Víctor Frankenstein, un estudiante de medicina en Ingolstadt, en su afán por desentrañar "la misteriosa alma del hombre", creó un cuerpo a partir de la unión de distintas partes de cadáveres diseccionados. Si bien normalmente se le conoce como Frankenstein, en realidad no posee un nombre, tan solo apelaciones como “el engendro” o “la criatura”.
El texto es un clásico y la historia es conocida. La criatura termina matando a los parientes del creador, y él mismo termina muriendo trágicamente a causa del monstruo.
El Frente Amplio, jóvenes estudiantes convertidos en diputados, entusiasmados con destruir a Piñera y a las AFP, crearon un monstruo llamado “retiros de las AFP”. No faltaron manos para ayudar a crear la criatura. Toda la oposición y una buena parte del oficialismo colaboraron en ello. Así nació el “engendro” o la “criatura”, que fue alabado por la gente, sin saber que terminaría persiguiéndolos a ellos mismos a través de la inflación y que los perseguiría hasta el final de sus vidas a través de menores pensiones.
Pero lo más importante es que en estas semanas hemos visto cómo la criatura —tal como en el libro de Mary Shelley— se terminó volcando contra sus propios creadores. El gólem que persigue a su amo. Y puso al Gobierno contra las cuerdas.
El espectáculo de la Cámara de Diputados fue grotesco. La demagogia fue total. La puesta en escena fue bufonesca. ¡Y pensar que hace algunos años nos preciábamos de la seriedad de nuestro Parlamento en contraste con los de la región!
Tal como el viejo cuchillo de Rubén Darío (“si me lo quitas me muero, si me lo dejas me matas”), pasara lo que pasara el lunes, el Gobierno perdía. Si se hubiera aprobado el retiro general, habría sido un mazazo para la economía y Marcel tenía que renunciar. Si se hubiera aprobado el retiro acotado, el Gobierno habría sido acusado de letra chica. Y el rechazo implicó que para mucha gente ello implicara una traición.
Y si bien el concepto de “traición” es fuerte (por algo el Dante les tenía reservado el peor lugar del infierno), lo que no es discutible es que haya existido traición al menos a su propio accionar. Hace 4 meses la diputada Vallejo hacía videos de TikTok en paya para denostar a la derecha exigiendo el cuarto retiro, ahora invocó los equilibrios macroeconómicos. Hace cuatro meses el diputado Boric justificaba el cuarto retiro “ante el abandono de un grupo de poderosos que no entienden cómo viven las personas” y ahora llamó a la responsabilidad fiscal, a cuidar los equilibrios macroeconómicos, a cuidarse de la inflación. Así, se puede seguir con todo el oficialismo. Diciendo “diego” donde antes decían “digo”, diciendo “digo” donde antes decían “diego”.
Es que no había una sola razón plausible para el cambio de opinión, más allá de un reconocimiento de que lo anterior fue pura y simple demagogia. Pero ello, por cierto, no se hizo. Lo que es claro es que el cambio de opinión les quita la credibilidad a las actuales autoridades y de paso frustra a quienes esperaban continuar con la borrachera.
Y el efecto político es inmenso. Es que no hay duda: de “la criatura” no se puede escapar. Y si bien por ahora no ha significado la muerte del doctor Frankenstein, el Gobierno queda muy herido, y el síntoma es su popularidad. Y en un régimen presidencial, sin popularidad es muy difícil gobernar (como bien lo sabe Piñera).
Mañana veremos una nueva encuesta. Mañana veremos una nueva caída en popularidad del Presidente.
Así, el Gobierno cierra su primer mes de la peor forma imaginable. Como decía aquel humorista del “Sábados Gigantes” de los años 80, la realidad es que “ya no habrá luna de miel”. Y el Presidente, que hace solo un mes fue vitoreado en la Alameda, tendrá que asumir —como decía aquel cantante que solía ir a ese mismo programa— “tu cariño se me va”.
Y lo que es peor: se vienen nuevos proyectos de retiros, se vienen nuevos ataques del “engendro”.
Es de esperar que a diferencia de Víctor Frankenstein, esta vez logre escapar de sus manos.