Señor Director:

La conocida expresión del rey de España, don Juan Carlos, “¡Por qué no te callas!”, refleja la exasperación que se siente ante una verborrea, demasiado frecuente en nuestro país, que se expresa en frases violentas, porque ataca a las personas o hace frecuentes propuestas que son muy malas políticas públicas. Nos referiremos a la violencia.

Muchos han comentado, con suposiciones casi injuriosas, la decisión de incorporarse de lleno a la campaña electoral de la ahora expresidenta del Colegio Médico. Otros han planteado, en el mismo tenor, su rechazo a las modificaciones que están haciendo los candidatos a sus programas de gobierno. Esos ejemplos grafican la mala onda ambiental, de la cual los dirigentes políticos, gremiales, los constituyentes y artistas, entre otros, podrían o deberían hacer el esfuerzo por arrancar.

Si se dice o hace algo que uno considera equivocado o necio, no es necesario ni apropiado ofender a la persona que lo hizo. Es diferente tratarlo mal con ofensas que plantear que es un error, el contexto lo empujó, tiene una tozudez enorme, es impulsivo, etc. Suponer intenciones en este tiempo es particularmente desafortunado, por ese mal ambiente que señalamos.

Es conveniente recordar la conocida y muy antigua frase de Sócrates: “es preferible cambiar de opinión que mantenerse en la errónea”. Por supuesto, no se trata de seguir el planteamiento de Groucho Marx, “si no te gustan mis principios, no importa, aquí tengo otros”, pero es muy distinto mantener los valores que tomar posición sobre una cuestión contingente. En eso, debe mirarse la consistencia, y no denostar la dignidad de esas personas.

Respecto de malas políticas públicas, considero incomprensible insistir en una pésima política, como es seguir retirando recursos de los fondos de pensiones. Trato de no ofender a sus proponentes y espero, con poca esperanza, que no me injurien.

En un momento clave para nuestro futuro, los dirigentes deberían separarse de las agresiones que se hacen en las redes sociales, con frecuencia transformadas en un resumidero de lo peor de los sentimientos humanos. Pedir guante blanco sería muy ingenuo; promover el uso de manoplas es inaceptable.

Hugo Lavados Montes
Profesor de Economía