Paul Schrader (1946) es una figura inusual, quizás algo incómoda. De la generación de Coppola, Spielberg y Scorsese, su cine pocas veces ha conocido los niveles de popularidad frecuente en este trío. Tiene un lado duro, ascético, algo torturado o torturoso, que puede apreciarse incluso en las películas que escribió justamente para Scorsese: “Taxi driver” (1979), “El toro salvaje” (1980) y “Vidas al límite” (1999), quizá la menos interesante de las tres. De estricta formación calvinista, Schrader antes de ser director hizo crítica, fue protegido de Pauline Kael y publicó, con solo 24 años de edad, un estudio hasta hoy citado: “Transcendental Style in Film: Ozu, Bresson, Dreyer” (1971). Sus películas tienen una reconocida y explícita deuda con Robert Bresson, de quien bebe una cuidada y meditada puesta en escena, la búsqueda por las actuaciones contenidas y el esfuerzo por evitar situaciones abiertamente sentimentales. Por decirlo así, su cine está exactamente al otro lado del corazón abierto. Esto no quiere decir que sea un cineasta mental o frío, ya que ha mostrado también una vena de desagarro existencial, hondo y central a su mundo. La imagen de un hombre tratando de escapar de su pasado, en busca de redención, es quizás el gran leitmotiv de su cine, de ahí que este abunde en cárceles, en rejas o encierros que acosan a sus protagonistas, como hacen ver G.C Macnab y Rob Edelman en “Film directors” (1998).
“The card counter” (2021), su última película, estrenada en el Festival de Venecia y aún por llegar a Chile (debiera aparecer por Amazon Prime y Google), es un perfecto ejemplo de estas tensiones. En ella, William Tell (Oscar Isaac) es un exmilitar que, luego de una condena de ocho años y medio por su participación en torturas llevadas a cabo en Abu Ghraib, se dedica a jugar en casinos de Estados Unidos y ganar modestas sumas que le permiten moverse de pueblo en pueblo, mientras no deja de sentirse acosado por el horror de su pasado. Tell, en ese sentido, es un típico personaje de Schrader. La posibilidad de redimirse aparece cuando se topa con Cirk (Tye Sheridan), un joven perdido, hijo de otro militar de Abu Ghraib, que elabora un plan para vengarse de John “Gordo” (Willem Dafoe), consultor civil que formó tanto a Tell como al padre de Cirk en los brutales métodos de los interrogatorios.
La trama puede parecer algo inverosímil a primeras, pero Schrader filma con tal estilizado realismo, tal precisión de recursos y tal control sobre el flujo que cuesta no sentirse absorbido por el relato. Solo los sueños o flashbacks hacia Abu Ghraib parecen excesivos, demasiado enfáticamente “dementes”, como si pertenecieran a otra película, distinta de la actual, donde los gestos son contenidos, los silencios son elocuentes y el presente tiene una atmósfera siniestra, opresiva, escasa de sol y de cielos, que solo parece vivir en la noche eterna de los casinos. El Estados Unidos que así se revela es de croupiers pálidos y jugadores que se ocultan detrás de anteojos, gorros, pintas muy expresivas que revelan una buscada marginalidad del mundo productivo, diurno o familiar. Los casinos, para Schrader, son un territorio aparte, separado, en los márgenes, tal como el mundo de los exmilitares al que Tell y Gordo pertenecen. Y, sin embargo, si uno es una manifestación perfectamente legítima del capitalismo, el otro ha sido central para la política de Estados Unidos. El director establece así vínculos sombríos y desesperanzados entre ambos ámbitos de la vida norteamericana, una suerte de dependencia no explícita ni evidente pero real. Para que no queden dudas de sus intenciones, entre la fauna habitual de los casinos Schrader incluye a Mr. USA (Alexander Babara), un jugador vestido completamente con los colores y señas de la bandera de Estados Unidos, gritón e irritante, que sin embargo es muy exitoso en el póker. Bajo esa particular atmósfera de luces artificiales, bares solitarios y muebles impersonales, el intento de Tell por encontrar algo parecido a la pureza, el amor y a la reconciliación consigo mismo cobrarán, como es posible imaginar, un precio muy alto.
“The card counter”
Dirigida por Paul Schrader
Con Oscar Isaac, Tiffany Haddish y Tye Sheridan
Estados Unidos, UK y China, 2021
111 minutos.