Algunos estudios ya destacan las proyecciones económicas sectoriales de 2012 con un rango de expansión entre -0,2% y 0,5%. Para 2013, en tanto, se prevé un crecimiento prácticamente nulo del rubro silvoagropecuario.
Varios son los factores que explican este desempeño, entre ellos los efectos climáticos, bajas en exportaciones, demanda interna creciente y desaceleración de la actividad forestal, por mencionar algunos. Pero una de las principales causas es la casi nula actividad agrofinanciera sectorial.
No se ha incursionado en el mercado de capitales comoditizando productos como la frambuesa congelada o la venta de derechos sobre productos como ocurrirá próximamente con la leche fresca.
Las universidades que imparten las carreras de agronomía no han avanzado en un mayor grado de especialización en el área financiera y mercado de capitales, para potenciar la formación de los nuevos profesionales.
Por años se ha sabido que el desarrollo económico y el del sistema financiero van de la mano; así, los países de mayor ingreso tienen sistemas financieros más profundos y desarrollados.
La destacada economista Joan Robinson (1952) argumentó que “donde las empresas lideran, las finanzas siguen” y en este caso las empresas del agro no son una excepción. Así, los últimos estudios señalan que los sistemas financieros juegan un rol crítico en la estimulación del crecimiento económico.
Un problema puntual del sistema financiero chileno es la baja liquidez del mercado de acciones y papeles financieros; a pesar de ser un mercado relativamente grande éste es tremendamente poco líquido.
Otra área donde existe un desafío importante es en el desarrollo de la industria de capital de riesgo. La idea es que ésta permita desarrollar firmas con un alto potencial de crecimiento. Así también, es necesario apoyar el desarrollo del mercado de derivados financieros.
En los tres puntos anteriores el agro puede aportar bastante. Por ejemplo, en el desarrollo de los fondos de inversión para optar a capital de riesgo a tasas preferenciales para inversiones en ganadería o fruticultura.
De igual forma, puede ayudar en la creación de más instrumentos financieros como los contratos sobre berries congelados, manzanas, kiwis, quesos, leche en polvo nacional por mencionar algunos.
Y para finalizar puede negociar con derivados financieros, futuros y opciones sobre trigo o maíz con el fin de abrir la puerta a estos negocios.
Necesariamente habrá que tomar medidas financieras para romper la tendencia a la baja de nuestra agricultura. No podemos estar enmarcados en un riesgo cambiario si para evitar eso existen seguros de tipo de cambio. Tampoco podemos ser autocoplacientes con el oligopsónico sistema de comercialización que tenemos.
Hay que romper los esquemas tradicionales y sacarle provecho a la compra de insumos y venta de productos a través de la Bolsa de Productos por mencionar algo concreto.
En los próximos días se informará oficialmente sobre la implementación de los seguros de precios para la venta de trigo y maíz en una primera etapa.
Es decir quien desee asegurar un precio mínimo de venta en estos cereales lo podrá hacer. Algo impensado hace algunos años.
Soy un convencido que la primera etapa con estos instrumentos financieros, será el gran golpe de timo que necesita nuestra agricultura. De igual forma, se comprobará lo que decía la economista Robinson en los años 50, quien afirmaba que empresas fuertes significan mercados financieros fuertes. Sólo así habrá mayor crecimiento, desarrollo, avances y el círculo virtuoso que la agricultura de Chile necesita.