El aumento de la masa corporal, el incremento en el metabolismo y la intensificación del nivel de alimentación son factores que han incidido de forma directa en la producción y en la salud de los animales. Si bien estos factores mejoran los rendimientos del plantel lechero, también aumentan la incidencia de patologías digestivas metabólicas.
Una de ellas es el desplazamiento de abomaso; enfermedad que se ha hecho cada vez más común en los planteles de alta producción.
Si bien el desplazamiento de abomaso no tiene una causa primaria conocida, existen hipótesis que intentan explicarlo. Una de ellas se relaciona con que el animal presenta una falta de tono muscular en el tejido del abomaso, lo que genera que ante una acumulación de gases en el interior del órgano, éste se distienda. Esta distensión, a su vez, puede provocar un desplazamiento del abomaso hacia la izquierda -pasando por debajo del rumen- y ocupar un pequeño espacio entre la pared costal y el rumen.
Esto lleva a que el animal sufra dolor, baje el consumo de alimento y movilice reservas corporales, entre otras cosas.
La incidencia de esta patología tiene una repercusión directa en la producción de leche (la disminuye) y compromete la lactancia, fertilidad y permanencia en el rebaño de esa vaca. Además, aumenta de forma importante los costos de los tratamientos.
La disminución en la producción puede llegar a 11%, lo que en una vaca de alta producción significa hasta 700 kg de leche en los 300 días de esa lactancia.
Los factores de riesgo
A pesar de no conocerse la causa primaria de esta patología, sí se conocen los factores de riesgo que incrementan la incidencia de esta enfermedad.
1) Raza. Esta patología afecta en mayor grado a razas con aptitud lechera. Es decir, mientras mejor es la raza para producir leche, mayor será la incidencia de la patología. Este problema se observa con mayor frecuencia en vacas adultas, de gran tamaño y con alta capacidad para producir leche. Una de las más afectada es la Holstein-Friesian.
2) Edad. El desplazamiento de abomaso presenta una mayor incidencia en vacas multíparas por sobre las de primer parto.
3) Genética. Se ha encontrado una predisposición genética para presentar esta enfermedad. Gracias a estudios de progenie, se ha logrado cuantificar la heredabilidad de esta enfermedad.
4) Nutrición. Este factor es muy importantes, ya que es en la nutrición donde el productor puede controlar, en cierta medida, la incidencia de la patología. La incidencia aumenta con dietas con alto porcentaje de concentrado y bajas en fibra, por lo que se recomienda entregar al animal desde 17% a 19% de fibra bruta. Esto permitirá minimizar el riesgo.
5) Estrés. El estrés es otro factor que influye en los desplazamientos de abomaso. El estrés puede ser originado por problemas de manejo como deficiencia en el espacio lineal de comederos, problemas de jerarquía o competencia en los corrales; factores propios del animal como retención de placenta, metritis, endometritis, laminitis, mastitis; o el mismo parto, que naturalmente aumenta el nivel de corticoides circulantes en el animal. En el caso de animales confinados, condiciones como escasa movilidad y exceso de fecas dentro de los corrales también aumentan la probabilidad de incidencia de esta patología.
Cualquiera sea la causa, el estrés lleva a que el animal disminuya el consumo de materia seca, fundamentalmente por la caída del estado de ánimo y presencia de fiebre.
6) Desórdenes y patologías metabólicas. Los desordenes metabólicos, también muy frecuentes en la fase de transición —21 días antes y 21 días después del parto—, juegan un papel muy importante en la incidencia del desplazamiento de abomaso. Una vaca con hipocalcemia —desorden metabólico— aumenta su probabilidad de sufrir de desplazamiento de abomaso en 2.3%, si se compara con una vaca que presenta calcemia normal. La hipocalcemia debe ser considerada como un factor de riesgo etiológico asociado, ya que produce hipomotilidad ruminal en el abomaso, haciendo que este último disminuya de manera considerable su motilidad y tonicidad.
7) Desórdenes Neurológicos. Se cree que una falla en el sistema nervioso —en el nervio vago— pueda ser la razón por la cual se pierde el tono muscular en el tejido del abomaso.
8) Clima. Condiciones climáticas como precipitaciones, bajas temperaturas, vientos fuertes y presencia de barro, influyen en el aumento de la incidencia del desplazamiento abomasal debido a la disminución del consumo de forraje.