Señor Director:

Si la palabra prevaricación, en su origen etimológico, deriva según el Derecho romano de a vericando, que significa andar con los pies torcidos, cabe preguntarse si en el denominado caso “primera línea”, el hecho de dejar sin efecto una de las medidas cautelares más gravosas de nuestro sistema procesal penal, como es la prisión preventiva, de oficio, fuera de los casos en que se autoriza para proceder de esa forma y sin la presencia de ninguno de los intervinientes del proceso, se conforma con el correcto caminar que imponen la Constitución y las leyes a todos aquellos que desempeñamos la función jurisdiccional.

Juan Carlos Silva Opazo