Curt Goynes (Don Cheadle) es un exconvicto que necesita cometer un delito rentable para poder huir de la amenaza de Watkins, un veterano capo de la mafia negra. Ronald Russo (Benicio del Toro), otro delincuente, también anda en busca de un buen golpe porque se ha liado con la esposa de Capelli, el peor mafioso blanco. El tercero, Charley (Kieran Culkin), es un listillo violento. Quien los reúne es Jones (Brendan Fraser), intermediario de un mandante desconocido, que les ofrece unos miles de dólares por un trabajo de tres horas.
Es el Detroit de 1954, nido de la industria automovilística. El encargo es este: secuestrar a la familia de Matt Wertz (David Harbour), ejecutivo de General Motors, llevarlo a sus oficinas y obligarlo a que robe la caja fuerte de su jefe. Por supuesto, las cosas se complican y empiezan a escalar en la misma medida que aumenta la codicia de los ejecutores. Contra lo que creen, en la famosa caja fuerte no hay dinero, sino el plano de un secreto de la industria automovilística.
El guionista Ed Solomon ha tomado uno de los primeros casos de colusión industrial a gran escala para construir esta historia donde los bandidos se van pareciendo cada vez más a los ejecutivos empresariales, entreverados a su turno con los grandes jefes mafiosos. Es una intriga abarrotada de traiciones, juegos dobles y trampas, donde impera sin contrapeso la ley de la codicia.
Sería fácil que derivara en un enredo incomprensible. Pero el cineasta Steven Soderbergh es un gran narrador, especialista en relatos laberínticos —Traffic, La gran estafa—, y por si fuera poco, sintético y directo. De Soderbergh se puede esperar siempre claridad expositiva, acompañada con una especial audacia visual.
En
Ni un paso en falso vuelve a emplear el seudónimo de Peter Andrews para ser su propio director de fotografía. Y ha decidido rodar casi todo el metraje con lentes de gran ángulo (a ratos “ojos de pescado”) que tienden a curvar los extremos. El efecto es el de un universo esférico y muy pronto se comprende por qué: es una manera pertinente —y expresionista— de representar la corrupción capitalista, donde no hay arriba ni abajo, ni bordes ni límites, un mundo que implosiona y carece de escape. Allí habitan todos los protagonistas de esta película sardónica y ligera, ágil y oscura.
Es verdad que, por su propia audacia,
Ni un paso en falso tiene algo artificioso, demasiado planificado, sobreescrito. Pero es el tipo de artificio que funciona con tanta velocidad, inteligencia y fluidez, que es un agrado verlo.
No sudden move
Dirección: Steven Soderbergh.
Con: Don Cheadle, Benicio del Toro, Kieran Culkin, David Harbour, Jon Hamm, Craig muMs Grant, Brendan Fraser,
Julia Fox.
115 minutos.
En HBOMax