que si somos capaces de producir lo que ellos quieren, tenemos muchísimo que ganar.
Pero ¿qué es lo que quieren los chinos?
Es importante saber que además de producir y consumir variedades locales, China también importa y produce las variedades de cítricos que nosotros exportamos, lo que se transforma en una buena oportunidad para desarrollar la citricultura nacional.
Son variadas las opiniones que existen en torno a las exigencias que tiene el mercado chino, pero la realidad es que al ver los listados de variedades, precios y volúmnenes que se transan en el negocio, llegamos a la conclusión de que la situación da para mucho. Si consideramos que los productores peruanos envían a China fruta con 8-10 ºBrix, color pálido con visos verdes, con y sin semilla, pero calibres 1x, 2x y 3x, podemos concluir que los chinos perdonan todo menos una fruta pequeña. Si bien los precios pueden ir desde US$ 0,4 a 0,6/kg para calidades bajas y medias, estos se pueden llegar a duplicar e incluso triplicar si se trata de fruta grande, full color y alto grados Brix.
Más allá de que la fruta de una calidad inferior no alcance los mismos precios que la Premium, esto le abre una enorme posibilidad para muchos agricultores que en estos momentos solo tienen como opción exportar a Estados Unidos, un mercado altamente exigente, especialmente con el color y Brix. Si el cambio climático sigue elevando las temperaturas medias y disminuyendo la pluviometría, tal como ha ocurrido este año, la zona central va a tener mayores problemas para lograr fruta full color.
En ese contexto, no es descabellado pensar que cuando empiecen las exportaciones a China, el gigante asiático le quitará volumen a Estados Unidos, lo que a su vez permitirá aumentar los precios en todos los mercados, incluso el interno.
De hecho, en la actualidad los importadores chinos han mostrado un alto interés por el limón chileno Eureka. Esto debería, en el mediano plazo, elevar su precio. Algo similar podría ocurrir con la naranja, el pariente pobre de la citricultura chilena, la que puede subir muchísimo su valorización en la medida que una parte de la fruta que en la actualidad se envía a Estados Unidos y se deja en el mercado interno —especialmente las variedades tardías que alcanzan un mayor calibre—, se desvíe a China.
En ese sentido, estoy convencido que el futuro que les espera a los cítricos chilenos es mucho mejor del que nos imaginamos. Incluso, creo que podría llegar a ser similar al presente que están viviendo las cerezas.
Cómo aprovechar la oportunidad
Si seguimos la experiencia de la uva de mesa y las cerezas, dos productos que llevan años exportándose a China, deberíamos pensar en la idea de tener dentro de los huertos cuarteles especiales para la fruta que tiene como destino el gigante asiático. No hay que olvidar que nuestro país, al tener más frío, tiene problemas para estimular el crecimiento de la fruta, a diferencia de países como Perú y Colombia, donde se puede obtener fruta grande con mayor facilidad, pero con menor calidad interna.
Así, la idea es que a los huertos de limones, mandarinas y naranjas se les realicen podas más fuertes, mayores raleos de fruta y se les entregue una alta nutrición (foliar y vía riego) con potasio. Esto llevará a que baje el tonelaje de fruta por hectárea pero mejore el calibre.
En materia de poda es importante que los productores aspiren a tener árboles más abiertos y ventilados, con el fin de mejorar la penetración de las pulverizaciones y evitar el desarrollo de problemas en poscosecha. Hay que tener en cuenta que en la actualidad muchos de los huertos de cítricos que existen en Chile son altos, emboscados y cerrados.
La forma ideal de un huerto de cítricos que pretende exportar su fruta a China debería ser igual al de un duraznos, es decir, se debe privilegiar la luz para lograr full color en la fruta y hacer un ajuste de carga para lograr calibre.
También hay que preocuparse de que la fruta llegue en condiciones adecuadas a China, para lo cual hay que hacer una completa revisión de todos los programas de pulverizaciones. La idea es que en esta tarea se use la mayor cantidad posible de productos orgánicos, los cuales además de ayudar a controlar pudriciones, evitarán que la fruta llegue a destino con residuos.