La selección chilena está en pleno proceso de reinvención luego del término de su período más brillante y los partidos amistosos ante Marruecos y Qatar servirán para que el DT Eduardo Berizzo haga lo que debe hacer: probar sistemas de juego, intentar variantes estratégicas y, por supuesto, visualizar el comportamiento global (tanto futbolístico como personal) de aquellos jugadores que el entrenador ha observado y que piensa que pueden ser una alternativa para convocatorias donde sí se enfrente la alta competencia.
En esta fase de la labor de Berizzo y de su cuerpo técnico hay que tener templanza y tranquilidad en la crítica y el comentario porque, como decía César Luis Menotti antes del Mundial de 1978 donde llevó a Argentina al título, “los partidos amistosos sirven para moldear una estructura allí donde no hay nada”.
Claro, no es fácil dejar de lado la pasión y la preferencia personal cuando se trata del equipo de todos. La sola nómina entregada por Berizzo provocó la discusión sobre los que llamó y más profundamente sobre los que no llamó (la exclusión de Claudio Bravo fue debate nacional). Pero eso es parte del jueguito mediático que tanto gusta. No es lo esencial. Lo importante en relación al trabajo de la Roja y de su proyección es lo que se verá en la cancha en los amistosos.
Es decir, hay que mirar primero antes de emitir juicios tajantes.
Y habrá harto para observar.
Primero, si el DT seguirá en la línea exhibida en los amistosos realizados en Asia (derrotas ante Corea del Sur y Túnez, y empate frente a Ghana), donde lo táctico fue excesivamente esquemático (4-3-3 casi sin flexibilidad) y también si esa presión alta que se intentó en los partidos se puede mantener y no caerse dramáticamente como sucedió, en especial ante los tunecinos.
Por cierto que también debemos estar muy atentos en los partidos ante Marruecos y Qatar para ver si Eduardo Berizzo ha logrado al menos alguna solución a ese mal que arrastra la Roja y que quedó en evidencia en Asia: la falta de gol.
Berizzo apostó en esa gira a la generación de juego ofensivo por los costados y la presencia de un “9” de área (Ronnie Fernández fue emblemático), pero no funcionó: Chile no hizo un solo gol en los tres partidos y lo peor fue que tampoco hubo —salvo algunas opciones que se creó Ben Brereton— momentos en que el equipo quedara en posición de gol en el área contraria a través de construcción de paredes o filtración de pases.
Habrá, por supuesto, más interrogantes a responder al ver estos nuevos amistosos. ¿Jugará los dos partidos el portero Brayan Cortés o habrá rotación como en Asia? ¿Tendrá Nayel Mehssatou una nueva oportunidad para convertirse, derechamente, en el reemplazante de Mauricio Isla o Berizzo apostará por Juan Delgado? ¿Quién acompañará a Gary Medel en el centro de la zaga? ¿Podremos ver un mediocampo más de futuro con Felipe Méndez y Marcelino Núñez como ejes? ¿Serán ahora Diego Valencia y Angelo Henríquez los centrodelanteros de referencia que parece estar buscando el seleccionador?
Seguro que esto y más será lo que develaremos en estos amistosos.
De eso se trata.