Señor Director:

En carta de ayer, el Sr. Bonacic complementa la descripción que hice, en carta publicada el lunes, respecto del proceso de aprobación ambiental que tuvo la construcción del complejo hidroeléctrico Colbún Machicura en la década de 1980.

Efectivamente, dicho proyecto fue uno de los primeros que tuvo en consideración la mitigación de potenciales impactos ambientales a la fauna, en este caso los loros tricahue, los que tal como él señala estaban siendo diezmados, no por alguna actividad industrial sino por la comercialización indiscriminada de sus crías.

Para la aprobación del proyecto se presentaron las evaluaciones ambientales y se acogieron las observaciones y recomendaciones de mitigación que hicieron los organismos técnicos correspondientes.

La diferencia, entonces, con la situación que hoy enfrentan los proyectos en sus procesos de aprobación ambiental es que, luego de que los organismos ambientales especializados los analizan y se adoptan las medidas necesarias para satisfacer las observaciones para ser aprobados, pasan a un proceso de análisis político (Comité de Ministros), que finalmente decide discrecionalmente, no en base a criterios técnicos que evalúan la conveniencia para el país y el medio ambiente de un proyecto a lo largo de su vida, sino que, en base a consideraciones de corto plazo, como las encuesta de opinión y próximas elecciones.

Es fácil imaginar que si Colbún Machicura hubiese sido rechazado, al ser sometido a un proceso político como el actual, la creciente demanda eléctrica hubiese tenido que ser satisfecha construyendo muchas plantas térmicas a carbón y no se hubiesen destinado recursos a la preservación de los loros tricahue, los que probablemente se encontrarían hoy en día en peligro de extinción. Como consecuencia, tanto los chilenos como los loros estaríamos peor.

Por lo que mi carta no pretendía hacer una parodia de los procesos de evaluación ambiental, sino que, por el contrario, intenta que estos sean reglados, imparciales y predecibles y no se transformen en una tragedia para el país.

Marcos Zylberberg Klos