A Francis Cagigao, director deportivo nacional, hay cosas que le aburren y cosas que no.
Lo explicó en una larga y reveladora conferencia de prensa.
No le aburre, por ejemplo, desconocer los celulares de tres jugadores que juegan en Europa, la otra vez viajó y quería reunirse con ellos, pero tuvo que llamar al representante, Fernando Felicevich, por suerte el mismo para los tres, y como no tenía los teléfonos, preguntarle a él por el paradero de los cracks.
Le aburre, en cambio, la nube espesa que irrita los ojos, nubla la vista e interrumpe el entendimiento, en cuatro palabras: la venta de humo. Y por eso pide, encarecidamente, el regreso del sentido común.
En la conferencia y con el propósito de probar la marcha de lo que denomina regeneración progresiva, recordó lo siguiente: “Está el caso de Ben, yo tuve que hacerle la pregunta de si Chile o Inglaterra, y debió pensarlo”.
La imagen que transmite es la del joven Ben, colgado al celular y dubitativo, que debe decidir entre Inglaterra, con su historia, desarrollo y protagonismo cultural y futbolístico, y el país lejano en la cintura cósmica del sur del mundo.
Cagigao, con vaporosa serenidad, pregunta: “¿Chile o Inglaterra?”.
Ben, mudo y cabizbajo, calibrando razón y sentimientos. No lo tiene claro, hay tanto en la balanza, su pasado y futuro. Y por eso el remate de lo que cuenta Cagigao: “Debió pensarlo”.
¿Habrá influido el tono mágico del gallego, los fluidos que utilizó y la confianza que transmitió?
¿Serán decisivos los silencios y pausas, en momentos así, tan fundamentales y epifánicos?
Y entonces, y por fin, la respuesta que todos conocemos.
La madre de Ben, Andrea Díaz, en junio del 2021, contó en TNT Sports que lo de su hijo con Chile empezó antes de diciembre del 2020, previo al aterrizaje de Cagigao, y fue con Reinaldo Rueda como entrenador de la selección. Con el técnico colombiano hicieron un link, conversó con la familia y el hijo ya tenía la decisión tomada: “Ben quería ir a Chile a jugar, siempre ha querido”, contó su madre. Y por eso empezaron con el pasaporte y los trámites, para estar listo cuando lo convocaran.
El que llamó para convocarlo fue Cagigao, precisamente, y Ben, en otra entrevista de TNT Sports, lo recordó, ya tenía los documentos y estaba esperando: “Fue fácil, no lo dudé”. Su madre lloró de contenta y si algo Ben no hizo fue pensarlo, porque lo tenía absolutamente decidido.
Lo de Francis, así es como le dice Ben, fue la llamada del administrativo que hace feliz a la persona que espera el contacto y responde de inmediato y sin dilación alguna. Eso indica el sentido común.
El pretendido protagonismo decisivo e incluso dramático, en una llamada donde la pregunta es esencial y la respuesta, una incógnita, todo lo anterior, ese cuento de tizne y hollín, todo eso, es venta de humo.