Señor Director:

En la lógica, una “falacia” es un argumento que parece válido, pero en realidad no lo es. Un “falso dilema” es un tipo de falacia, que consiste en presentar dos opciones o puntos de vista —generalmente extremos— como si fueran las únicas opciones posibles, cuando hay más alternativas lógicas no consideradas.

El próximo plebiscito constitucional someterá a los chilenos a un falso dilema. Aprobar significa apoyar el proyecto de la Convención y rechazar es formal y jurídicamente optar por mantener la Constitución actual. Pero esto último es política y lógicamente falso, porque en el plebiscito de 2020 un 78% ya aprobamos darnos una nueva Constitución. Como todo “falso dilema”, confunde a las personas y permite manipular su voto o decisión. En este caso el falso dilema favorece a dos sectores. Al Apruebo, ya que el 78% de ciudadanos no quiere continuar con la Constitución actual, y puede resistirse a rechazar. También a un sector de derecha que, de ganar el Rechazo, pasará por caja a exigir que se cumpla el significado formal y jurídico de esta opción, mantener vigente la Constitución actual. Como vemos, un mismo voto de Rechazo tiene significados contrarios, querer una nueva Constitución y permanecer con la actual.

El Rechazo debe tener un significado y efectos muy claros, para que el voto sea plenamente libre e informado. Desde febrero algunos hemos insistido en que tal aclaración se acuerde y explicite antes del plebiscito, no después. Postergarla es un error. No se trata de una segunda papeleta ni de terceras vías, sino de que el voto Rechazo tenga un significado único y efectos claros, no controvertidos ni contradictorios. Tal aclaración también mitigará un poco la alta conflictividad, polarización y posible violencia que habrá en torno al plebiscito y sus resultados.

La predictibilidad y la certeza de las reglas son esenciales para el Estado de Derecho, también para la estabilidad política, económica y social del país. Hay que anticiparse ahora.

Alejandro Reyes Vergara
Abogado