Las floración es uno de los momentos más relevantes del ciclo anual de cualquier especie frutal. En el caso del manzano, este periodo coincide con el de la inducción de sus flores para la siguiente temporada, por lo que las labores que se realicen, especialmente el raleo, serán determinantes en la futura producción del huerto.
La inducción floral es el proceso mediante el cual las yemas de los frutales, todas originalmente vegetativas, sufren cambios metabólicos que las preparan para transformarse en yemas florales. El proceso que sigue a la inducción floral se conoce como diferenciación floral y corresponde a la manifestación externa (cambio morfológico) de este proceso.
Figura 1. Representación secuencial de la diferenciación floral en una yema de manzano (Faust, 1989).
En la mayoría de los frutales las yemas vegetativas son más pequeñas y puntiagudas que las florales, siendo estas últimas más voluminosas.
Foto 1. Yema floral y vegetativa en un dardo de manzano (izquierda). En el caso del cerezo (derecha), de las múltiples yemas del dardo, sólo una de ellas, la más aguzada, conserva su carácter vegetativo.
La inducción floral conlleva una de-represión de genes, la variación del contenido de ciertas hormonas y una alteración en la distribución de los nutrientes, especialmente nitrógeno y azúcares. Esta última, expresada como una alta relación Carbono / Nitrógeno, parecería ser un buen indicador que favorece la inducción.
Entre las hormonas, se ha visto que las giberelinas afectan negativamente el proceso de inducción de flores en manzanos y muy especialmente en perales. Las citoquininas, por el contrario, lo favorecerían.
En algunos frutales la inducción y la diferenciación floral pueden ocurrir simultáneamente con el crecimiento de brotes y frutos. En pomáceas, los meses críticos de la inducción floral coinciden con los de la división celular de la fruta. Ello no ocurre así en carozos, donde el caso extremo lo constituye el cerezo, cuya inducción se da posterior a la cosecha.
La posición de la fruta en la rama es determinante en su influencia sobre la floración de la próxima temporada. El fruto, que tiene una enorme fuerza competitiva (“sink”), se ubica, en manzanos y perales, por sobre los dardos que están en proceso de inducción, inhibiéndola. De ahí que el raleo temprano, a fin de bajar la carga giberélica del sector, así como la posibilidad de emisión de brindillas, que alejen la yema de la fruta producida, son muy importantes.
Figura 2. Dardo de manzano dominado por la fruta, desarrolla una yema vegetativa (derecha). En durazneros (izquierda), la IF ocurre en ramas anuales, lejos de la influencia de la fruta (Feucht, 1967).
Las labores culturales que tienden a favorecer este proceso serían:
1-Uso de portainjertos enanizantes, que restringen el crecimiento de la planta, aumentando la relación C/N.
2-Poda suave, evitando despuntes que favorecen el rebrote, con la consecuente dilución de los carbohidratos.
3-Inclinación de ramas, permitiendo que más yemas broten, cada una de ellas con menor vigor.
4-Raleo temprano de frutos (son las semillas, debido a su producción de giberelinas, quienes inhiben fuertemente el proceso).
5-Fertilización nitrogenada balanceada, evitando excesos.
6-Uso de inhibidores de crecimiento, del tipo antigeberelico (Prohexadione Ca).
7-Uso de citoquininas.
8-Anillado de ramas previo a la época de inducción, lo que permitiría una mayor relación C/N.
9-Poda de raíces, que aumentaría la relación C/N, debido a una menor absorción de nitrógeno.
En relación a los dos últimos puntos, el anillado y la poda de raíces, nos parecen medidas inadecuadas para ser aplicadas en manzanos, pues sus efectos secundarios negativos podrían ser mayores que los beneficios perseguidos. El intenso estrés temporal que se le produce a la planta puede gatillar reacciones adversas en la fruta durante el almacenaje en frío.
Tanto la inducción como la diferenciación floral pueden ser revertidas por diversas condiciones ambientales y de manejo. Es así como podas de verano severas, practicadas en árboles vigorosos durante el verano, pueden inducir un añerismo, al provocar una rebrotación de la planta. De ahí que no se recomienda hacerla sino a partir de finales de febrero.
El siguiente cuadro muestra, para distintas especies frutales, las fechas de inducción y diferenciación floral, consideradas en un rango amplio:
Cuadro 1. Fecha de inducción floral estimada para diversas especies frutales (adapato de Westwood, 1993).
Cuadro 1. Fecha de inducción floral estimada para diversas especies frutales (adapato de Westwood, 1993)
Especie Época de inducción Época de diferenciación Pomáceas Octubre-Diciembre Diciembre-Septiembre Manzano Peral Carozos Diciembre-Febrero Enero-Septiembre Duraznero Ciruelo Damasco Cerezo Otras Vid Noviembre-Diciembre Diciembre-Octubre Kiwi Noviembre-Diciembre Abril-Septiembre Cítricos Mayo-Julio Julio-Septiembre
Figura 3. Brotación de brindilla desde un dardo frutal, producto del raleo temprano y adecuada formación de la rama productiva (“extinción”). La brindilla de ahí obtenida, inducirá su yema, debido a que ésta se aleja del influjo de la alta carga de giberelinas producidas en la semilla.
En una investigación llevada a cabo por el Centro de Pomáceas, se logró estimar la época de inducción y diferenciación floral de 4 cultivares de manzanos (Fuji, Royal Gala, Red Chief y Braeburn), utilizando GA4+7, a 100 ppm en forma semanal a partir de la floración, para inhibir el proceso. La determinación de la fecha de diferenciación floral se efectuó por medio de análisis visual de cortes histológicos de las yemas bajo el microscopio.
El estudio determinó que el período de máxima sensibilidad de la inducción floral para los cvs Royal Gala, Red Chief y Braeburn está entre 7 - 21 ddpf.
La diferenciación floral observada comenzaría alrededor de 95 ddpf en Red Chief y Braeburn (5 de enero). Para Royal Gala dicho proceso se iniciaría a los 110 ddpf (20 de enero).