Señor Director:

Gerardo Varela, en su columna del sábado, sostiene que la historia del (neo)liberalismo es una historia de éxito “bajo cualquier métrica que se tome”. Sin embargo, el análisis de Varela tiene un problema de base: la “métrica” que asume es solo una, la del crecimiento económico. Con ello, ignora por completo, y más bien corrobora, la crítica de quienes se oponen al (neo)liberalismo: que la métrica económica no debe ser la única, que aquel sistema termina por subordinar toda la realidad social a la “lógica del mercado”.

¿Que el (neo)liberalismo proporciona la mejor base para progresar en las demás dimensiones de la vida humana? Es eso lo que habría que discutir si no se quiere seguir en un diálogo de sordos. Lo mismo puede decirse de la presentación sobresimplificada de las alternativas que ofrece el columnista: (neo)liberalismo versus estatismo socialista. A Hayek o Sowell se les pueden oponer no solo “intelectuales mediocres”, como califica a Mazzucato y García Linera, sino también a otros de gran talla, muchos de los cuales no son ni liberales ni socialistas.

No discuto aquí la tesis a la que adhiere Varela, sino solo su forma de abordar el debate o, mejor dicho, de no abordarlo.

Santiago Orrego
Instituto de Filosofía UC