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Editorial
Lunes 28 de noviembre de 2022
Crisis energética y sus derivaciones
El problema se profundiza, impacta en la gestión y popularidad de los gobiernos por escasez y encarecimiento de combustibles fósiles; afecta al bienestar y empobrece a países no productores de hidrocarburos; posterga la descarbonización y dificulta la lucha contra el cambio climático; crea tensiones en la UE y entre países, por la competencia desleal proveniente de subsidios que afectan la competitividad de sus producciones, que es el caso de los elevados subsidios en Alemania y Estados Unidos; desplaza empresas y migrantes a países que ofrecen energía más barata, y empodera a los gobiernos exportadores de gas y petróleo, principalmente Arabia Saudita y otros del Medio Oriente, no sujetos a sanciones internacionales, a diferencia de Rusia, Irán y Venezuela.
En fin, la crisis energética impacta crecientemente en la seguridad, políticas internas, ambientales e internacionales de la comunidad de naciones. Confirma las dificultades imperantes el que la COP27, recientemente concluida, obvió fijar un cronograma para dejar de utilizar combustibles fósiles.
Chile, sin riesgos de desabastecimiento de energía eléctrica, no está al margen de las repercusiones de la crisis global. En combustibles, depende en cerca del 98% de gas y petróleo importados, luego del agotamiento de las reservas propias de hidrocarburos que en los años 80 satisfacían cerca del 50% del consumo nacional.
En Chile, alrededor del 20% de la generación eléctrica proviene de gas natural importado, suministro parcialmente amenazado por desvíos a Europa de los contratos existentes, lo que originará la sustitución por carbón, cuyo precio ha subido hasta cuatro veces, y por diésel, que supera en cerca de tres veces al costo de generación eléctrica por gas. Distintos mecanismos de estabilización de precios amortiguan las alzas. Las importaciones de gas argentino alivian en parte estas carencias, pese a ser estacionales, poco confiables y dependientes de las necesidades de consumo del país trasandino.
Interesante sería conocer la estrategia de la Cancillería y de autoridades sectoriales para controlar los riesgos y dificultades descritas. Solo se conocen medidas y negociaciones puntuales, ante una situación compleja que posiblemente se mantendrá en los próximos años, independientemente de un eventual acuerdo para poner término a la invasión de Rusia a Ucrania, causa fundamental de la crisis energética.
Semejante acuerdo está lejos de negociarse, por la persistencia de Rusia en anexarse territorios de Ucrania, no obstante las heroicas defensa y ofensiva encabezadas por el Presidente Zelenski, fortalecidas por un considerable apoyo militar y económico brindado por la OTAN y el aislamiento y derrotas que sufre el gobierno de Vladimir Putin. Por ahora, lo más probable es un estancamiento en la guerra.
Contribuye al probable congelamiento del conflicto la negativa del Presidente de China de instar a Rusia a negociar, a pesar de las solicitudes que ha recibido del Presidente Macron y del Canciller Scholz, y por la exigencia del Presidente Zelenski del retiro total de las tropas rusas de Ucrania.
El poder de Arabia Saudita
Inútiles resultaron las polémicas visitas del Presidente Biden, del Canciller Scholz y otros líderes occidentales a Arabia Saudita para presionar aumentos de producción de petróleo. Al costo de legitimar a Mohamed Bin Salman Al Saud (MBS), entonces Príncipe heredero, acusado por EE.UU., según informe de la CIA, de haber autorizado el descuartizamiento de Jamal Kashoggi, opositor del régimen saudita y columnista del Washington Post, los mandatarios concurrieron a Riad, pero fueron incapaces de lograr que la OPEP anulara la disminución de producción de dos millones de barriles diarios, y así evitar recurrir a sus reservas estratégicas y poder contar con mayores disponibilidades de petróleo por la falta de combustibles provenientes de Rusia. Ante la negativa de MBS, Washington declaró que revisaría las relaciones con Arabia Saudita.
MBS y más de diez funcionarios de su régimen han sido demandados en EE.UU., en un juicio civil, por la pareja de Kashoggi. Para evitar el enjuiciamiento y la eventual condena indemnizatoria de MBS, su padre, el rey de Arabia Saudita, Salman bin Abdulaziz, lo nombró Primer Ministro, jefe de Gobierno, cargo hasta entonces inexistente. La designación, pese a las críticas de parlamentarios y activistas de DD.HH., obligó a la Casa Blanca a reconocer a MBS inmunidad de jurisdicción de tribunales extranjeros, fundado en el Derecho Internacional, en protección soberana de jefes de gobierno y diplomáticos. La administración de Donald Trump se había negado a reconocer la inmunidad que se hizo ineludible la semana pasada por su nombramiento oficial de jefe de Estado, cargo que ejercía de facto.
Referéndum sobre la independencia de Escocia
En fallo unánime, la Corte Suprema del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte negó atribuciones al Parlamento escocés para convocar a un referéndum sobre la independencia de Escocia, señalando que la convocatoria está reservada al Parlamento de Westminster. La iniciativa era promovida por el gobierno que encabeza la Primera Ministra de Escocia, Nicola Sturgeon. El referéndum anterior se celebró en 2014, bajo el gobierno de David Cameron, de común acuerdo entre ambos parlamentos, siendo rechazada la independencia escocesa por 55,3%. El gobierno británico parece resistirse a la convocatoria y autonomía escocesa, a lo menos en el corto plazo.